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Dedicado a los ecolotontos

Dedicado a los ecolotontos

Enviado por Jamin el 03-11-2015

Sábado 9 de octubre. Cacería en el área 3. Zona con bastante jabalí pero muy densa y sucia. Empieza la mañana regular. En la reunión de cazadores muchas faltas. Unos porque ese día trabajan, otros porque se cogen el puente de vacaciones y otros…simplemente porque no han ido.
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Sábado 9 de octubre. Cacería en el área 3. Zona con bastante jabalí pero muy densa y sucia. Empieza la mañana regular. En la reunión de cazadores muchas faltas. Unos porque ese día trabajan, otros porque se cogen el puente de vacaciones y otros…simplemente porque no han ido. En definitiva, pocos cazadores para una mancha que necesita muchos.

La decisión…la única posible. Poner los cazadores intentando cubrir la máxima zona  aunque se sabe que se dejará mucha salida a los guarros.

A las 8:45 más o menos ya están los cazadores fuera de los coches (al menos el cazador de este relato). Toca  caminar, no de una forma exagerada, pero por muy mal sitio. A los vecinos de esta zona antiguamente se les llamaba los “trolleros” (no sé si con doble l o con y), que era una forma de denominar al barro.

Asturias de por si es zona húmeda, pero esta es una de las zonas más húmedas que conozco. Las sendas son intransitables. Cada 50 metros hay unos barrizales que son imposibles de pasar sin enterrarse 40 cm en el barro. Cada poco se ven bañas de jabalís, unas más otras menos usadas pero el camino está jalonado de ellas. Es necesario, al llegar a estos embarraderos, el salirse de la senda y, bien saltando a los prados, o bien metiéndose en la espesura del monte, sortearlas pues son intransitables. Un recorrido de poco más de 2 km se convierte en un viaje de más de 90 minutos por las dificultades del camino. Se avanza dejando los primeros puestos y dejando a la suerte que el cazador pueda ver la pieza, cosa…no muy fácil debido a la distancia entre puestos y la densidad de la vegetación.

Sobre las 10:30 llegan los dos últimos puestos de esta zona. Ya vemos por debajo de nosotros a los que vienen por el otro lado y nos dividimos como podemos para comunicar con ellos. Se da aviso a los perreros de que está cerrada la mancha como buenamente se puede y que pueden comenzar a entresacar.

Rápidamente avisan los perreros de una gran cantidad de movimiento en la zona la noche anterior . Mucho rastro de pasteo pero sin poder definir exactamente entradas ni salidas. Se decide soltar los perros y que ellos hagan su trabajo. Pocos minutos después ya comienzan las ladras conocidas y se advierte de que ha habido levante por el “cante” de algunos perros.

El cazador de esta historia advierte un movimiento en el centro de la mancha que pudiera ser algún jabalí escapándose de los perros, y pocos segundos después, entre la maleza, divisa el color blanco de un perro que va cantando. Calcula la dirección y avisa a los dos cazadores que cierran esa zona de un posible acercamiento a ellos. Pasan los minutos y salta el aviso por las emisoras. El jabalí ha pasado entre dos puestos sin tirarle. Uno de los puestos consiguió verle el lomo y dice que es grande pero solo le vio de pasada sin tiempo a tirar.

Pero no acaba así la cosa. El perro que va detrás, perra en este caso, también les ha pasado sin darles tiempo a cogerla. El cazador de esta historia avisa al compañero que tiene por encima y, conocedores de que la dirección del jabalí y los perros los lleva  directos a unas carreteras, calculan que girará sobre su derecha y se meterá a una zona muy sucia que tienen pasado el arroyo de sus espaldas. Sin más palabras ambos comienzan a desplazarse lo mas rápidamente posible en dirección a ese arroyo para intentar recuperar el perro (perra como decía en este caso, la Tula más exactamente, con la que el cazador en cuestión se lleva bastante bien pues la usa para cortar en ocasiones).

Por la emisora advierten los perreros de la importancia de impedir que la perra entre en esa otra mancha, pues se cuenta con muy buenos fundamentos que en ella podamos tener más jabalí, y si entrase lo más normal sería que los moviera.

Tras dos caídas por resbalones en el mal terreno se llega al arroyo. El otro cazador, algo más joven y algo, o bastante, más ágil, se ofrece a subir a la parte alta del arroyo mientras nuestro cazador se desplaza sobre su derecha, intentando cortar hacia arriba una zona muy sucia con piornales que lleva directo a una campera semidespejada, donde se puede cortar a la perra si va en esa dirección. La esperanza de cogerla es más bien pequeña. Mucho terreno y muchos sitio por donde pasar, y todo ello si han acertado en sus suposiciones y el jabalí ha decidido ir en esa dirección, cosa que no está ni medio clara.

Cuando el cazador está subiendo hacia el sitio previsto suena la emisora: “estoy oyendo a la Tula, parece que va en tu dirección”. Redobla un poco, lo que puede, el esfuerzo, y consigue llegar sin aire (maldito tabaco) a la zona pretendida, y ya allí puede escuchar débilmente el cante de la perra. En un primer momento da la impresión de que muy lejos y en la otra ladera, pero es efecto del eco y de que la perra está en ese momento en el arroyo y se escucha mejor el eco en la ladera de enfrente que el propio ladrido a causa del terreno.

Una vez convencido de que está en su zona, comienza a mirar los posibles atajos para poder coger a la perra. Mientras mira cree observar un movimiento en los piornales unos 150 metros por abajo y un poco a su derecha. Según mira, Dios, sube el jabalí. Al desplazarse, mientras carga el rifle, ve una salida muy marcada unos 20 metros por debajo y confía en la suerte de que aquella sea la salida. Pasan unos minutos de tensión y fuertes latidos del corazón. Unos de la emoción de la caza, otros del esfuerzo y casi todos por culpa del tabaco.

Desde allí no puede ver el piornal con la perspectiva necesaria para saber si se mueve en esa dirección o no. Ya se oyen los ladridos de la perra en esa cara del valle. El jabalí tiene que estar muy cerca si es que va a salir allí. De repente se escucha una respiración muy fuerte, como la de un perro cuando esta muy cansado. Pero el perro se oye cantar aún a unos 100 metros o más. No es el perro. Se mueven las escobas del piornal y aparece una cabeza negra con bastantes pelos blancos y se queda quieta mirando la pequeña zona despejada que tiene delante. El visor en 2 aumentos y la cruz ya centrada en esa cabeza. El seguro ya retirado y el dedo comienza a presionar.

¿Qué pasa? Algo se mueve. Por la izquierda de esa cabeza y por abajo aparecen dos cabezas más. Dos cabezas de unos bermejetes de unos 15 kilos. Ya sacados y capaces de subsistir sin la madre si fuera necesario. Pero algo pasa en la cabeza del cazador. La jabalina está tan cansada que no salta aún a la zona limpia. Y en ese momento aparece el tercer bermejete que sale entero al claro. La jabalina sale lentamente junto a los otros dos guarretes. El tiro es fantástico, incluso con muchísimas posibilidades de poder abatir las 3 piezas permitidas en el mismo lance. ¿Qué pasa?. ¿Por qué no dispara?. El cazador está recordando que tiene un nieto de 11 años que sin madre se criaría, pero con madre lo hará mejor. Quita el dedo del gatillo. Saca el seguro y corre a cortar la perra cuando llegue allí. La jabalina y bermejetes salen como alma que lleva el diablo al sentir el movimiento y el cazador da una última mirada a los guarretes mientras les desea se críen fuertes para que en una o dos temporadas le ofrezcan un buen lance. Consigue coger la perra que ya viene agotada y no ofrece mucha dificultad, y se va a la junta con los demás. Algún cazador no está demasiado de acuerdo con la actitud de éste dejando marchar a la jabalina. Pero el cazador sigue con una sonrisa pensando en que quizás su nieto desde casa acaba de salvar a unos guarretes de una malcrianza por faltarles la madre. No matamos nada ese día, pero al final del día y tras mucho caminar y pelear con el barro y estando muy muy cansado el cazador seguía con una sonrisa en la cara y, por extraño que parezca, sabiendo que tenía el apoyo de la mayor parte de los compañeros en su decisión.

¿De verdad somos tan malos como nos pintan lo ecolotontos?

En la foto se ve en rojo la mancha a echar, con dos cruces rojas donde estaban los cazadores de la historia. En azul el recorrido a cortar el perro y en verde el recorrido de los jabalís aproximado. Las cruces azules y verde el lugar del lance.


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