La Sociedad de Caza y Pesca de Ezcaray puso el viernes en conocimiento del Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) la localización en la cima local de Montemayor del mismo ciervo que el 5 de julio apareció muerto, «lleno de sarna», en Azárrulla. El animal escribió en esta aldea de Ezcaray el primer capítulo de su ajetreado descanso eterno tras permanecer nueve días, cerca de la carretera y de una casa, y ser retirado pocas horas después de que Diario LA RIOJA contactara con el director general de Medio Natural, Miguel Urbiola, para preguntarle por la presencia del venado tras haber suscitado quejas entre el vecindario.

El ciervo desapareció de la aldea el lunes, día 12, pero la sociedad de cazadores se lo volvió a encontrar el jueves en Montemayor, y, desde luego, no fue un reencuentro feliz. El traslado del animal, en vez de su destrucción, desató las críticas del presidente del colectivo, Gerardo Hernando. «Estén donde estén, los animales que mueren con claros síntomas de una enfermedad con una importante virulencia y transmisión han de ser retirados inmediatamente para tomar muestras, analíticas y lo que proceda a instancia de las autoridades veterinarias y sanitarias correspondientes, y, sobre todo, para ser destruidos, normalmente por incineración», explica. «Eso es lo que hacemos los cazadores cuando tenemos que cobrar las reses que abatimos, y lo que hacen los ganaderos cuando un cordero o una vaca se les muere en el monte», añade.

Enfermedades

A su juicio, el traslado del animal únicamente desplaza, de un sitio a otro, «un reservorio importante de esta enfermedad». Tanto él como José Luis Malvesado, otro veterano cazador, constataron signos sobre el terreno de la presencia de jabalíes en torno al cuerpo del ciervo, al que habían arrastrado dos metros de su primigenia posición. También se apreciaban rastros de su predación por buitres, y, mientras de esto hablaban, un perro se sumó al festín. «La sarna se nos puede ir a otras especies», señala Hernando, quien matiza que «no es alarmismo, sino la constatación de que la gestión se sigue realizando de manera ineficaz». «De medidas protectoras nada», añade a la vista del animal. «Si, como dicen en Medio Natural, este es el único foco o el foco endémico, que no lo es, y este es el manejo de la crisis, las cosas no se están haciendo bien».

Hernando echa mano del Decreto 17/2004 que aprueba el Reglamento de Caza en La Rioja y lee en su artículo 90, en relación a enfermedades y epizootias, que «los órganos competentes adoptarán cuantas medidas sean necesarias para evitar que las piezas de caza se vean afectadas por enfermedades o que puedan transmitirlas». Y apuntando al ciervo concluye: «Ese cadáver puede transmitir enfermedades».