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Cartuchos para armas rayadas: uso y estructura

Cartuchos para armas rayadas: uso y estructura

Enviado por Tuslances.com el 05-07-2014

Los proyectiles de bala, usados exclusivamente en los rifles, están destinados tan sólo a la caza mayor. Son veloces, precios y alcanzan a la pieza incluso a gran distancia.
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Los cartuchos para armas rayadas se comercializan en una gama muy ampiia

Técnicamente se definen como cartuchos de bala y se diferencian de los cartuchos utilizados por las escopetas de cañón liso por estar dotados de un proyectil en forma de ojiva revestido de un metal muy duro; por este motivo se adaptan mejor a la estrías interiores del cañón, adquiriendo de este modo no tan sólo una mayor velocidad sino, sobretodo, una mayor precisión. La gama de estos cartuchos es extremadamente amplia, debido a la gran variedad de calibres de las armas que se sirven de ellos, y, en consecuencia, la elección podría revelarse muy difícil.

La valoración de los elementos que nos llevarán a preferir un determinado cartucho respecto a otro deberá estar pues necesariamente ligada a la técnica de caza que se quiera adoptar y al animal que se pretenda abatir, pero siempre teniendo presente que este género de municiones está destinado a las especies de caza mayor, que, por lo que se refiere al territorio español se reducen al corzo, ciervo, rebeco, gamo, muflón, cabra montés, arrui y jabalí. Aunque al jabalí también se le da caza muchas veces con cartuchos tipo Brenneke, es decir, los que se utilizan con la escopeta.

Esta preferencia se basa en valoraciones de carácter balístico y de seguridad: si, de un lado, no se puede discutir la peligrosidad de un proyectil disparado por un rifle en un ambiente tan rico en vegetación como el del jabalí (no siempre es posible ver el punto de llegada del plomo), del otro no se puede olvidar el peligro que representa la irregularidad de trayectoria de una bala Brenneke, que rebote fortuitamente en una piedra. El principal factor de seguridad sigue siendo –como es habitual- la prudencia del cazador.

Examinaremos en este capítulo el uso y los elementos estructurales de los cartuchos para armas rayadas.

Uso y elección

Todos los cartuchos para armas rayadas poseen una gran velocidad inicial, que se mantiene a lo largo de distancias notables, mucho mayores que las que se pueden alcanzar con las escopetas de cañón liso. De ello se deriva una tensión de trayectoria muy elevada y un notable poder de impacto o de parada (conjunto de masa, movimiento y energía cinética) que, en la práctica, se traduce en la posibilidad de abatir un animal utilizando un proyectil único (ya sea reforzado o con la punta de plomo al descubierto) dentro de límites espaciales bien definidos, variables según el calibre.

Este resultado puede obtenerse tanto con las balas "pesadas" como con las "ligeras": las primeras presentan necesariamente una baja velocidad inicial (pero un gran poder de parada), mientras que las segundas son más veloces, pero no tan potentes en el momento del impacto.

Intentemos esclarecer este punto con un ejemplo, necesariamente genérico: una bala "pesada" que viaja a una velocidad de entre unos 700-800 m/s es "lenta", pero en el punto de llegada tiene un impacto muy destructivo; en cambio, una bala "ligera", que recorre en un segundo cerca de 1000 m, en el punto de impacto puede atravesar un cuerpo, pero no necesariamente provocar lesiones mortales.

La diferencia entre los cartuchos de bala se reduce, en la práctica, a la velocidad, y la elección del cazador dependerá de sus tendencias: el que quiera alcanzar el blanco por encima de todo (aun a riesgo de herirlo solamente) o bien el que desee alcanzar el objetivo con un golpe único y definitivo, aun a riesgo de disparar sin resultado alguno, a fuerza de querer ajustar el tiro. Todo lo dicho precede a la elección del calibre. En la caza del ciervo y del jabalí funcionan de modo excelente todos los distintos tipos de 8 mm (8x57, 8x60, 8x68, etc.) y todos los calibres denominados "veloces", es decir, los del 300 (300 Winchester y 300 Weatherby, ambos disponibles también en versión Magnum).

En la caza del corzo, la cabra montés y el rebeco, se pueden utilizar el calibre 264 y el 270 Winchester o todos los calibres de 7 mm (7x57, 7x64, 7 mm Weatherby y 7 mm Remington) o incluso los calibres 6,5 (6,5x57, 6,5x54, 6,5x55 o 6,5x58); finalmente, muchos cazadores utilizan un calibre que es tan sólo aparentemente "pequeño", pero que ofrece grandes prestaciones balísticas, como es el conocidísimo 243 Winchester.

La estructura del cartucho

Los cartuchos para armas rayadas presentan los mismos elementos estructurales que los cartuchos para armas lisas, y comprenden: la vaina, la cámara de ignición y la pólvora de disparo; los perdigones son sustituidos por la bala de plomo. Sin embargo, el ánima del cañón rayado está sometida a unas presiones tan fuertes que la estructura y los materiales de estos cartuchos difieren notablemente.

La vaina siempre es metálica, dado que al tener que soportar presiones muy elevadas, que se sitúan cerca de los 2.000 kg/cm2, sería impensable la utilización del plástico que se utiliza en las vainas para escopeta. Puede ser cilíndrica con paredes rectas y paralelas o presentar paredes ligeramente convergentes hacia la punta (vaina tronco-cónica). Casi todos los cartuchos actuales presentan esta característica forma de botella. La pestaña puede ser saliente (flanged), semisaliente o tener el mismo diámetro que el culote; en este último caso se hace necesaria la ranura de extracción, un surco anular específico que permite extraer la vaina disparada por el cañón. En los rifles basculantes, es decir, que se abren como las escopetas de cañón liso, el saliente facilita una mejor adherencia; la solución que adopta la ranura de extracción se revela más apta en las armas provistas de cerrojo y cargador.

La base del culote comprende la cámara de ignición, con el pequeño yunque que sirve para provocar el encendido de la pólvora. Cuando toda la base sirve asimismo como cámara (como es el caso de los calibres más pequeños, tipo Flobert), se habla de percusión anular por cuanto el percutor del fusil golpea sobre cualquier punto de la base del culote y genera la explosión de la pólvora. De todos modos, es poco utilizado hoy en día y ha sido reemplazado por el sistema descrito primeramente, llamado de percusión central.

Tipos de culote de casquillos de balas

La pólvora está constituida por varios componentes químicos, entre los que existe siempre un porcentaje, más o menos alto, de nitrocelulosa; ésta se presenta en forma de gelatina y puede ser de base activa doble o simple. Las pólvoras de base doble se sirven de un disolvente químico estable (es decir, que no es eliminado), como a nitroglicerina, que potencia la vivacidad de la pólvora, en tanto que las de base simple tienen un disolvente volátil (alcohol), que se evapora y activa la nitrocelulosa.

Los mejores cartuchos son todos de base doble y utilizan un disolvente especial, caracterizado por su gran poder propulsor y por su elevada presión, pero que presenta significativos fenómenos de erosión y corrosión.

La alta velocidad de salida y el paso a lo largo de los surcos del cañón no permiten el uso del plomo en estado libre; el proyectil suele estar de alguna manera revestido o "encamisado". La envoltura del plomo es, pues, de un metal que debe ser flexible y resistente al mismo tiempo, a fin de no erosionar las estrías. Uno de los materiales que ofrecen mejores prestaciones es un latón especial llamado gilding: la trayectoria resultante se mantiene muy bien y la velocidad es sostenida, sin que se verifiquen frotamientos perjudiciales.

Por lo que se refiere a la forma, la punta de ojiva representa la solución más óptima, por su penetración en el aire y potencia de impacto. Puede ser reforzada o bien puede presentar el último segmento de plomo al descubierto: la primera posee un alto poder de penetración, mientras que la segunda se deforma en el punto de impacto, aumentando así el efecto destructor.


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