El delegado territorial de la Junta, Alberto Castro, asegura que los ataques sufridos por ganaderías de Tierra del Vino durante este fin de semana se deben a la acción de una sola manada de lobos, y reconoce la dificultad legal de regular la población del depredador mediante la eliminación de individuos debido a la legislación europea.

Castro aseguró que tiene un conocimiento de primera mano de la situación, a través de las conversaciones casi diarias que mantiene con ganaderos y alcaldes. «Nosotros les escuchamos, pero tenemos dos imperativos. Uno es la normativa europea que determina que en la zona sur del Duero el lobo no es una especie cinegética» lo que supone «un problema». En esta época del año, cuando el alimento en la zona sur no es abundante los lobos no tienen nada que comer y matan ganado. «Lo que nos dicen los técnicos de espacios naturales y de caza de la Junta de Castilla y León es que no existe un número de ejemplares en la zona sur preocupante. Hay una manada activa, una, que es la que realmente provoca ese tipo de daños. Es muy activa, y los controles de densidad deberían de bajar la intensidad de esos ataques».

El político recordó que «hemos dado orden de controlar esa densidad y hace escasamente unas fechas ya se sacrificó un ejemplar, dentro de la problemática, porque era necesario. Pero cada sacrificio debe estar motivado, porque la Unión Europea nos exige que cada individuo que se abata en el sur del Duero tiene que estar justificado».

El delegado territorial aseguró comprender el sentir de los ganaderos. «Cuando se sacrifican 45 ovejas entiendo al ganadero y todos, incluida la Junta de Castilla y León tenemos un problema. Pero siempre tenemos que actuar a posteriori, porque la Administración no puede adelantarse, no puede hacer un control de densidad previo, tendrá que hacerlo siempre a posteriori». Por eso «tenemos un contacto diario, controlamos los partes. También es verdad que estamos en la peor época del año, los meses de diciembre, enero y febrero, el invierno es más complicado, las camadas están ahora en desarrollo y por supuesto se están observando. La solución al sur del Duero no es sencilla, mientras que en la zona norte la gente está más acostumbrada y pueden aumentarse los cupos cinegéticos, como se ha hecho este año».

Dentro de las medidas adoptadas, el delegado de la Junta se remontó a una reciente reunión con los sindicatos agrarios. «En primer lugar aclarar a qué teléfono hay que llamar ante estos ataques, porque muchas veces la Administración es muy grande. Existe una especial sensibilidad de los agentes, que son los que van a valorar, y no solamente se peritan los animales muertos, sino también los heridos y lo que se entiende como lucro cesante, por ejemplo con los abortos provocados por el ataque del lobo. Y en cuanto a las valoraciones procuramos no ser cicateros, sino realistas».

El alto cargo de la administración regional cree que la mejora fundamental debe producirse en la agilidad con el pago de las ayudas. «Hablo con muchísimos ganaderos y no se quejan tanto de la valoración de los daños, que están bastante adaptadas a la realidad, como en el plazo en el que cobran las ayudas, y tienen razón. El seguro que tiene que tener una explotación ganadera contra el ataque del lobo facilita que las ayudas se cobren con mayor rapidez: una parte hasta la franquicia que paga la Junta y el resto la aseguradora. Ahora estamos pagando en tres meses la parte de la Junta de Castilla y León. Y tenemos que procurar que el pago se haga con la mayor rapidez».

En caso de no tener seguro «iríamos a un expediente de responsabilidad patrimonial que se alarga año y medio o más, como le pasa a cualquier persona que sufre un accidente de coche con un jabalí. Esto es impensable en el caso de un ganadero que le matan unas reses, que tarde año y medio en cobrar».

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