El joven ciervo despistado que llegó hasta la capital zamorana el pasado domingo y se lesionó al saltar el muro de cuatro metros que separa el antiguo parque de bomberos de la calle Obispo Nieto continúa en observación en el centro de recuperación de animales silvestres de Villaralbo. El animal está todavía bajo los efectos de la anestesia que se le inyectó para poder trasladarle al hospital de animales y tendrá que pasar por lo menos el resto de la semana hasta que los especialistas puedan realizar un diagnóstico sobre el alcance de sus lesiones.

El delegado territorial de la Junta de Castilla y León, Alberto Castro, manifestó ayer que el cérvido fue examinado por un veterinario a su llegada al centro, y que en principio «parece que presenta contusiones internas, pero aún es pronto para hablar de su evolución».

Uno de los cuidadores, Abraham Arias, subrayó que el animal «aún es incapaz de moverse y parece que además de lesionarse las patas, sufrió una herida en la cabeza; cuando despierte no sé si podrá recuperar la postura. Es un caso complicado». En el centro harán «todo lo posible para evitar que el animal tenga que ser sacrificado», aseguró.

La procedencia del macho joven, de unos 200 kilogramos de peso, sigue siendo un misterio. Aunque en principio se barajó la posibilidad de que llegara a la capital huyendo de alguna montería en la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra, naturales de la comarca de Sanabria, como José Manuel Soto, especialista en fauna salvaje de COAG, descartan que el animal «haya podido cubrir una distancia de cuarenta kilómetros» y apuntan que el animal puede proceder de zonas próximas a la capital zamorana, como La Encomienda o Montamarta, «ya que muchos aficionados a la caza han repoblado fincas».

 

El venado, según algunos testigos, irrumpió en la ciudad en torno a las doce de la mañana por la carretera de La Hiniesta, motivo por el que algunos especulaban con que pudo aprovechar los desmontes realizados de las obras del Ave para llegar hasta la urbe. En su huida habría atravesado por los campos de fútbol del bosque de Valorio y luego subió por las Vistillas hasta el barrio de San Lázaro. La caída en Obispo Nieto frenó su huida y allí fue donde se estableció el cordón policial para decidir que hacer con el desafortunado animal, que yacía entre el muro y el vehículo estacionado en la avenida contra el que aterrizó en su caída. Se utilizó un dardo tranquilizante para sedar al venado, que así pudo ser trasladado al centro de recuperación de animales silvestres de Villaralbo.