La temporada de caza menor acabó el 6 de enero, hoy concluye la autorización de batidas para apresar zorros y jabalíes y la de ciertas aves migratorias se prolongará hasta el primer fin de semana de febrero. La captura de conejos es, utilizando el símil deportivo empleado por Ramón Abeijón, secretario de la Asociación de Caza e Pesca Lousame-Noia, «o fútbol, despois están o resto de modalidades», y este año no ha sido nada bueno para los cazadores. La población de estos pequeños animales ha menguado hasta el extremo de que algunos aficionados decidieron abandonar su búsqueda al inicio de la temporada, como ocurrió en Muros, y a que otros la tilden de «desastrosa».

«Levamos tres anos sufrindo unha baixada alarmante», asegura Abeijón. Tal es la situación, que colectivos como la sociedad muradana de San Xoán de Serres o la de Castelo de Vitres, que aglutina a los aficionados de Boiro y A Pobra, decidieron parar la actividad durante uno o dos años para intentar que los conejos tuvieran crías, pero ni así consiguieron ver resultados positivos en el monte.  

«No noso caso podemos dicir que foi unha tempada discreta. Tamén é certo que só decidimos abrir os domingos. Algo notáronse os traballos de repoboación que se fixeron, aínda que non tería estado de máis que non se cazara este ano para ver se aumentaba a poboación de coellos», afirma Juan Carlos Romero, presidente del colectivo Castelo de Vitres. En Muros, Ángel Castro, vicepresidente de la asociación de cazadores, comenta que «había zonas sementadas que parecía que ían saír adiante, pero a mediados de agosto e setembro comprobamos que os animais xa non estaban».

Únicamente en Ribeira parece que la población de conejos fue suficiente como para que el presidente del colectivo, César Ayaso, afirmara que «dentro do panorama actual non podemos queixarnos». Esto se debe a que en los montes bajos, como pueden ser el de San Alberto, Corrubedo o Teira, pudieron encontrar animales. La nota negativa se produjo cuando la búsqueda se realizó a una altura mayor: «No alto, como pode ser A Curota, pouco había». En el caso del municipio ribeirense, tampoco fue mal valorada la caza de aves como la perdiz o el faisán.

Daños por los jabalíes

Ante la falta de conejos, el animal que sí se ha dejado ver por la comarca ha sido el jabalí. «Este ano foi exaxerado, abatéronse 34. Oxalá houbera a cuarta parte de xabarís e o triplo de coellos», apunta Ayaso.

Estos mamíferos han protagonizado numerosos incidentes, tanto de tráfico como en plantaciones de particulares. Según la legislación vigente, son los propios tecores los que se tienen que hacer cargo de los gastos que estos generen los días de batidas. Así, por ejemplo, el de Ribeira ya ha tenido que pagar la franquicia del seguro de un vehículo, al igual que la sociedad de Castelo de Vitres, y tienen varias reclamaciones que todavía se están tramitando. Un caso significativo se dio en los montes de Noia y Lousame, donde uno de estos animales destrozó una plantación de maíz que le costó a los aficionados más de 2.000 euros.

Esta situación está provocando que muchos tecores de la comunidad sufran para mantenerse. «Para nós, que dispoñemos dun orzamento de 15.000 euros, se gastamos 4.000 en repoboar os montes e temos que facer fronte aos gastos xerados polos xabarís suponnos moito», destaca Ramón Abeijón.

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