Los ganaderos consideran que el volumen de ataques del lobo al ganado en algunas zonas de la región no es sostenible y por ello han trasladado esta misma semana a la Consejería de Agroganadería una serie de propuestas para tratar de reconducir la situación. Una de estas proposiciones hace referencia a aumentar las zonas consideradas libres de lobos en el conjunto de la región.

Desde la plataforma Asturias Ganadera consideran que debe ser el Principado quien delimite cuáles deben ser estos lugares sin presencia del cánido, aunque entienden que existen algunos parajes donde los daños del lobo al ganado son inasumibles para los pastores. «Casi toda la vertiente norte de los Picos de Europa o Cudillero tuvieron el pasado año unos daños insostenibles», pone como ejemplo Xuan Valladares, uno de los portavoces de esta plataforma.

Los pastores explican que la parte asturiana del Parque Nacional es en verano uno de los lugares con mayor concentración ganadera en extensivo del país. Además también es una zona donde no hay excesiva presencia de fauna silvestre, por lo que las reses se han convertido en una de las primeras fuentes de alimentación del cánido. A esto se suma que al haber sido en el pasado un territorio donde no había una presencia notable del depredador tampoco existen unos mecanismos tradicionales de contención de esta especie como sí los puede haber en otras zonas de Asturias más acostumbradas a convivir con el lobo y que registran en la actualidad menos daños.

Valladares añade que existen estudios que indican que si los controles sobre el lobo se realizan al azar, estos tampoco resultan efectivos, y añade que en Noruega está constatado que «el 5% de los lobos causan el 85% de los daños, pero allí a los ganaderos les dejan defenderse cuando el lobo entra en las majadas».

Desde Asturias Ganadera afirman que «la solución al problema es compleja y pasa por acciones caras como pueden ser los estudios». Estos trabajadores del campo entienden que una solución podría ser poner en marcha un plan que delimite la región por los distintos usos que se le puede dar al terreno. De esta manera, proponen, existirían zonas exclusivamente ganaderas en las que se controlaría la presencia del cánido, otras donde no se permitan las reses, y también zonas mixtas en las que el terreno sea compartido por ganado y depredador. «Es el Principado quien debe determinar estos lugares, pero consensuándolos entre todos, ganaderos, conservacionistas y Administración, se podría regularizar la situación», entienden en esta plataforma.

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