Agentes rurales de la Generalitat y cazadores han sacrificado "aproximadamente" 18 ejemplares de cabras infectadas de sarna sarcóptica para detener el brote declarado en la comarca de Terra Alta (Tarragona), según un informe de la Conselleria de Agricultura al que ha accedido Europa Press.

El primer caso de sarna, que es un pequeño ácaro que se aloja en la piel, fue detectado en una cabra salvaje el 28 de noviembre de 2014 en una área privada de caza (APC) entre Prat de Comte y Horta de Sant Joan, y se confirmó el 11 de diciembre, tras capturar al animal y examinarlo.

El Govern ha aplicado un protocolo con dos fases: la primera --cuando hay alguna probabilidad de evitar la propagación y detenerla-- consiste en abatir a los animales para evitar el contagio de las cabras muertas y hacer un seguimiento veterinario, y la segunda --cuando la enfermedad se hace incontrolable-- se basa en su curación para tener una población resistente.

En declaraciones a Europa Press, el presidente de la Associació Professional d'Agents Rurals de Catalunya (Asparc), Francesc Coll, ha lamentado que este plan de actuación llegara el 19 de enero, cuando los agentes rurales pedían una "acción contundente" desde el inicio del brote, puesto que se estaba detectando a animales con más del 25% del cuerpo afectado por sarna.

Según ha asegurado, hasta el 26 de enero solo los cazadores estaban autorizados para abatir a las cabras enfermas, y los agentes rurales tenían la actuación restringida y únicamente tenían permiso de actuar en Bot y Prat de Comte.

Coll ha dicho que la actuación de los cazadores es necesaria pero ha lamentado que se les dejara toda la responsabilidad, puesto que "se dedican a la caza en sus horas de ocio", mientras que los agentes rurales son funcionarios públicos con conocimientos y medios.

Ha deplorado que actualmente el brote afecta a una extensión de 15 kilómetros de distancia --5.000 hectáreas--: "Nos preocupa porque es una distancia considerable. No es que se hayan hallado en un punto muy localizado".

Según ha alertado, la sarna puede afectar a otro tipo de fauna salvaje y a la ganadería doméstica, si bien el contagio a humanos se produce solo por el roce con la piel y no al ingerir un alimento infectado, y es curable.

La Conselleria ha defendido que está utilizando "todos los medios que tiene para hacer frente a esta contingencia".

Está haciendo un seguimiento en la Reserva Nacional de Caça (RNC) y en las nueve áreas privadas de caza (APC) "en riesgo" por parte de agentes rurales, responsables de la reserva y de las APC, por lo que ha tenido que respetar los derechos de las áreas a la vez que les ha recordado sus deberes.

Según el plan, la mayoría de APC --Horta de Sant Joan, Prat de Comte y Bot-- han pedido a la Conselleria que se encargue del seguimiento y control de las cabras, lo que corresponde a los agentes rurales.

POBLACIÓN DE CABRAS

En la zona hay un total de 5.800 ejemplares de cabra montés, según datos del último censo correspondiente a 2011.

El informe de la Conselleria concreta que la sarna no representa un "problema ecológico" y sí un mecanismo de rejuvenecimiento del ecosistema, en que el animal se acaba recuperando.

Sin embargo, desde el punto de vista cinegético y económico supone un "trasiego" porque los rendimientos económicos caen drásticamente de forma temporal, así como las capturas.

La progresión de la enfermedad en el individuo es lenta, lo que dificulta su control, puesto que cuando se empiezan a ver cabras enfermas significa que hay bastantes afectadas, y una parte de ellas ya tiene la enfermedad pero no presenta síntomas.

FUENTE: EUROPA PRESS