La historia del perro coincide con la historia del hombre, como lo confirma el estudio de los vestigios fósiles. Desde los tiempos más remotos los perros han convivido con el hombre, tanto en las cavernas, como en el campo y las ciudades. Es, pues, comprensible que entre el hombre y el perro se creara un vínculo recíproco importante, tanto bajo el punto de vista afectivo como por los beneficios que ambos podían obtener de esta asociación.

La clasificación oficial de las razas de caza refleja estos orígenes lejanos y subdivide a todos los perros en función del tipo de trabajo y de la utilidad para el cazador.

Entre todas las razas caninas (más de 300), las de caza son más de la mitad, y aunque tengan en común una misma característica, es decir, la búsqueda de la presa, se diferencian en el modo mediante el cual el ejemplar persigue y alcanza su objetivo.

En consecuencia, según sea su especialidad, las razas de caza se dividen en seis grandes grupos: de muestra, de rastro, de madriguera, de cobro, de búsqueda y de carrera,

De muestra

Los criadores han modelado el natural instinto cinegético del perro favoreciendo las cualidades de la busca y del acecho; es inútil perseguir a presas más veloces en la carrera o en el vuelo, es mucho mejor localizarlas y bloquearlas en su refugio temporal, hasta la llegada del cazador.

En consecuencia, el perro de muestra descubre a la presa con su excelente olfato y, en lugar de concluir él solo la caza, se limita a detenerse en posición de estatua, esperando precisamente al cazador. Esta forma de colaboración, según afirman los aficionados a las razas de muestra, es la que se adapta en mayor medida al espíritu deportivo de la caza.

Además de la muestra, es muy importante la busca llevada a cabo “al viento”: el perro no localiza el rastro de la presa en el terreno, sino mediante los efluvios que llegan a su nariz a través del aire. De ahí se deriva el típico y elegante porte de perro, con la cabeza alta, y la necesidad del cazador de lanzar al perro siempre contra el viento.

Perdiguero de Burgos

Sin embargo, sigue siendo objeto de discusión lo forzada que pueda ser la muestra y la busca al viento, dos prerrogativas que pueden parecer innaturales, más bien “construidas” únicamente en función del cazador.

En realidad, aunque hay una buena parte de espontaneidad, el adiestramiento tiene un papel importante, y la consecuencia de todo ello es la gran relación de colaboración que se crea entre el hombre y el perro.

Las razas de muestra son las más difundidas en el ámbito cinegético, y se las suele subdividir en dos subgrupos diferenciados en base a su estilo y a las características de trabajo: perros de muestra ingleses (pointer y setter) y perros de muestra continentales, entre los que destacan el kurzhaar, el perdiguero de Burgos, el bretón, el korthals, el drahthaar, el spinone, etc.

De rastro

Los perros que pertenecen a esta categoría (sabuesos y grifones) desempeñan un tipo de caza diametralmente opuesto al que se acaba de describir.

Además de dirigirse exclusivamente a las presas de pelo, buscan el rastro sólo en el terreno, descubren a la presa y la persiguen hasta conducirla al lugar en que se encuentra apostado el cazador.

Sabueso español

La relación de colaboración con el hombre es muy fuerte, aunque decididamente atípica; efectivamente, el sabueso lleva la caza por cuenta propia, seguido por los otros perros de la jauría, y en su precioso trabajo a menudo se aleja mucho del cazador. La presa intenta salvarse y los perros instintivamente la persiguen; al final, el hombre y los perros se reúnen y la fuga de la presa queda bloqueada. Esta especialidad es tan antigua como la propia caza; la pieza por excelencia es la liebre, pero los sabuesos también son muy hábiles en la caza del corzo y de otros ungulados.

Por las especiales circunstancias de a caza en nuestro país, en que la caza menor escasea cada vez más en tanto que la caza mayor va en aumento, la tendencia es a que los perros de rastro asuman un protagonismo cada vez mayor.

De madriguera

Se trata de perros grandes y pequeños al mismo tiempo; pequeños por su tamaño, grandes por su coraje y la tenacidad en la caza. Su característica es la de ser “bajos”, pues solo un perros de patas cortas y tronco largo puede penetrar en las madrigueras de zorros y tejones; y sólo un perro provisto de un coraje fuera de lo común es capaz de enfrentarse a las fuertes uñas de estos animales. La acción de los perros se desarrolla inicialmente de modo autónomo: buscan con tenacidad el rastro olfativo sobre el terreno, y después de haberlo encontrado, lo siguen hasta la madriguera, en la que no dudan en entrar para empujar a la presa hacia el exterior, donde se encuentra el cazador. Si la entrada es demasiado pequeña, ponen en acción un asedio prolongado, sin desistir por motivo alguno.

Jagd Terrier

Las posibilidades de estas razas van en aumento, ya que cada vez se usan más en la caza de ungulados; se valora especialmente el teckel por su gran aportación como perro de sangre, insustituible para encontrar una presa herida que se ha dado por perdida.

Busca y cobro

En estos dos grupos de perros se incluye la más alta expresión de la especialización. En el curso de los siglos, los sistemas de caza han experimentado profundas modificaciones, y el perro de caza se ha adecuado a éstas; de esta manera, algunas razas (y entre ellas las de busca y de cobro) han asumido un papel acaso secundario, pero no por ello menos importante, el de verdaderos auxiliares, que renuncian a su protagonismo para especializarse en la busca y en el cobro de las presas.

Se trata de perros –todos ellos de origen inglés- que saben moverse hábilmente en todo tipo de terreno, entre zarzas y zonas de matorral denso, en el agua y en zonas húmedas, y difícilmente pierden una pieza herida. Ciertamente la acción de un spaniel no es tan espectacular y brillante como la de un pointer o la de un setter, pero el resultado cinegético, sobre todo por lo que respecta al botín final del día, tal vez está más asegurado con estos perros.

Cocker spaniel

En España su difusión no está muy extendida, ya que se usan mucho los podencos y también porque muchos cazadores prefieren ante todo poseer un perro que realice la muestra. Sólo algunos cazadores aficionados a las aves acuáticas o a las agachadizas aprecian totalmente las cualidades cinegéticas de estos perros.

Inclasificables

Finalmente,  existen algunas razas (podenco ibicenco, podenco andaluz, podenco portugués, podenco canarios, cirneco del Etna) que utilizan todos los sentidos (vista, oído y olfato) en la caza, lo que los convierte en muy valiosos desde el punto de vista cinegético, pero de difícil clasificación, ya que sus especialidades son también varias, tanto pluma como pelo, y caza mayor. 

Podenco

CLASIFICACIÓN

PERROS DE MUESTRA:

Braco francés, braco italiano, perdiguero portugués, perdiguero de Burgos, braco húngaro, braco de Weimar, bretón, drahthaar, korthals, kurzhaar, pachón navarro, pointer, setter gordon, setter inglés, setter irlandés, spinone italiano,...

PERROS DE RASTRO (sabuesos y grifones):

Bassethound, beagle, fox-hound, bleu de Gascogne, sabueso de los Balcanes, bruno del Jura, abueso de Hannover, sabueso francés “de grande vénerie”, sabueso italiano, sabueso español, fauve de Bretaña, artesien Normand, grifón vendeen, grifón azul de Gascuña.

PERROS DE MADRIGUERA

Teckel, jagd terrier, fox-terrier.

PERROS DE COBRO:

Golden retriever, labrador retriever, curly coated retriever, flat coated retriever, chesapeake retriever.

PERROS DE BUSCA:

Clumber spaniel, cocker spaniel, english springer spaniel, sussex spaniel, irish water spaniel, welsh springer spaniel.

PERROS DE CARRERA:

Galgo español, greyhound, galgo afgano.