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MONTERÍA FINCA LAS PERDIGUERAS (LA 2ª DE LA TEMPORADA)

MONTERÍA FINCA LAS PERDIGUERAS (LA 2ª DE LA TEMPORADA)

Enviado por Montero el 31-10-2010

El Domingo pasado, 31 de Octubre, volvimos por tierras manchegas a montear “Las Perdigueras”. La finca está en la frontera entre Córdoba y Ciudad Real, cerca del término municipal de Santa Eufemia. La frontera la marca el Río Guadalmez. Santa Eufemia es el lugar elegido por la orgánica para hacer el sorteo matutino y el desayuno, siempre en el mismo Bar. El sorteo fue puntual a las 9 de la mañana, en la terraza del bar.
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El Domingo pasado, 31 de Octubre, volvimos por tierras manchegas a montear “Las Perdigueras”. La finca está en la frontera entre Córdoba y Ciudad Real, cerca del término municipal de Santa Eufemia. La frontera la marca el Río Guadalmez. Santa Eufemia es el lugar elegido por la orgánica para hacer el sorteo matutino y el desayuno, siempre en el mismo Bar. El sorteo fue puntual a las 9 de la mañana, en la terraza del bar. Ipso facto, tras el sorteo, fuimos entrando todos los cazadores en el salón habilitado, dispuestos a meternos entre pecho y espalda el plato de migas. Migas, huevo frito, chorizo, torreznos,…Un desayuno rápido porque las armadas salían pronto, hace mucho calor y cuanto más tarde se haga peor. Se termina el desayuno y no hay tiempo que perder, una a una salen las armadas.

Bromas durante la salida de las armadas

Con la ilusión de un nuevo día de caza.

Saliendo las armadas

Nosotros éramos traviesa, de las últimas en salir, teníamos el 10 de Cerro Melón. Un trecho en coche bordeando la mancha por un carril polvoriento (es que no llueve nada, está el campo seco) y otro cacho bueno a pie, tras dejar los coches cerca de la casa donde más tarde tendría lugar la comida. Uno a uno se fueron quedando todos los puestos, hasta que llegamos al nuestro.

Colocando la armada de Cerro Melón.

Estábamos en un llano a pleno sol, con una encina centenaria bajo la cual nos protegíamos del sol. Enfrente nuestra en cerro con mucho monte y muy apretado, donde era prácticamente imposible ver res alguna. Detrás otro cerro a unos 300-400 algo más claro, separado de nosotros por un terreno ondulado totalmente limpio de matorral, un sembrado.

En nuestro puesto, cerro de detrás, separado por el llano.

Al poco de llegar allí soltaron perros en el cerro de detrás. A los 5 minutos levantaron un cochino que estaba allí encamado. Era un cochino grandecito. Estaba a tomar por saco como para poder tirarlo, así que disfruté con el lance de la persecución por parte de los perros. Poco después varios tiros, de las armadas que estaban allí colocadas. Desconozco la suerte que correría el guarro. El día estaba resultando entretenido, puesto que a parte del guarro este, recreé la vista con dos liebres que pasaron al lado de mi. Carrerita y se paraba, carrerita y se paraba. Menudas orejas tenían! Perdices volando sobre nosotros, perdices bravías.

A ver quién encuentra la liebre, os aseguro que se ve.

Mi padre en el puesto.

En una de estas vemos un perro, un mastín que se dirige por el llano derecho hacia nosotros, con una lengua que se la pisaba. Supuse que era uno de los perros que se habían pegado el carretón detrás del cochino. Venía el animalito jadeando. Llega a nosotros, nos mira, se acerca a la encina y se tumba el pobre pegado al tronco en la sombrita. Se tiró allí unos 20 minutos cogiendo aire. Le dimos un poquito de agua. Nos miró como agradeciendo el gesto. Pero era incapaz de levantarse de allí. Totalmente despatarrado, jadeando, la lengua fuera y la campanilla que le colgaba del cuello sonando por el movimiento provocado por los jadeos. Cuando cogió un poco de aire, cogió se levantó y se alejó despacito. Sigue haciendo un calor tremendo a las alturas de año que estamos, monteando 30ºC a finales de Octubre.

El perro llegando al puesto

El perro en la sombra de la encina.

Mi padre junto al perro.

A mitad de la montería decido que ha llegado la hora de sacar el bocata. Hoy toca bocata de jamón y una cocacola. Me siento en mi sillita y cuando no llevo ni dos bocados escucho dos tiros procedentes del puesto de al lado, del 11. Pego un bote de la silla, el bocata a tomar por culo, me levanto, me preparo, miro para todos lados, y veo por casi en lo alto del todo del testero de enfrente unas cuernas. Joder, un venao! Se me tapa, alcanzo a verlo de nuevo de refilón, le pego un tiro, nada, se me tapa otra vez, no lo veo, sigo pendiente, visto y no visto adivino unas cuernas entre en el monte, pero ya no me da tiempo a tirar. Se fue el venado. A seguir con el bocata, lo recompongo como puedo, le pego untar de soplidos y a comer.

El testero de enfrente donde tiré el venado (por la parte alta).

Por delante sentí ruido varias veces a lo largo de la mañana, pero era imposible ver nada. Los perros tampoco entraron por allí, así que difícilmente lo que allí anduviera iba a salir a tiro. A última hora ya de la mañana, llegó uno de los lances que más tardaré en olvidar, pero por lo fallido de él. En el cerro de atrás escucho ruido, un cochino corriendo cuesta abajo que se las pelaba! Poco antes de llegar al llano, donde había una alambrada, el del puesto 11 no tiene otra cosa que pegarle un tiro al cochino, cuando éste nos venía de frente y lo que es más grave, estaba en nuestro puesto. Pues bien, le pega un tiro, lo falla, se cuela por debajo de la malla como si no existiera, cruza el arroyo, sigue de frente hacia nosotros,  yo lo aguanto un poco hasta que esté más cerca, a unos 80 metros le tiro el primero, lo fallo; el segundo, más cerca, a unos 60 metros, también lo fallo; todo esto el guarro cruzando por un pelao como un campo de fútbol; le pego un tercero y un cuarto tiro, y ni rocé pelo. El guarro se fue al trote cochinero como si fuera sabedor de que aquel no iba a ser su último día. Luego, al cruzarse al puesto 11, recibió otro tiroteo. Los inconscientes pegaron 3 tiros al guarro en línea con nosotros y tirando al filo de un viso. Nos pasaron las 3 balas silbándonos por encima nuestra. Cuerpo a tierra!! Le grité a mi padre. Me cago en sus muertos, esta gente está chalá perdía! Total que el guarro se les fue también y nosotros salimos vivos gracias Dios.

El rato que quedaba hasta el final de la montería fueron los minutos de la basura, aunque todos sabemos que en estos minutos no es raro que salga un bicho zorreado, y que a muchos les pilla guardando los rifles en sus fundas. Terminó la montería, recogimos nuestros bártulos y nos fuimos de vuelta a los coches. De camino nos paramos en el puesto 8, donde el amigo Andrés se había hecho con un bonito venado de 12 puntas.

Andrés y su compañero de puesto junto con el venado que abatieron.

Tardamos poco en llegar a los coches. Desde allí a la casa nos plantamos en 2 minutos. A comernos el plato de judías que con el calor que hacía, la verdad que no me apetecía mucho. Un refresquito, una naranjita y carretera y manta camino de Málaga nuevamente.

La comida

Una de las rehalas

Cuando salimos de  la finca todavía no había llegado ninguna res, por lo que no puedo deciros cual fue el resultado de la jornada.

El termómetro del coche marcando 29º a las 6 de la tarde al paso por Córdoba.

En fin, una montería que, por lo menos para nosotros, fue entretenida.

Hasta la próxima, y que tengáis buenos lances!!

Montero
Tuslances.com

NOTA AÑADIDA DEL AUTOR: el resultado final fue de 14 cochinos y 5 venados

 


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