Parece que las nevadas se están retrasando a finales de diciembre. La nieve y el frío intenso no han aparecido durante el largo puente, aunque si lo ha hecho la niebla que ha impedido total o parcialmente varias jornadas de caza.

A estas alturas de la temporada son muy pocos los valientes que se atreven con la perdiz «a rabo», si bien y de cara a la Navidad y a la presencia de cazadores foráneos, siempre se organizan algunos ojeos. Además en esta temporada atípica no se puede decir que, después de las primeras jornadas, abunden las «patirrojas», pero si afortunadamente la liebre, prácticamente desaparecida la temporada pasada. Muchos aficionados disponen de cotos en la montaña, por lo que esperan con impaciencia la entrada de becadas, pitorras o arceas, alguno de los muchos nombres con los que se la conoce. Huyendo del frío nórdico esta ave de extraordinario interés cinegético entra en la Península Ibérica y se asienta en las áreas montañosas, especialmente en aquellas en las que abunda la mata de roble. Hasta la fecha hubo una buena entrada en noviembre, según las noticias que llegaban de Asturias, Cantabria y Navarra, pero la ausencia de nieve abundante las mantiene todavía altas o bien al norte.

En el sotobosque de la media montaña y en las riberas con praderas y vegetación de chopos y salgueras, apenas habían entrado hasta ahora y ello a pesar de que hay suficiente humedad para facilitar su alimentación a base de introducir su largo pico en el suelo para buscar larvas, gusanos y lombrices.

Otros tiempos. Cuando la ganadería extensiva era mas abundante había mas becadas alimentándose en las larvas de los excrementos. Pero ahora la mayor parte del vacuno está estabulado. Además tampoco había hecho frío en exceso. El pasado fin de semana se cazaron muy pocas tanto en las riberas del Torío y Curueño como en la zona del Esla y Cistierna.

Es de suponer que pronto, con la nieve que caerá a partir del lunes se asentarán en las zonas mas bajas al ser desalojadas de las cumbres. En estas condiciones es factible buscarlas con los perros en las zonas boscosas, con abundante hojarasca y próximas a las praderas y regueros, especialmente donde pacen o han pacido las vacas. Llega el tiempo de las becadas y en los cotos de media montaña, donde por desgracia la perdiz roja no es abundante, los aficionados se podrán divertir.

El final de la temporada es la época mas propicia para esa caza, que en otros países europeos, se prolonga durante el mes de febrero e incluso marzo.

Contra lo que pueda parecer no está siendo esta una buena temporada para las aves acuáticas. Las limitaciones que impone la normativa de caza sobre zonas de seguridad y aguas corrientes, permite a los ánades refugiarse en lugares seguros. Mientras las heladas no son muy fuertes de cualquier charca o humedal puede salir una pareja de «azulones». A lo largo del recorrido del AVE y otras obras públicas por Tierra de Campos, debido a las extracciones de zahorras, han quedado multitud de lagunas en las que pueden verse lavancos, fochas y otros ánades. Pero cuando se hielen las aguas estancadas se dirigen a los ríos y allí, no se las puede disparar salvo guardando la distancia. Dentro de pocos días entrarán otros ánades como las Cercetas, un pato pequeño pero muy apreciado tanto por su carne como por la elegancia y rapidez de su vuelo. También la agachadiza, presente en los bordes de las zonas húmedas, presenta una notable dificultad en el tiro.

Las formaciones de ánades volando a gran altura pueden verse con cierta frecuencia en las proximidades de ríos y lagunas. Especialmente llamativos por su tamaño son los cormoranes. Esta temporada han entrado en dos oleadas. En la primera en octubre se apreciaron menos «cuervos marinos», pero ahora han llegado muchos mas sembrando a inquietud entre los pesadores. Especialmente en las inmediaciones de los pantanos hay buenas concentraciones, también en las choperas del Órbigo y del Esla.

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