Una explotación de vacuno de Vila Pequena, en Montederramo, ha sido la última víctima conocida del lobo en la provincia. Un novillo de entre 350 y 380 kilos de peso murió en la noche del miércoles tras sufrir el ataque de un lobo mientras que se encontraba en el interior de la finca con cierre de casi tres metros de altura. Así lo relataba Pedro Pérez Cid, hijo de los propietarios de una granja familias con unas cien cabezas de vaca Rubia Gallega. "Por desgracia, este no es el primer ataque que sufrimos este año, yo llevo tres y mi padre, dos", enumera Pérez Cid, que lamenta que la situación empeora cada año sin que nadie ponga freno a la situación.

Las pérdidas ocasionadas por la muerte del novillo, valorado en unos 650 euros, se acumulan a las anteriores. "Esto esta muy mal organizado. Nos dan una miseria. Un ternero de Rubia Gallega, que en un par de meses más se vendería por 1.000 euros, está valorado en 300. Y a eso, hay que añadir la tardanza en los pagos", asegura Pérez, a quien la Xunta todavía le debe el pago por los daños provocados por el lobo el año pasado, tres ejemplares que suman 1.200 euros.

La situación que atraviesa la explotación de Vila Pequena no es única. El propio Pedro Pérez relata otros ataques a ganaderos de la zona, que han llegado a ver un lobo a plena luz del día cerca de los pueblos, "sin que nadie haga nada. Porque enviamos un escrito en nombre de la plataforma que constituimos y, ni nos contestaron", asegura, al tiempo que se pregunta "¿qué harían los políticos si le quitaran una parte de su nómina? Pues es lo que nos pasa a nosotros con cada ataque". A pesar del malestar y los problemas económicos que causa esta situación, Pérez Cid aclara que "no estamos en contra del lobo, sino que queremos una buena solución".

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