Investigadores del Centro de Pesca de Vancouver, Canadá, han dado a conocer su primera estimación sobre el valor de la industria pesquera, establecido en 240.000 millones de dólares. El mismo estudio sugiere que un mejor gerenciamiento de las existencias de peces en el mundo podría alimentar a 20 millones de personas más, especialmente en países empobrecidos. En las conclusiones de los investigadores hay una advertencia que choca frontalmente con los planteamientos de la inmensa mayoría del sector pesquero, especialmente el español: los subsidios de los gobiernos alientan la sobrepesca que está destruyendo el recurso.

El trabajo es el primer análisis amplio del valor potencial de la pesca en todo el mundo, que adjudica un valor estimado de 45.000 millones de dólares a la actividad de la pesca deportiva oceánica, el avistamiento de ballenas y el buceo, que dan trabajo a un millón de personas. Además, de los 27.000 millones de dólares de subsidios anuales a la pesca destinados a subvencionar combustible, 16.000 millones incrementan la sobrepesca que destruye las reservas de peces.

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han utilizado datos de capturas internacionales de pesca en alta mar del año 2000, dentro de las zonas económicas exclusivas de todos los países. Próximamente se conocerán datos relativos al año 2008.

Si a todo esto unimos que más de un tercio de los peces capturados se convierten en harina de pescado para alimentar cerdos, pollos y peces de piscifactoría y que, además, ahora se registra una especial dedicación a la pesca de krill (base de la cadena alimentaria en el Antártico) para ser utilizado como pienso en granjas de pollos, peces y cerdos, hay que preguntarse hacia dónde va la pesca y si, como se señala en el informe de los investigadores canadienses, no habrá que gerenciar más adecuadamente los recursos para que más personas puedan vivir de una mejor pesca. O lo que es lo mismo: aplicar de una vez la doctrina tan extendida y tan poco cumplida de pescar responsablemente y hacerlo de manera que los peces tengan futuro en el planeta Tierra. Subsidiar la pesca para que esta se convierta en harina de pescado no es, indudablemente, el mejor camino.

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