La improvisación no suele ser buena compañera, y en el caso de una Administración, mucho menos. La celeridad con la que la Junta de Castilla y León ha publicado la Orden Anual de pesca para este año y su cercanía con la aprobación de la nueva Ley de Pesca, a principios de año, ha traído consecuencias nada deseables para los pescadores, también para la Administración autonómica, como así lamentaba y por ello pedía disculpas el director general de Medio Natural, José ángel Arranz, en la entrevista realizada por Leonardo de la Fuente para Radio Marca en su programa de caza y pesca ‘A Tenazón’, un referente para los aficionados a ambas prácticas deportivas.

La apertura en este mes de marzo de la temporada truchera no ha estado exenta de críticas, dándose, incluso, entre los pescadores más cercanos a la Administración. No se puede entender que los días previos a la apertura no se pudiese acceder a la web institucional para solicitar los permisos sobrantes, por ejemplo, o que los pescadores salmantinos habituales en el Escenario Deportivo Social se encontrasen con la sorpresa de que para acudir a este espacio debían estar en posesión de un pase de control, algo inusual en este Escenario.

Pues bien, respecto a lo primero, Arranz pidió disculpas a los pescadores y asumió el “fallo” de la Administración, lo cual es de agradecer y digno de reconocer que un representante de la Administración reconozca sus errores por lo inhabitual de esta actitud; y en cuanto a lo segundo, según palabras del funcionario encargado de este asunto en la Delegación Territorial de Salamanca, por el momento el acceso al Escenario Deportivo de Salmónidos continúa libre como años anteriores, sin necesidad de estar en posesión de pase alguno, aunque esperemos que si finalmente se lleva a efecto el cumplimiento de la norma, se comunique con antelación a los pescadores.      

Y continuando con aspectos de la pesca que afectan a nuestra provincia, y en contra de lo que algunos quisieran, Arranz aclaró que el hucho, especie que habita las aguas de nuestro Tormes a la altura de Villagonzalo, no es una especie exótica invasora, según el Catálogo español publicado mediante el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, por lo tanto es susceptible de gestión por parte de la Junta de Castilla y León, como así hace “y seguirá haciendo” en el coto de Villagonzalo II, el tramo de río más solicitado de la Comunidad y para el que se expiden, aproximadamente, 1.300 permisos anuales a razón de 25 euros, lo que compensa en cierta medida el coste de su gestión y favorece al sector turístico tan necesitado en esa zona.

Por el contrario, es de difícil entendimiento para el aficionado a su pesca que la nueva Orden Anual permita la captura sin cupo ni talla de este pez fuera de ese tramo, especialmente en zonas que de no ser por la presencia esporádica del salmón del Danubio, son de escaso interés para el pescador, y me refiero al tramo del Tormes a la altura de Huerta y aguas abajo del puente de Encinas de Abajo, espacio que, por otro lado, ha dejado de ser coto intensivo de trucha arco iris y cuyas aguas están descatalogadas como trucheras. Cosa bien distinta cabría pensar de su presencia aguas arriba del azud de la central de Mirat.

Después de transcurridos más de 60 años desde que la Administración lo introdujera en el Tormes, todo indica que el hucho no supone mayor amenaza para las especies autóctonas que aún  habitan el río. El descenso de las poblaciones de estas especies se debe a otras causas y factores ajenos al salmón del Danubio y que bien conocen los pescadores, y me refiero, principalmente, a la degradación de los hábitats acuícolas como consecuencia de una reducción significativa de la calidad del agua, sobrevenida, especialmente, por vertidos incontrolados, falta de depuración de aguas procedentes de núcleos urbanos, aplicación de fitosanitarios de dudosa legalidad o el uso de abonos nitrogenados en explotaciones agrícolas.

La reducción de las poblaciones de especies autóctonas no solo se ha producido en el Tormes, sino en todos los ríos de la provincia, por lo tanto sería injusto culpar al hucho o a cualquier otra especie alóctona de los males que atenazan a la pesca, aunque hay que reconocer que introducciones como el alburno, el percasol, el lucio, o el lucioperca, último inquilino de nuestras aguas y que podemos encontrar en el embalse de Almendra y en el Duero, nada ayudan, más bien todo lo contrario.

Pero en contra de lo que reclaman nuestras aguas y las especies autóctonas que aún las pueblan, la única solución que proponen los administradores pasa por limitar esta actividad introduciendo, por un lado, cupos y tallas casi inasumibles por los pescadores, como es el caso del cupo de seis bordallos o cachos, y, por otro, tratando de eliminar especies, que como el hucho, alegraban las jornadas de pesca de muchos pescadores. Pescar para creer.

Lo que los pescadores y nuestros ríos reclaman es que se ejerza un control efectivo de los vertidos, se depuren las aguas residuales que actualmente vierten muchas poblaciones sin tratamiento alguno, y que se realice una vigilancia exhaustiva sobre la aplicación de abonos y tratamientos fitosanitarios. Seguro que adoptando acciones de este tipo el ejercicio de la pesca y la salud de nuestros ríos estaría asegurado. 

Pesca sin muerte, …si la lesgilación te deja. 

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