La presencia del lobo se incrementa cada año. ICAL

Un total de 10 ovejas preñadas y una cabra conforman el letal balance del último ataque del lobo registrado en la provincia de León, controvertido cánido que, en 2011, acabó –que se tenga constancia oficial– con dos centenares de reses.

Así, el último episodio ha tenido como marco la pedanía de Rioscuro, perteneciente al municipio de Villablino. Una manada de lobos se ensañó la pasada madrugada con los tres rebaños que otros tantos ganaderos de la zona crían conjuntamente en el paraje conocido como El Calecho, muy próximo a la población de Robles, y donde pastaban en ese momento medio centenar de reses más entre ovejas y cabras.

Al cierre de esta edición los responsables de las tres ganaderías afectadas habían localizado los cadáveres de 11 de ellas, “muy dispersas”. La búsqueda continuará durante la jornada de hoy.

La alerta se dio pasadas las 10 de la mañana. Uno de los ganaderos afectados se dirigió hasta la zona de pastos con otra persona interesada en adquirir alguna de las reses. “Y ahí se encontró a dos animales muertos y un tercero moribundo, con el vientre abierto” a consecuencia de las dentelladas de los lobos.

Poco después se reunieron el resto de ganaderos afectados con el fin de localizar las reses supervivientes continuando con las labores de búsqueda hasta la caída del sol.

El de ayer, no es el primer ataque del lobo que sufre la comarca lacianega este año. La semana pasada, sin ir más lejos, otro vecino de la pedanía de Rioscuro, también recibió la visita de una manada de lobos, esta vez, “entrando directamente en una finca cerrada. Aquí mataron a dos ovejas y, al día siguiente, cuando fueron a recoger los cuerpos, ya no había ni rastro. Hay gente con la que hemos hablado hoy (por ayer) a propósito del ataque, que contaba que también han matado a una vaca con un jato otro día, y a un potro, ni no sé ni cuantas cabezas más”, informó a este periódico una de las ganaderas afectadas en el ataque de Rioscuro.

La pérdidas, como siempre, elásticas, “pero entre 60 y 80 euros por cabeza. Estaban todas preñadas”. Para los afectados resulta chocante la dispersión de los cadáveres: “No las hemos localizado a todas en un perímetro más o menos claro, hay cuerpos repartidos en varios kilómetros a la redonda. Algunas están muertas de una dentellada, otras medio comidas, la imagen es demoledora”, comentan los afectados.

Así todo, la impotencia de la sangrienta escena, se unía ayer la desesperación por la falta de ayuda: “Estuvimos toda la mañana esperando a que llegase alguien de la Guardia Civil de Villablino, que no disponía de patrulla porque había un caso preferente. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) tampoco tenía agentes en activo y no localizamos a los agentes medioambientales que sí aparecieron a eso de las seis de la tarde. Entiendo que no nos iban a solucionar nada pero retrasaron un montón las labores de búsqueda por esperarles a ellos, porque estuvimos toda la jornada de mañana mano sobre mano”.

Las características del ataque, descartan, a priori, que el autor sea el oso, otro de las especies más temidas por el sector agroganadero. “Ahora, la polémica de siempre, el lobo está protegido y nadie nos protege a nosotros...”, apostillan los afectados.

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