El corzo (I): morfología y cuerna
Enviado por Tuslances.com el 16-04-2013
Orden: artiodáctilos Familia: cérvidos Nombre científico: Capreolus capreolus |
Los corzos son abundantes en casi toda Europa, salvo en los países más meridionales. La mayor parte de las poblaciones han experimentado un aumento notable de sus efectivos en las últimas décadas; las causas de este fenómeno son múltiples: por una parte, las modificaciones ambientales, la desaparición de los predadores naturales y la importante función que desempeñan áreas protegidas, y, por otro lado, una racional actividad cinegética y una selección que se inspira en el ejemplo de otras naciones europeas más evolucionadas en materia de caza y de gestión del patrimonio zoológico y ecológico.
Morfología
Huella de corzo donde se aprecia cómo clava los cuatro dedos, característico de una huida a la carrera |
La gracia y elegancia son los principales atributos de este animal, en contraste con su carácter arisco y nervioso.
Las dimensiones del corzo, bastante variables, se encuentran en estrecha relación con su hábitat; la longitud va de los 90 a los 130 cm; la altura en la cruz está comprendida entre los 65 y los 80 cm, mientras que el peso varía de los 15 a los 30 kg. En general los corzo que viven en Europa septentrional son más robustos que los que pueblan las naciones más meridionales, aunque las excepciones son bastante frecuentes el tronco es robusto, ligeramente más delgado y más alto en la zona posterior; ello explica fácilmente la gran velocidad que el animal es capaz de desarrollar, aprovechando el mayor empuje del tren posterior.
El cuello es bastante esbelto y delgado, mucho más largo que la cabeza. Ésta varía en relación con la edad, ahusada y alargada en los sujetos jóvenes, rechoncha y más ancha en los ejemplares viejos. Aparte de la estructura de los cuernos, no es difícil establecer, incluso desde lejos, la edad de un corzo examinando con atención el perfil de su cabeza: cuanto más viejo es el animal, en mayor medida asume su cabeza la forma de un triángulo equilátero.
Los ojos son grandes, con cejas largas y lacrimales poco marcados, que contribuyen mucho a acentuar la expresión dulce de este animal. Las orejas son bastante largas y los pabellones auriculares se orientan en todas direcciones.
Las patas, delgadas, poco musculosas y extremadamente elegantes, parecen demasiado delicadas para sujetos que viven en la montaña. La pezuña, también estrecha y alargada, está formada por cuatro dedos; el tercero y el cuarto se apoyan en el suelo, mientras que el primero y el segundo sirven de soporte, interviniendo, por ejemplo, en la fase del salto (como se puede comprobar al observar sus huellas en el suelo).
El pelaje
Desde el nacimiento hasta la vejez, el pelaje experimenta varias transformaciones y representa, juntamente con el perfil del hocico y con los cuernos, un elemento indicativo de la edad; además, en cada estación el pelaje se muda adecuándose perfectamente al hábitat circundante.
En los primeros meses de vida, el pelaje se caracteriza por un denso moteado de vistosas y típicas manchas blancas en el dorso; a continuación éstas se vuelven más oscuras y se ven recubiertas progresivamente por pelo leonado rojizo, hasta desaparecer totalmente después del quinto o sexto mes.
Desde el séptimo hasta el noveno mes, aproximadamente, coincidiendo con el invierno, el corzo adquiere su primer manto invernal, con pelo muy espeso y de color gris pardo, jaspeado por espléndidos matices plateados. De abril en adelante, la librea se vuelve estival, de color rojizo más o menos castaño, y el pelo se vuelve menos espeso. Se puede observar una evidente coloración más clara en el espejo caudal y en la parte interna de las patas; en verano, ésta es amarillenta, mientras que en invierno se hace completamente blanca.
El escudo anal del corzo es con forma arriñonada en el macho y con forma de corazón en la hembra
Esta característica mancha posterior (también conocida como escudo anal) tan visible cuando el animal huye, está formada por pelos eréctiles, que se yerguen precisamente cuando el animal está asustado, con lo que parece que el espejo caudal o escudo anal sea más grande y que el animal lo ostente en señal de irritación.
Por otra parte, el corzo es un animal que no tiene una cola propiamente dicha, sino tan sólo una rudimentaria prolongación de la espina dorsal.
En la vejez (la longevidad del corzo es de 12-13 años), el pelaje pierde su brillantez; se hace menos suave, estoposo y asume una coloración ligeramente más oscura; aparecen también grandes franjas, que interrumpen la uniformidad cromática, y alrededor del hocico se extienden vistosas zonas blancas.
Las cuernas
Presentes únicamente en el macho, son caducas, es decir, que cada año, como sucede también en el caso del ciervo, las cuernas del corzo caen para luego crecer en poco tiempo. Contrariamente a lo que se suele creer, no es el número de puntas lo que define la edad del animal, sino más bien la medida y la forma de las cuernas, elementos que están en estrecha relación con el hábitat y el estado de salud del corzo.
El desarrollo de la cornamenta comienza hacia el tercer mes de edad, con la formación de dos esbozos óseos que crecen linealmente hasta el séptimo mes y alcanzan los 3-4 cm de longitud.
Entre enero y febrero, estas protuberancias desnudas y desprovistas de “roseta” caen, para dejar su lugar al nuevo trofeo, que se completa en el plazo de tres meses. Este fenómeno se repite cada año.
La nueva cornamenta siempre es más voluminosa que la anterior, y en el periodo de crecimiento rápido se cubre del típico “terciopelo”, una membrana vellosa, ricamente vascularizada, de la que el animal se libera gradualmente con enérgicos frotamientos contra los árboles. Cuando el ciclo de caída y crecimiento de las cuernas se ha estabilizado, el terciopelo recubre el trofeo desde finales de otoño hasta la primavera, y la operación anual de “limpieza” deja en la corteza de los árboles rastros evidentes e inconfundibles, que denuncian sin ninguna duda la presencia de corzos en la zona.
Cuerna típica de corzo
La forma típica de una cuerna de corzo completamente desarrollada es de seis puntas (tres puntas en cada vara); pero las excepciones y las anomalías son muy frecuentes, y no es raro encontrar corzos cuyas cuernas tienen un número menor de puntas. Por ejemplo, hay corzos que presentan una sola punta en cada cuerno (caso típico de corzos débiles o viejos). En consecuencia, el número de puntas no está relacionado con la edad, sino con la condición física del animal, particularmente en el momento de la formación de la cuerna ; un corzo que vive en un hábitat adecuado puede llegar a presentar un trofeo de seis puntas desde los primeros años de edad, mientras que un anima menos sano, o que vive en condiciones ambientales poco idóneas, puede quedarse con una sola punta toda su vida.
Las anomalías del trofeo de corzo, como ya hemos dicho, son numerosas; entre las más frecuentes están los denominados “botones”: corzos jóvenes con cuernos cortísimos, a menudo deformes y cortados. Cuando existe una fuerte carencia hormonal (falta de testosterona), se desarrolla la “peluca”, una excesiva proliferación del terciopelo que impide la osificación del tejido, por lo que el corzo, al encontrarse en la imposibilidad de ver y comer, está destinado a morir.
Otra anomalía consiste en la disminución de la longitud de las puntas o su ausencia parcial; son corzo regresivos, primer objetivo de la caza selectiva.
Al corzo con una sola punta, es decir, solo dos varas, también se le llama corzo asesino.
Cuerna de corzo con peluca
Cuernas de corzo asesino
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#1 Rui
Estimado sr. Vengo a informarle de que llegue a la triste cinclusion de que usted se equivoco sin querer y que espero que sea ese el motivo,o se equivoco por sobrado de conocimientos. Devole informar que la primera foto no es una huella de corzo,ni el corzo tiene cuatros dedos. El corzo como cualquer ungulado tiene pezuñas,2 para ser mas claro y cuando corre marca 2 pezuñas. Tiene si 4 patas. La huella que usted dice ser de un corzo en realidad es de un javali. No he lido el resto de su exposicion de conocimiento corzal,porque me basto con la huella,para no perder mas tiempo. Que tenga un buen dia
15/05/2018 10:47
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#2 VACA
rui, el que esta equivocado, eres tu, es mas no debes de haber visto muchas huellas de jabali, asi que asegurate bien antes de decir algo. El o los escritores del articulo conocen a la perfeccion lo que estan exponiendo, repito perfectamente, y no soy ningun cientifico, solo un cazador.
17/05/2018 20:59
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#3 Beatriz
El señor Rui tiene razón. La huella de la primera foto es de jabalí, no de corzo. Como bien dice el señor Rui, el corzo es un ungulado y por tanto tiene dos pezuñas en cada pata. La foto muestra una huella con cuatro, es decir, no es un ungulado. Se trata de un jabalí. Basta una rápida búsqueda en internet para ver la diferencia. Se lo comento como persona que trabaja en investigación científica, pero como digo basta una sencilla búsqueda en internet (en páginas fiables) para ver la diferencia. Las personas que escribieron el artículo debieron de confundirse de foto. Internet está lleno de Informacion, a veces verdadera y a veces falsa. Siempre es mejor contrastar antes de creer algo.
17/08/2024 23:43