Los resultados preliminares del estudio realizado por la Fundación Artemisan en la Comunidad de Madrid, muestran que la tórtola europea tiene predilección por los paisajes de dehesa y ribera, mientras que la tórtola turca está ampliamente distribuida en los núcleos urbanos de la región, sin que se haya evidenciado una competencia entre ambas especies.

Durante la jornada se plantearon interesantes debates, tanto sobre los motivos por los que las poblaciones de tórtola han disminuido en los últimos tiempos, el plan de caza adaptativa de la especie, los esfuerzos de recuperación que se realizan en los cotos y la necesidad de políticas agrarias ayuden a cambiar el destino de la tórtola europea, que aún cuenta con poblaciones de importancia en la Comunidad de Madrid.

Otro debate interesante se basó en el hecho de que la tórtola turca, a pesar de su abundancia, sea considerada especie no cinegética.

Para contribuir en la recuperación y gestión de las poblaciones de tórtola europea, se extrajeron las siguientes conclusiones:

Los elementos clave para un buen hábitat reproductivo para la tórtola común son: disponibilidad de agua cercana durante toda la primavera-verano, existencia de semillas silvestres propias de zonas labradas cerca de estos puntos de agua, y la presencia de siembras de cereal en la zona.

La capacidad para mejorar el hábitat de las tórtolas en un coto de caza, estará muy ligada a la zona de la Comunidad de Madrid en la que se encuentre nuestro coto de caza, así como a la posibilidad de colaborar con los agricultores de la zona, propietarios de los terrenos e incluso Ayuntamientos u otras instituciones públicas.

Así, si el coto se encuentra en zonas del sur y este de la región, garantizar que los manantiales, fuentes, pilares o abrevaderos de la zona estén en buen estado de conservación y con agua durante todo el verano resultará la mejor acción que podamos hacer por la tórtola. Los bebederos usados normalmente para perdices no tienen el impacto positivo sobre las tórtolas que tienen los anteriores puntos de agua, por lo que siempre será mejor optar por la creación de abrevaderos tipo pilón, charcas, etc… o asegurarnos que los ya existentes se encuentran con agua accesible para las aves durante los meses de junio, julio y agosto. Lo ideal es que haya un punto de agua a un máximo de 1500 metros de otro, y siempre deben encontrarse cercanos a zonas con vegetación arbórea.

Otros cotos de la Comunidad de Madrid tienen más disponibilidad de agua estival, como aquellos ubicados al norte y oeste de la región. En estos casos será de mayor interés, especialmente si estamos situados en áreas forestales y con predominio de pastos para el ganado, garantizar un mínimo de siembras de cereal, facilitando el acceso a los rastrojos por las tórtolas durante todo su periodo reproductivo. Estas siembras, tendrán además un efecto positivo para otra mucha fauna agraria, y favorecerán la biodiversidad.

Respecto a aumentar la disponibilidad de semillas silvestres, nos encontramos ante una cuestión más compleja de mejorar por los cotos, ya que la clave es reducir tanto el uso excesivo de herbicidas como el sobre-laboreo en zonas agrícolas. Esto permitiría que en los barbechos primaverales podamos encontrar semillas silvestres de interés para las tórtolas, o que en los cultivos de viñedo y olivo hubiera franjas de vegetación herbácea o un nivel de laboreo que permita a alguna de estas plantas granar durante la primavera y estar disponibles para la fauna.

En definitiva, cada coto tendrá acciones de mejora del hábitat de mayor interés en función de su localización en la región. Asimismo, será fundamental su colaboración con agricultores, propietarios e instituciones públicas, mediante la cual podrán impulsarse la rehabilitación, conservación e incluso creación de puntos de agua; siembras de cereal; o una agricultura más adaptada a la fauna agraria.

Cerró la jornada el Director General de Biodiversidad y Recursos Naturales de la Comunidad de Madrid, D. Luis del Olmo.