Los Agentes Rurales han denunciado a 4 cazadores a los que pillaron utilizando munición de plomo no permitida en el Parque Natural del Montgí, les Illes Medes y el Baix Ter.

Los hechos tuvieron lugar el pasado domingo cuando, en un control rutinario, los Agentes Rurales localizaron a dos grupos de cazadores que estaban cazando patos (caza menor) y entre ellos había varios que utilizaban munición prohibida.

En total, localizaron a cuatro personas que estaban disparando perdigones de plomo, práctica que está prohibida desde diciembre de 2007 por la ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad.

Esta ley prohíbe la tenencia y el uso de munición que contenga plomo durante el ejercicio de la caza cuando ésta se practique en zonas húmedas catalogadas incluidas en los espacios naturales protegidos y áreas protegidas por instrumentos internacionales.

Los Agentes levantaron acta de denuncia y los servicios jurídicos del Departamento de Agricultura les impondrán una sanción administrativa.

Además, decomisaron las cuatro armas que llevaban, que quedaron bajo su tutela hasta que se resuelva el expediente sancionador.

La prohibición de utilización de munición de plomo fue el resultado de detectar que cada año miles de perdigones quedaban esparcidos por el suelo tras ser disparados, eran ingeridos por las aves acuáticas y se envenenaban, tanto ellas como su descendencia.

Los perdigones disparados por los cazadores se iban acumulando en el suelo y, por su forma y tamaño, los patos y gansos los ingerían al confundirlos con piedras porque necesitan ingerir pequeños cantos que se acumulan en la molleja y facilitan la digestión de los alimentos que consumen, tanto granos como hierbas o raíces.

A la larga, los perdigones se van degradando por el efecto de la propia molturación y de los jugos gástricos y el plomo se va absorbiendo en el organismo y cuando sus niveles en sangre superan los 8-10 mcg/dl, comienzan a aparecer los signos clínicos de la intoxicación.

Habitualmente, en primer lugar aparecen algunos problemas digestivos que provocan diarreas, posteriormente provocan síntomas nerviosos con pérdida de equilibrio, convulsiones, coma y la muerte del animal.

A pesar de ello, no es normal encontrar cadáveres de aves afectadas por plumbismo porque suelen ser presa fácil de otros animales, que los eliminan rápidamente.

A diferencia de otros procesos, no se producen muertes masivas, por lo que el goteo constante de muertes es fácilmente asumido por estos predadores, por lo que el plumbismo en algunas ocasiones se conoce también como "la enfermedad invisible".

Se trata de un hecho destacable por el efecto que puede tener en el medio y en la fauna, pero también deben vigilar los cazadores, que es un colectivo de riesgo por consumir las piezas que cazan, ya que las aves acuáticas pueden tener una cierta cantidad de plomo acumulado en su organismo.

FUENTE: EFE