Triste regreso
Enviado por José Manuel Ávarez Mayo el 15-03-2024
Marzo es el mes de la vuelta al río de muchos pescadores, y señaladamente de los que tenemos a los salmónidos en la diana de nuestros afanes. Ante ello cualquiera podría suponer que en estas fechas andaríamos poco menos que ebrios de felicidad, y desde luego ufanos y pletóricos ante la estupenda oportunidad renovada cada año. Pero desgraciadamernte no es así. Y no es así porque volver al río cada vez es más triste, por más que se antoje difícil a causa de la dramática y prolongada evolución de los hechos.
En mi región asturiana, y me consta que también en muchas otras de España, desde hace dos décadas cada vez hay menos peces en los ríos. Y en la actualidad la situación es verdaderamente dramática. La nefasta gestión que permite la proliferación indiscriminada de predadores nos ha traído hasta aquí, y por desgracia en el corto plazo no hay esperanza de que cambien las cosas.
Sin embargo estos días recuerdo mis primeros años de pescador, o por mejor decir de truchero, pues cuando con 11 años me bauticé en el río ya distaba bastante de ser un neófito en materia de calamares, lubinas o sargos. Y lo recuerdo porque en aquellos felices años es difícil describir la excitación y el nerviosismo que me invadían los días previos al desvede, contando primero las semanas, luego los días, y finalmente las horas.
¡Qué lejos ha quedado todo! Uno se ha hecho mayor casi sin darse cuenta, y además ha tenido que asistir al declive paralelo, pero en este caso evitable y absurdo, de los ríos y sus más señalados moradores. Y matizo bien esto, porque cormoranes, garzas, nutrias o visones nunca conocieron tiempos mejores. Sí, es muy triste, pero también nos han robado la ilusión.
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