Atendiendo a la petición de muchos cazadores federados, he decido contestar al artículo que bajo el título 'Una de zorros, conejos y cazadores' ha aparecido en el diario. Artículo, sin firma, en el que se hacen afirmaciones tan absurdas tales como: «Que el cazador posee una codicia insaciable», «se ha llenado la provincia de lazos y trampas», «el cazador pretende eliminar al zorro», «no hay superpoblación de raposas», «no hay estudios científicos». Ante tamañas afirmaciones, habría que puntualizarle a este colectivo anónimo lo siguiente. En su inmensa mayoría, el cazador responsable y respetuoso no tiene una codicia insaciable, sino que por el contrario sabe muy bien los esfuerzos que le supone mantener unas poblaciones de especies cinegéticas silvestres, a las que dedica todo un año para poder efectuar un aprovechamiento razonable durante unas pocas jornadas. Y valga como ejemplo todas esas Sociedades de Cazadores, cuya gestión se puede ver y evaluar a lo largo del tiempo, siendo junto con muchos cotos privados particulares capaces de mantener dignamente todo a un riqueza de fauna silvestre.

En cuanto a que se llena la provincia de trampas y lazos, nada más lejos de la realidad, puesto que con la normativa actual la Administración, con acertado criterio, tan sólo permite la instalación de lazos selectivos en un número determinado en razón de la superficie del acotado y con unos condicionantes establecidos para salvaguardar la captura de cualquier otra especie que no es objeto de control. En ningún caso se pretende eliminar ni exterminar al zorro. Tranquilo puede estar este grupúsculo, así como cualquier miembro de la Administración susceptible al mensaje lanzado, puesto que el zorro es lo suficientemente astuto, hábil y eficaz para que esto no se produzca. Les recuerdo que ni en épocas ya pasadas, cuando la utilización de cebos envenenados (práctica que está totalmente prohibida y fuertemente castigada) era práctica habitual y se hacía con profusión, se consiguió llevar al zorro a límites de escasez preocupantes. Se dice que no hay superpoblación de raposas y que hacen falta estudios científicos, pues bien, ante esto cabe decirles que el mejor estudio científico es conocer el campo y patearlo a diario y no de fin de semana, porque cuando se ve realmente la población de zorros, estos ecologistillos de foto, pancarta y subvención que se esconden sin firma o están de botellón o durmiendo. En cuanto a los estudios, yo les pregunto: ¿quién los va a hacer, dirigir; cuánto van a durar, quién los paga? Pero sobre todo, ¿a quién se les paga? Son estos colectivillos muy dados a los estudios científicos, a los que les interesa claro, porque también hay un estudio sobre la recuperación de la perdiz pardilla en el Reino Unido llevado a cabo por la Fundación para la Conservación de la Caza y la Vida Silvestre, puesto en marcha en el año 2005, en el cual se expone que la tarea más importante del mismo fue la del control exhaustivo sobre los predadores, fundamentalmente zorros, armiños, comadrejas, ratas y córvidos. Es decir, aparte de los zorros, sobre otros predadores, que aquí en España a los cazadores y gestores de caz, aún a sabiendas del profundo daño que causan a multitud de especies, sobre todo de aves, ni se nos plantea pedir autorización a fin de no herir sensibilidades políticas.

Dicen los agricultores que no entienden cómo habiendo tanto conejo se permite cazar zorros y que la Administración se pliega a las peticiones de los cazadores. Yo también me pregunto por qué no se vigila si realmente los daños que reclaman algunos agricultores (los menos) sin escrúpulos no son consecuencia de una siembra deficiente motivada por el escaso valor que tiene el cereal y a la cual se le ha restringido en extremo el abono (por el precio que tiene) y que unido a una climatología adversa, no ha valido absolutamente para nada. Pero siempre queda el recurso de echarle la culpa al conejo y amenazar al titular cinegético o a la Sociedad de Cazadores con la consabida frase: "Si no me pagas daños, no te renuevo el contrato". Es evidente que el zorro tiene en su dieta al conejo, pero como acertadamente se dice en alguna parte del artículo, el zorro es un predador oportunista y gracias a la variedad de su dieta dispone de suficientes recursos para poder perpetuarse como especie. No obstante, el zorro es un predador muy efectivo, sobre los de nidos de cualquier especie esteparia, así como de los polluelos de las mismas y aquí no sólo se incluye a la perdiz, sino también avutardas, sisones, alcaravanes y toda una clase de pequeñas aves que habitan nuestras estepas cerealistas y cualquier otro ecosistema.

Para terminar, querría requerir a estos ecologistas de salón para proponerles que dirijan sus esfuerzos en exigir unas prácticas agrícolas en las que tengan cabida el mantenimiento de linderos y baldíos, así como la protección de cultivos tradicionales, tales como la vid en vaso y cereales de ciclo largo, que aparte de crear puestos de trabajo, contribuyen al mantenimiento de muchas especies silvestres sean o no de interés cinegético. Conste que con estas líneas, doy por zanjado este tema y desde esta institución no se entrará en ninguna guerra de comunicados, sencillamente porque el asunto no lo merece.