Los ganaderos de los concejos de Mieres, Morcín y Riosa pueden dormir más tranquilos a juzgar por los últimos números ofrecidos por la Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu (Agall). Los ataques de cánidos salvajes al ganado de la zona han descendido este año un 85% con respecto al primer semestre de 2009. La razón reside en los últimos controles realizados por la Consejería de Medio Ambiente, unas batidas que han reducido la población de lobos en «unos siete ejemplares», según los números que maneja la mencionada entidad.

Las cifras hablan por sí solas. A estas alturas, el año pasado se contabilizaban unas 150 cabezas de ganado caídas en las fauces de los lobos, con unas pérdidas económicas que Agall cifra en unos 30.000 euros. Sin embargo, en lo que llevamos de año tan sólo se han producido 20 casos mortales, un baremo que invita al optimismo.

En cuanto a las batidas, fuentes de Agall aseguran que «es posible que no haya sido solamente la Administración regional la que haya acabado a los cánidos salvajes, sino que también se sospecha que han participado ganaderos». Estas operaciones de montería se iniciaron en los primeros meses de año. Tras una batida en el Monsacro el pasado enero, que acabó como empezó, sin ningún lobo muerto, parece que la Consejería de Medio Ambiente ha afinado la puntería. Si se confirman los datos de Agall, ésta sería la temporada con más reducción en la población de lobos en Mieres, Morcín y Riosa desde hace años, dejando la colonia de cánidos salvajes prácticamente a cero.

En cambio, parece que el problema podría persistir en los concejos de Lena y Quirós, ya que allí «aún hay una abundante población de lobos». Y es que los cánidos de las zonas del Monsacro, Loredo o Monte Polio provienen de estos dos concejos. «El aumento de miembros en las camadas de Lena y Quirós hace que algunos, sobre todo lobos jóvenes o muy viejos, se asienten en Mieres, Morcín o Riosa buscando nuevas zonas para la caza», aseguran desde Agall, que sigue criticando las acciones de la Administración regional con respecto a un eterno problema «que tampoco se arregla matando lobos a discreción».

La citada asociación mantiene su opinión de que «es necesario aceptar al lobo como un elemento importantísimo en el ecosistema asturiano», por lo que también se muestra contrario a esta clase de batidas que «reducen una población diezmada ya de por sí».

El lobo es un animal en peligro de extinción. Como alternativa, los representantes de Agall siempre han propuesto «el pago religioso de las indemnizaciones por ataques de lobo» y no «una negativa constante a abonar las compensaciones aludiendo que no existen estos animales para después organizar cacerías en las que acaban con ellos».

De los veinte animales muertos este año «aún no se ha abonado ninguno».