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El Ciervo (Cervus elaphus)

El Ciervo (Cervus elaphus)

Enviado por Tuslances.com el 21-09-2013

Quien ha sentido la fortuna de estar presente y oír el bramido de un ciervo macho en berrea difícilmente  puede olvidar este gran espectáculo. La emoción que se experimenta es de las que permanecen por mucho tiempo grabadas en la memoria de los cazadores o de los simples observadores provistos de prismáticos.
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Orden: artiodáctilos
Familia: cérvidos
Nombre científico: Cervus elaphus

El ciervo representa la última frontera de la caza, y no tan sólo en España. Cuando asoman los primeros fríos y las lluvias de septiembre, los fuertes bramidos de los ciervos en celo son como un resorte que impulsa a los apasionados por la naturaleza (cazadores o no) a observar de cerca el comportamiento de estos imponentes animales.

Quien ha sentido la fortuna de estar presente y oír el bramido de un ciervo macho difícilmente  puede olvidar este gran espectáculo. La emoción que se experimenta es de las que permanecen por mucho tiempo grabadas en la memoria de los cazadores o de los simples observadores provistos de prismáticos.

Origen evolutivo, taxonomía y distribución

Los antepasados de los cérvidos (procedentes del tronco de los Artioáctilos) eran ungulados de pequeño tamaño, sin cuerno y con largos caninos. La familia Cervidae adquiere la diversificación que hoy la caracteriza, hace de 10 a 4 millones de años. Durante su evolución se observa una tendencia a usar los espacios abiertos y a comer hierba en las praderas. Esta tendencia va a asociada a la vida en grupo y la aparición de sistemas sociales más complejos.

Existen en la actualidad 38 subespecies de cérvidos distribuidos por todo el mundo. Una de ellas es el ciervo común o ciervo rojo (Cervus elaphus). Este ciervo es autóctono de Eurasia, donde se encuentra ampliamente distribuido y diferenciado en 20 subespecies. Una de ellas es el C.e. hispanicus que ocupa la Península Ibérica, donde predomina en las sierras que bordean a la Meseta, sobre todo a la Meseta Sur, encontrándose una buena parte de ellos en Sierra Morena, Sierra de Cazorla y Segura, Sierra de San Pedro, Cordillera Oretana o Montes de Toledo y Sistema Central.

¿Dónde vive?

El hábitat del ciervo es una estructura mixta de vegetación herbácea en praderas abiertas y zonas boscosas. Es una especie de gran plasticidad, que se adapta con facilidad tanto a zonas llanas y abiertas como a bosque y áreas de montaña.

Existe en las montañas una zona que tiene un encanto particular. Es aquella zona donde el bosque empieza a aclararse, y los alerces, pinos y abetos forman masas menos tupidas, dejando sitio a los pedregales y a las nieves de cota alta. Esta es la zona del ciervo en la alta montaña.

Cómo está constituido

Ágil saltador y velocísimo corredor, el ciervo tiene patas fuertes, con pies dotados de pezuñas estrechas y puntiagudas; las uñas posteriores están bastante más desarrolladas en el macho que en la hembra. La longitud del pie anterior varía entre los cuatro y los ocho centímetros, según la edad.

Las orejas son grandes y móviles. Los ojos, altamente expresivos, tienen en la parte anterior una pequeña hendidura a la cual llega el canal terminal de la glándula lacrimal, que emite, especialmente en la época de calor, un líquido fuertemente oloroso.

El color del pelaje varia en función de la edad y de l estación del año. Los pequeños, hasta 6-7 meses, tienen el manto rojizo, con manchas claras. Tras el año de edad, el pelo del ciervo es rojo-pardusco, tendiendo a leonado en verano y a gris-pardusco en invierno. Las patas posteriores son de color amarillento, mientras la parte inferior del cuerpo es más clara.

Su complexión es una perfecta fusión de potencia y elegancia, desde la cabeza (achicada y con el clásico hocico circular) hasta la cola (recta y con flecos). Este conjunto de músculos está cubierto por pelo largo y rígido, mezclado con vello. Sobre la cabeza y sobre el dorso, una especie de crin contribuye a darle un porte majestuoso.

Es un animal robusto y ágil, el mayor de los cérvidos que habitan en España. Tiene un peso medio de 100-180 kg. Pero a su vez es el menor de los ciervos que hay en Europa, donde pueden alcanzar los 250 kg.

La alzada a la cruz es de 120-150 cm y su longitud de 160-250 cm. Las hembras son más pequeñas que los machos.

La cornamenta

Las cuernas son apófisis óseas del hueso frontal. Sobre este hueso frontal se conforma un anillo de crecimiento de tejido mesoepidérmico, que todos los años, tras la caída de la cuerna del año anterior (desmogue), en torno a los meses de marzo-abril, vuelve a crecer. Durante el crecimiento las cuernas están recubiertas con una epidermis con pelos finos y suaves, muy delicada, llamada “borra” o "terciopelo" y un paquete vásculo-nervioso, por el cual circulan importantes vasos sanguíneos. Al terminar el crecimiento de la cuerna y estar totalmente formada, el venado se desprenderá de esta piel que la ha estado resguardando durante el crecimiento. La cuerna se habrá convertido en hueso endurecido. Es entonces cuando el animal se resfregará contra los árboles y ramas para deshacerse de esta borra, dejando al descubierto su nueva cornamenta. A finales de verano será cuando se haya desprendido totalmente de esta piel, estando ya la cuerna preparada y lista para el nuevo celo y poder competir. En la nueva cuerna se verán unas rugosidades denominadas "perlas" o “perlado” y unos canales, por donde circularon los paquetes vásculonerviosos. Esto dará lugar a una rugosidad característica, valorada a la hora de puntuar el trofeo.

A este fenómeno de desprenderse de esta capa que recubre las cuernas se le conoce como “descorrear”. Esa borra o terciopelo se le va desprendiendo poco a poco en tiras, como consecuencia de los rocetones que se da el venado con su cuerna contra árboles y ramas para quitársela. Le pica, le molesta. Por eso las restriega.

El crecimiento anual de la cuerna en el ciervo tiene lugar durante la primavera y el verano, de forma que el ciervo tiene cuernas desde agosto hasta marzo-abril, lo cual determina su aprovechamiento cinegético. Dado que el desarrollo de la cuerna tiene lugar durante muy pocos meses, esto supone unas elevadas necesidades de calcio y fósforo, parte de las cuales serán cubiertas con las reservas óseas de estos minerales.

La cuerna, además de servir a los machos como armas para el combate en el momento del apareamiento y en el establecimiento de la jerarquía social y para conseguir alimentos como la bellota, juega un papel importante como regulador metabólico y térmico.

Cada vez que crece una nueva cuerna va aumentando su desarrollo en cuanto a grosor, tamaño y número de puntas, hasta que el animal alcanza cierta edad, en cuyo caso se da la regresión, siendo cada vez de peor calidad.

Las cuernas están implantadas sobre un pivote óseo por una base más o menos amplia y muy rugosa, que es la roseta. A partir de un tallo central, palo o vara, se van a formar las diferentes bifurcaciones llamadas puntas. La primera, luchadera, sale hacia adelante horizontalmente y un poco hacia afuera. Por encima de la luchadera está la contraluchadera, muy variable, frecuentemente rudimentaria o ausente. En el medio del tallo se encuentra la punta central, o candil. La punta lobera existe a veces entre la punta central y la corona, no obstante falta frecuentemente o está incorporada a la corona. En la extremidad superior, variando según el número de puntas, se encuentra una horquilla (de dos puntas) o una palma (más de dos puntas). Una palma rica en puntas forma la corona.

Los desmogues nos irán dando una idea de la calidad de los venados del coto. En condiciones normales, las cuernas irán aumentando su desarrollo hasta la edad de regresión, que está aproximadamente en los 10 años, aunque varía dependiendo de las condiciones ambientales. Esa edad por tanto, podría ser la óptima para conseguir un pleno desarrollo del trofeo.

La cuerna de los venados aparece en el segundo año de vida, dando el venado de primera cabeza. Este venado de primera cabeza puede ser vareto (si solo tiene varas) u horquillón (si presenta horquilla al final de la cuerna). En el tercer año de vida tendremos un venado de segunda cabeza.

Con carácter genérico, la primera cuerna (primera cabeza) de un animal macho suele consistir en las típicas varas, es decir, no tiene ramificaciones, de aquí toma el nombre de vareto, aun cuando se han citado casos excepcionales de ramificaciones en ejemplares de primera cabeza (segundo año de vida) con hasta ocho puntas, que es la cuerna típica de la segunda cabeza, siendo típicas de los ejemplares entre 3 y 4 años las cuernas con doce puntas, alcanzando su máximo desarrollo en la madurez de su vida, que se estima está en torno a los 10 años, como ya se ha apuntado.

Valoración de las cuernas

El tamaño y la prestancia de la cornamenta dependen de factores hereditarios, del hábitat y de las condiciones de vida del animal.

Los datos sobre las medidas y el peso de las cuernas del ciervo constituyen los elementos en los que se fundamenta una ciencia particular, la trofeística.

Entre los elementos que concurren en la clasificación de un trofeo están el peso, la longitud de las luchaderas, longitud de los candiles, circunferencia de la roseta, perladura, color. También es importante a apertura, que refleja la distancia, en el punto más ancho, entre las dos cuernas, y se valora en proporción a la longitud éstas. Recomiendo la lectura del reportaje publicado en esta web sobre la cuerna del ciervo para mayor información sobre la valoración y medición del trofeo de la cuerna de ciervo:  La Cuerna del Ciervo- tuslances.com

Sus costumbres

Durante las horas centrales del día, el ciervo emplea una buena parte del tiempo en su lecho, rumiando y durmiendo, con la cabeza alta o girada hacia las patas posteriores. Cuando se acerca el ocaso, se levanta, se despereza durante un rato y se traslada al pastizal en los márgenes del bosque.

Se desplaza en manada, en hilera, normalmente guiado por una hembra anciana sin prole. Los sujetos que la siguen ponen los pies en las huellas del ejemplar que les precede.

La cantidad de alimento que asimila diariamente es muy elevada. Brotes, frutos, juncos, bellotas , castañas y moras son los principales elementos de la dieta alimenticia del ciervo.; pero cuando el alimento escasea o la nieve lo cubre todo, el ciervo come, con gran avidez, la corteza de los árboles que encuentra a su camino. Este es el motivo de que, en muchas zonas, un número excesivo de animales, más que representar un hecho positivo, sea causa de serios daños para la agricultura y para el patrimonio forestal.

En estos casos límite, la caza selectiva se vuelve absolutamente necesaria, en ausencia de los predadores naturales del ciervo, como el lobo.

El ciervo es muy rutinario en sus hábitos. El animal utiliza siempre los mismos senderos, frecuenta los mismos lechos durante el día y abreva en las pozas que conoce de memoria. Solamente si se ve fuertemente molestada, la manada abandona estas costumbres y efectúa argos desplazamientos. Incluso de un valle a otro.

La reproducción

El periodo de celo es uno de los fenómenos más sorprendentes que tiene lugar en el escenario del bosque. Desde mediados de septiembre y durante todo octubre, el bosque retumba con el fuerte bramido de los machos, audible a gran distancia. Con este bramido, el macho lanza un desafío a los demás y busca atraer un gran número de hembras. No es una empresa fácil, y a menudo el ciervo se ve obligado a defender este privilegio con violentas luchas a cornadas.

Reunidas las hembras, se produce el acoplamiento: rápido y repetido muchas veces, incluso de noche, pasando de hembra en hembra y emitiendo fuertes bramidos. Cuando el macho esta seguro de haber cumplido completamente con su deber, se aleja de la manada. A menudo llegan entonces los más jóvenes, que finalmente tienen “campo libre”.

El celo de la hembra dura una semana o poco más. La gestación es larga: unas 34 semanas, transcurrida las cuales la hembra se aleja para dar a luz en un lugar resguardado. Suele alumbrar un solo cervatillo, que nace entre finales de mayo y principios de junio. El neonato permanece en el lecho dos o tres días. Las crías acompañan a sus madres hasta los dos años aproximadamente. Mientras que los machos de segunda cabeza (tres años) se separan ya de la madre, una hembra de tres años puede continuar en el grupo familiar.


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