La elección del calibre de un rifle de cañón rayado está estrechamente ligada con el animal que se pretende cazar

La elección de un arma de cañón rayado, entre las que están disponibles en el mercado, siempre ha sido un buen motivo de discusión entre los cazadores; había quien sostenía la tesis de un arma única, con la que afrontar todos los tipos de caza, y quien consideraba que cada método requería un rifle y un calibre específico.

En la actualidad el problema ya no se plantea en estos términos. La caza de los ungulados se ha especializado; el cazador conoce con antelación el tipo de animal al que podrá disparar en cada estación cinegética, después de haber adquirido el derecho por sorteo o mediante compra o subasta. Cada temporada se establecen planes precisos de abatimiento, elaborados según el censo anual, y las cabezas a abatir se asignan a los cazadores en "lista de espera".

En consecuencia, es posible efectuar una elección precisa, antes de la temporada de caza; de hecho, si vamos a cazar el ciervo y nos topamos con algún corzo, el calibre indicado para el primero es demasiado grande para el segundo, por lo que no se podrá ni se deberá disparar contra este último; como tampoco se podría disparar si el encuentro se produjera con una perdiz, que además de requerir un arma de cañón liso, necesita un calibre bastante más reducido.

De esta manera, la elección, aunque no es fácil, se reduce bastante, y prácticamente comprende "sólo" los calibre que van desde 5,6 hasta 8; ésta es la franja que se emplea para nuestros ungulados: cabra montés, corzo, rebeco, ciervo, gamo, muflón y jabalí.

La oferta del mercado en la franja descrita es muy amplia y diversificada. Por otra parte, no sirve para nada examinar las características de un calibre para elefantes si no se tiene intención alguna de practicar la caza mayor en el continente africano.

En consecuencia, el cazador español debe decidir antes el tipo de caza y de animal al que pretende dedicarse, y elegir luego el tipo de rifle más adecuado, un arma específica muy alejada del concepto de "uso general".

Basándonos en los conceptos balísticos ilustrados sintéticamente en otros artículos, examinaremos algunos de los calibres que afectan a la caza de los ungulados que se pueden encontrar en nuestro país o en Europa.

Dado que, como bien es sabido, las denominaciones al uso siguen distintos tipos de clasificaciones (americana, inglesa, etc.) señalaremos cuando sea necesario la denominación europea, que siempre se expresa en milímetros.

Ello permite una comparación inmediata sobre una medida uniforma para cada tipo de calibre.

222 Remington (5,6 x 43)

Este pequeño calibre se halla entre los permitidos por la ley española. La longitud del cañón es de 66 cm. La potencia es escasa, pero la precisión es excelente. Por el limitado peso de la bala –dispara cartuchos de 3,24 a 3,55 g- es sin duda uno de los calibres más precisos del mercado. La trayectoria es muy tensa, especialmente en las distancias cortas. El retroceso es casi imperceptible, entre otras cosas porque la energía cinética inicial (con una bala de 50 grains) es de 157 kgm, mientras que a los 200 m baja a 71 kgm. La presión en el cañón es de 3000 atmósferas.

Desgraciadamente, las leyes de la balística son inflexibles: ningún otro calibre puede ostentar una precisión tan elevada, unida a la ausencia casi total de influencias externas (viento, ángulo de tiro, altitud, etc.), pero a todo ello no le corresponde una potencia adecuada para la caza de ungulados.

El poder de impacto oscila entre valores de 3,5 (a los 100 m) a 2,7 (a 200 m), demasiado poco para los grandes ungulados. La única caza que puede afrontar con éxito es la del corzo, pero sólo si se posee un óptimo visor y se impacta en las partes vitales.

5,6 x 57 RWS

Es el calibre europeo que se sitúa como alternativo a los calibres americanos más prestigiosos; desgraciadamente está poco difundido y tiene un coste bastante alto, casi el doble (por ejemplo) que el de un Winchester. Con balas de 4,8 g (74 grains) tiene una energía inercial de 265 kgm, que baja a 159 y a 120 kgm respectivamente a 200 y a 300 m de distancia. un resultado de relieve que permite tiros a largas distancias.

La velocidad inicial, al salir de la boca del cañón, es de 1040 m/s; a 200 m baja a 850 m/s y a 300 m se sitúa en los 700 m/s. La longitud del cañón es de 60 cm.

La trayectoria es muy tensa; a los 300 m registra una caída de sólo 16 cm; la presión en el cañón es de 3800 atmósferas.

Estas prestaciones lo convierten en un buen calibre de caza, óptimo en distancias cortas (hasta 150 m) y aceptable en los tiros largos. Visto el poder de impacto (5,2 a 100 m, 3,9 a 300 m), puede emplearse perfectamente para cazar corzos y rebecos.

6 mm Remington

Muchos cazadores lo consideran un calibre poco preciso, comparado con el conocidísimo 243 Winchester; la velocidad (con bala de 5,18 g) se sitúa en torno a los 949 m/s a 100 m de distancia y en los 705 m/s a 300 m. A 300 m revela una caída de unos 20 cm. La presión en el cañón es de 3500 atmósferas; el cañón mide 66 cm de longitud.

Hay quien ha advertido una cierta inconsistencia en sus prestaciones y en los plomeos no siempre homogéneos. El poder de impacto –entre 5,1 y 3,6 a 100 y a 300 m- convierte este arma en adecuada para la caza del corzo, el rebeco y el muflón. 

243 Winchester (6,16 x 51)

Entre los calibres clasificados como "pequeños", éste es el que registra un mayor éxito entre los cazadores, con una presencia en el mundo cinegético que dura casi cincuenta años. Ello se debe a que se adapta a muchos tipos de caza, respondiendo al concepto de "arma universal", pero, consecuentemente, sin destacar en ninguna especialidad.

Dispara cartuchos de 5,18 y de 6, 48 g (equivalentes a 80 y 100 grains); las velocidades son 925 m/s a 100 m de distancia y de 677 m/s a 300 m. La presión es de 3500 atmósferas y la longitud del cañón es de 66 cm. La energía cinética varía de 277 kgm (a 100 m) a 123 kgm (a 300 m); mientras que a 300 m la trayectoria presenta una caída se sitúa en torno a los 25 cm.

El gran éxito de este calibre se debe a la gran uniformidad de sus plomeos, casi siempre por debajo de los cm en los típicos 5 tiros disparados, y ello repres3entauna garantía importante en la caza.

El poder de impacto (5,7 y 4,5 a 100 y a 300 m, con balas de 100 grains) lo hace un calibre muy adecuado para jabalíes, ciervos, corzos y rebecos, pero con resultados inconstantes en las distancias largas.

6,5 x 57 Mauser

Es uno de los calibres más típicos de la casa Mauser, introducido en el mercado a finales del siglo XIX y disponible también en versión "R" (armas basculantes, como las combinadas).

Dispara balas de 6 a 10 g (93 y 154 grains), con velocidades que varían de los 880 m/s (a 100 m) a los 675 m/s (a 300 m) con los cartuchos más ligeros. La presión en el cañón (de 60 cm de longitud) varía entre las 3200 y las 3400 atmósferas.

A 100 m la energía cinética es de 237 kgm; a 300 m se pasa a 139 kg. Estos valores cambian, si se emplean balas de 10 g, respectivamente a 253 y a 146 kgm. La trayectoria presenta una caída a 300 m de 20 cm.

El poder de impacto es bueno (los valores son de 6,8 a 100 m y 5,6 a 300 m, con balas de 125 grains) y puede emplearse con éxito para la caza de rebecos, jabalíes y ciervos.