La perdiz roja inicia su fase de cría
Enviado por Tuslances.com el 12-02-2017
A punto de llegar al ecuador del mes de febrero, y después de que el invierno no haya sido excesivamente frío, en los campos leoneses ya ha comenzado el emparejamiento de las perdices rojas, fase fundamental para la reproducción de esta especie cinegética. Es precisamente durante este mes cuando las parejas de perdices suelen formarse para mantenerse durante toda la época de reproducción.
Como sucediera el pasado año uno de los mayores problemas es el hecho de que existan más machos que hembras, distorsionando una situación que con el paso de las semanas se puede convertir en compleja ya que estos primeros, si al final no logran emparejarse, pueden llegar a destrozar los niños y con ello destrozas las puestas.
La perdiz roja tiene precisamente en este mes y debido a que el invierno, especialmente en su primera fase, no ha tenido condicionantes atmosféricos extremos, una fase fundamental para que con la llegada del verano las colonias puedan aumentar en su número.
Además de febrero también son fundamentales los meses de abril y mayo en los que tendrá lugar la puesta de las hembras que en algunos casos puede llegar a los 16 huevos (la cifra mínima ronda los ocho). Antes habrán construido uno o a veces varios nidos al abrigo de los matorrales o el producido por el propio terreno, pero siempre a ras de suelo. A partir de la construcción del nido y de la puesta de los huevos el proceso de incubación se extenderá durante 23 semanas, en este caso con la participación tanto de la hembra como del macho.
Estas semanas son el momento más delicado de la fase de cría debido en gran medida a la amenaza de los depredadores como los zorros, urracas, jabalíes o grajos que si el nido no se encuentra bien escondido u salvaguardado pueden dar con el. Robar los huevos o comerlos puede dar al traste con la puesta. Si esto llega a suceder antes de finalizar la puesta las parejas de perdices rojas reanudarán el proceso en otro nido aunque con una incubación más tardía y un menor número de huevos.
Los riesgos también pueden llegar no sólo por los depredadores sino por las condiciones climatológicas o la acción del hombre como el riego de una finca o los aguaceros.
Nada más nacer los perdigones ya seguirán a la madre que les buscará pequeños insectos para alimentarse en un primer momento.
La pollada permanecerá junta hasta los meses de otoño en los que puede disgregarse y agruparse en bandos que pueden llegar alcanzar varias docenas de aves.
FUENTE: http://www.diariodeleon.es
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