Se crió rodeado de la pasión por la caza como la mayoría de familias de La Sénia (Montsià). Víctor Gimeno, delegado de Medio Ambiente en las Tierras del Ebro y dirigente de ICV, nunca compartió las críticas de sus colegas de partido ecologista contra la caza en barraca, modalidad que en la comarca es una tradición y que la Unión Europea considera ilegal por vulnerar la normativa de protección de las aves. Gimeno afronta un juicio por prevaricación por archivar, supuestamente, denuncias contra este tipo de caza.

"Nos ha apoyado mucho", señala un cazador de la zona agradecido con Gimeno. El político alentó esta caza desde que llegó a Medio Ambiente en 2004 y la autorizó de forma excepcional bajo condiciones que los cazadores no respetaron hasta desencadenar una cascada de denuncias. Luego amparó, presuntamente, a los infractores archivando los expedientes y declarando en su defensa en los casos que acabaron ante el juez.

El empeño en defender la caza en barraca ha llevado al delegado de Medido Ambiente a las puertas de su juicio. La Fiscalía de Tarragona pide para él 11 años de inhabilitación por prevaricar al archivar denuncias contra los practicantes de esta modalidad en 2004. "Lo hizo de forma arbitraria y con ánimo de favorecer a los cazadores", señala el escrito de acusación.

Gimeno ha declinado responder a las preguntas sobre el caso planteadas por este diario. A sus 59 años, el juicio, que todavía no tiene fecha, puede suponer el final precipitado a su carrera política. También coloca a ICV, formación que hace gala de su lucha por la causa ecologista, ante el disparadero de explicar por qué uno de sus dirigentes está acusado de transgredir la ley al apoyar la caza ilegal. "Hay que ser de la comarca para entenderlo; aquí la caza es una pasión y

[Gimeno] ha sufrido muchas presiones. Pero no ha dejado de actuar correctamente", defiende un dirigente local de ICV que pide el anonimato. Por ello, Jaume Forcadell, presidente de ICV en las Tierras del Ebro, apoya al acusado. "No actuó de forma unilateral, sino avalado por los servicios jurídicos de Medio Ambiente", subraya. Su postura contrasta con el silencio general del resto de dirigentes de ICV, que se mantienen al margen de un asunto que ha descolocado al partido.

La afiliación a ICV de Gimeno, militante del PSUC desde 1975, bebe más de su vocación izquierdista que de la ecologista. Quienes le conocen destacan su apego a las tradiciones de su tierra y consideran lógico que contemporice con un tipo de caza que ha mamado desde niño. "Quien más, quien menos todos los de la comarca la hemos practicado. Aquí se puede ser cazador y ecologista", asegura un vecino que compartió estudios con el acusado. Pero en sectores del ICV señalan a Gimeno como representante de un perfil añejo y poco actualizado respecto al posicionamiento verde que la formación ha ido cultivando con esmero. Por ello, la actitud del acusado en defensa de la caza le ha granjeado cierta desaprobación entre los nuevos cuadros del partido. "Hay malestar porque es un palo explicar una situación a los electores que puede terminar repercutiendo en las urnas", razonan.

"Un partido que se considera verde, que gestiona una delegación de Medio Ambiente y promociona el incumplimiento de la ley que defiende a los animales es de escándalo", razona Josep Ferran Almansa, presidente de la Asociación Española de Agentes Forestales y Medioambientales, personado en la causa contra Gimeno como acusación particular. "Ha intentado normalizar una práctica ilegal porque es natural de la zona, pero verlo en los juicios contra cazadores declarando en su defensa muestra que se ha excedido", se señala en el sindicato CC OO.

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