Decepción. Según informa Elcorreo.com eso es lo que sintieron los centenares de cazadores riojanos que, tras meses de espera, volvieron a desenfundar las escopetas para ir en busca de la codorniz, el plato fuerte de la media veda que comenzó ayer en La Rioja. Las previsiones ya auguraban que no iba a ser un buen año en cuanto al número de ejemplares de esta especie, pero algunos aficionados a la cinegética la definen como «la peor apertura que recuerdan». Tan mal apuntaba que había vaticinios que señalaban iba a estar prácticamente ausente en algunos de los más de 170 cotos de caza de nuestra comunidad, y así ha sido.

«Hay gente que ni las ha visto volar», cuenta Emilio Ruiz, un cazador de Alesanco que, como muchos otros y a pesar del calor no se quiso perder la jornada de apertura. Y a pesar de todo no le fue tan mal, vio cinco volar y acertó en cuatro de ellas. «Creo que soy el que más ha matado del pueblo, porque casi no hay ninguna», explica. En la zona de Estollo, la codorniz tampoco ha aparecido tanto como antaño. «Han caído unas ocho o diez», cuenta Ángel José Lerena que llevaba esperando el inicio de temporada desde febrero, cuando acabó la temporada del jabalí.

Aunque la media veda permite cazar gran variedad de especies –tórtola común, paloma torcaz, urraca, grajilla, corneja negra, estornino pinto y zorro en La Rioja– la codorniz es la reina y la más esperada. Pero no solo lo es por la presencia de este ave migratoria que llega a la península huyendo del calor africano, sino por la forma en la que se le da caza. Su acecho es sencillo si te haces acompañar de un buen perro de muestra, es decir, un can que tenga buen olfato.

La codorniz, por lo general, suele esconderse entre los rastrojos de paja y la labor de los perros es encontrarlas. Cuando despavoridas por la inminente amenaza alzan el vuelo, es el turno del cazador que si es hábil con la escopeta puede hacerse sin problemas con el ave. «Disfrutas más viendo cazar al perro que matando a la presa», cuenta Emilio Ruiz, que coincide con Ángel José Lerena en afirmar que la caza menor es más «íntima y especial» que la mayor, aunque la escasez de piezas les está haciendo apreciar más a las grandes especies que de momento mantienen amplias colonias de ejemplares.

Y en el mundo de la caza, como en todos, cada maestrillo tiene su librillo repleto de consejos para hacerse con las mejores piezas. En este caso para la codorniz, los 'sabios' suelen recomendar orientar el sentido de la caza de cara al viento lateralmente, pero nunca en contra, para facilitar el trabajo del perro, ya que de su olfato dependerá que encuentre un mayor número de presas.

Pero no todo depende de los animales, a la hora de comenzar la batida de una finca, si está al lado de una sin cosechar o es una zona donde abunda la vegetación, es recomendable comenzar la batida desde ese lado y cortar así su huida a un entorno donde pueda esconderse más fácilmente. Aunque da igual el número de trucos o consejos que se pongan en marcha cuando el objetivo, simplemente, no está presente.

Mucho tiempo ha pasado desde que un maestro de la pintura como Francisco de Goya inmortalizase en una de sus obras –'Partida de caza'– en 1775 los momentos más pintorescos de acecho y caza de este ave. «Ya no es como antiguamente, que si podías matar veinte las matabas y si podías matar cuarenta pues mejor. Ahora los cazadores se lo toman más como un deporte y se conforman con menos, pero de ahí a que no haya codornices hay un trecho», lamenta Emilio Ruiz.

Por el momento las expectativas no son buenas, la realidad es que, quitando algunos años 'buenos', el número de codornices que llegan a nuestra comunidad continúa en descenso.

FUENTE:  www.elcorreo.com