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El regreso de un símbolo casi 20 años después

El regreso de un símbolo casi 20 años después

Enviado por Tuslances.com el 25-02-2014

El último avistamiento de linces en la Sierra Norte se produjo en 1998. Los responsables del plan de reintroducción insisten en que no hay fechas y no se hará si no hay complicidad social. De llevarse a cabo, será la primera repoblación de este tipo en Sevilla.
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Recuerda Miguel Ángel Simón, el director del proyecto Life Iberlince, que pretende reintroducir y reforzar la presencia del animal en los enclaves en los que habitó y pervive, que el felino es un "patrimonio único de la Península Ibérica", que no existe en ningún otro lugar del mundo y que la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza lo ha situado en "peligro crítico de extinción", el nivel máximo, mucho más que los grandes felinos cuyo futuro nos inquieta a veces en la sobremesa, con los documentales de La 2. Sería el primero que desapareciera, el que puede desaparecer de hecho, en miles de años, advierte, dejando traslucir una pasión que va más allá de su condición de técnico al frente de una iniciativa por la que la Comisión Europea ha apostado fuerte, con 21 millones de euros, de los 34 de un proyecto del que forman parte 19 socios, desde el gobierno portugués o las comunidades de Andalucía, Murcia, Extremadura y Castilla-La Mancha, hasta colectivos conservacionistas y de cazadores, entre otros. 

Simón confirma que uno de los enclaves que se han tenido en mente desde el principio y en el que se trabaja ya a nivel científico y técnico desde hace un año es la Sierra Norte de Sevilla, de donde el lince desapareció no hace tanto. El último avistamiento "fiable" es 1998. Después hubo más no confirmados. La causa de la extinción fueron las dos enfermedades que mermaron la población de conejos desde los 80, la mixomatoxis y la hemorrágica vírica. Lo conejos suponen el 90% de la alimentación del felino y la confirmación de que hay densidad suficiente es uno de los factores que determinan que se elija la zona para soltarlo. El resto, incluso los riesgos de atropellos, se pueden corregir. Sólo esporádicamente el animal caza una perdiz, un lagarto, un ratón. "Donde hay lince, hay caza", dicen los expertos, apelando a lo que constatan los propietarios de cotos a los que el animal ha vuelto, desplazando a otros depredadores de la caza menor, como el zorro y el meloncillo. Precisamente, Asaja mostraba sus reticencias al proyecto hace unos días aludiendo a esa "superpoblación de depredadores" en la Sierra Norte, que, según parece, no sería el problema. 

La Sierra Norte ha sido un punto estratégico para el proyecto del Iberlince, porque el animal pobló el territorio y hay condiciones para que vuelva. Pero, también lo es por su carácter de corredor ecológico que permitiría unir poblaciones de linces que ya se han reintroducido en otros enclaves de Sierra Morena, en las provincias de Jaén y de Córdoba (en las Guarrizas y en Guadalmellato) con el sur de Extremadura, donde hay propietarios de fincas interesados. Se evitaría así la consanguinidad que ha afectado a los linces de Doñana, una población que ha pervivido de forma aislada. Fue allí donde arrancó, en el año 2000, la primera fase del Iberlince con la introducción de nuevos ejemplares procedentes de Jaén. Pese a las fotografías de atropellos que saltan a la prensa, el director de gestión del Medio Natural de la Junta, Javier Madrid, asegura que ha sido un "éxito". Ya se va por la tercera generación de cachorros. 

Pero la suelta de linces para reintroducirlos en una zona en la que se había extinguido nunca se ha hecho en Sevilla. Se haría por primera vez en la Sierra Norte. Aunque, pese al entusiasmo y la inminencia que apuntó el alcalde de Alanís hace unos días, los responsables destacan que el lugar y el momento concretos no se han decidido todavía. "No me preocupa hacerlo este año, sino hacerlo bien", insiste el director. Y nada se hará -añade- si no hay un amplio respaldo social en la zona. Tras una intensa campaña de divulgación, de reuniones sectoriales que arrancarán ahora, se constatará incluso con encuestas, que se comenzarán a hacer en mayo. 

El trabajo biológico sí está muy avanzado y ha determinado que hay dos zonas que son aptas para empezar, por la densidad de la población de conejos y la valoración del hábitat que se ha hecho. Además de dehesa, deben tener matorral suficiente, donde el lince y el conejo buscan refugio. También se han valorado las amenazas. Una de esas zonas está en el término de Guadalcanal, muy cerca de Alanís de la Sierra, en ese límite con Extremadura que interesa abrir. Aquí, se han analizado más de 20.000 hectáreas. La otra está en Constantina, cerca del término Villanueva del Río y Minas. Hay prevista una reunión en marzo para revisar los datos y elegir el mejor lugar. Pero los responsables del proyecto insisten en que no hay prisas y en ningún caso, la suelta, como todo el trabajo previo, se hará de espaldas a la ciudadanía. Al contrario. Se anuncia y se convoca a la prensa, incluso, cuando llega el momento. 

La suelta, por razones biológicas, se hace siempre en primavera. Los responsables del proyecto tienen previsto realizar en esta próxima otro censo de conejos, para completar el que ya se elaboró en 2013 y saber si la nueva cepa de la enfermedad hemorrágica vírica ha mermado más su número. Así, es probable que la reintroducción en la Sierra Norte se retrase por lo menos hasta el año 2015. 

Miguel Ángel Simón explica que se comienza con lo que se llaman "sueltas blandas". En el centro del área seleccionada se prepara una zona amplia, cercada, en la que los linces se van adaptando al territorio antes de abrírselo del todo. Se sueltan ocho animales al año, cuatro machos y cuatro hembras. En función de cómo evoluciona el grupo, se hacen las nuevas sueltas para completarlo. Más adelante, las jaulas se abren directamente, sin cercados intermedios. 

Normalmente, en los sitios donde la reintroducción lleva más tiempo, a los tres años se lleva a cabo un estudio desde el punto de vista genético, para decidir qué ejemplares se siguen soltando. Se considera que ha sido un éxito, más que por el número total de ejemplares, por el número de "hembras territoriales", que no deben bajar de seis, lo que implica una población de entre 25y 30 linces, de distintas edades. El proyecto se considera concluido -aunque el seguimiento es constante- cuando en unas 20.000 hectáreas hay unas 20 hembras, que implican una colonia de entre 80 y 100 animales en total. 

Los felinos se sueltan siempre en el mes de abril, cuando tienen un año de edad y ya han aprendido a cazar, sin adquirir otros vicios de comportamiento. Proceden de los cuatro centros de cría que existen, el de El Acebuche, en Huelva, en de Olivilla, en Jaén, el de Zarza de Granadilla, en Extremadura, y el de Silves, ya en Portugal, en los que se les prepara también para que tengan miedo al hombre y que "no acaben en el pueblo buscando comida".

 

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