La voz de alarma surgió el pasado día 28 de julio, cuando fueron encontrados los dos primeros animales afectados. Desde entonces, se ha hallado en la zona una treintena de ciervos muertos y el foco principal, que se situaba en Villardeciervos, se ha extendido a otros dos cotos cercanos, uno de ellos el de Codesal.

 

El servicio de Agricultura y Ganadería y el de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León están estudiando el origen de los fallecimientos. «Se está trabajando con la máxima emergencia y celeridad para buscar el origen de estos hechos. Se han buscado animales que estuvieran en un estado suficientemente bueno para hacer una analítica y se ha efectuado una necropsia a los cuerpos encontrados, lo que permitirá encontrar el origen de lo ocurrido», explicó ayer el delegado territorial de la Junta en Zamora, Alberto Castro.

 

Aunque los indicios apuntan a que el fallecimiento en masa de los animales se debe a una enfermedad, habrá que esperar hasta finales de esta semana, cuando se tengan los resultados de los análisis efectuados, para conocer la verdadera causa de lo sucedido.

 

La administración regional además está extremando la vigilancia en la zona y una vez tenga los resultados de las pruebas, buscará los canales de prevención necesarios para intentar minimizar los daños, según señaló el delegado de la Junta. Alberto Castro aprovechó para hacer un llamamiento público a la población y especialmente a los vecinos de la zona, a quienes solicitó que se pongan en contacto con los servicios de la Junta si encuentran algún ejemplar muerto.

 

 

Por su parte, los agricultores y ganaderos de las inmediaciones, que dieron la voz de alarma, creen que el número de animales afectados es muy superior a la treintena apuntada por la Junta y exigen a ésta que adopte medidas ante el temor de que la enfermedad o «epidemia», como calificaron ayer a lo ocurrido, afecte a sus explotaciones y cabezas de ganado.

 

Además, ante el riesgo que pueden presentar los cadáveres de los animales tanto para la sanidad animal, como la salud pública y el medio ambiente, solicitan a la administración regional la retirada inmediata de los restos de los animales muertos y su destrucción en una planta de eliminación de cadáveres, ya que según sus explicaciones, actualmente el procedimiento adoptado es enterrar con cal los cuerpos hallados.

 

«En casa del herrero, cuchillo de palo. A los ganaderos nos obligan a destruir los restos de los animales en plantas habilitadas para ello porque si no se nos sanciona, y la Junta les entierra en el campo», denunciaron ayer los profesionales del sector.

 

Los representantes de la organización agraria COAG han solicitado una reunión urgente con la Junta Consultiva de la Reserva Regional de Caza de la Sierra de la Culebra y el Consejo Territorial de Caza, ante lo que consideran «un tema grave que puede tener consecuencias para los ganaderos». Los profesionales del sector creen conveniente que se rastree el monte para comprobar si hay más ejemplares afectados y van a pedir al Consejo Territorial de Caza que recoja información sobre la situación de los ciervos en los diferentes cotos de la zona, con el objetivo de «contar con información de primera mano que indique qué medidas se deben adoptar».