La perdiz con reclamo. La reina de las controversias.
Enviado por Tuslances.com el 01-02-2012
Texto: Carlos Enrique López Fotografías: Cuquillera y Juan José Cabrero
Mucho se ha escrito, y aún queda mucho más por escribir, de esta modalidad de caza que levanta pasiones en algunos y ampollas en otros. En el segundo de los casos casi siempre por desconocimiento.
Son muchos los cazadores –entre los que me encuentro–, que después de haber criticado esta caza, han llegado hasta ella por caprichos del destino, y se han sentido conquistados por una forma de cazar tan peculiar como apasionante.
Hay quien piensa que cazar el reclamo es colocar un pajarito en una jaula, esperar que cante y cargarse al que acude atraído por su melodía sin más aspiración que llenar el puchero. Nada más lejos de la realidad. Posiblemente en otros tiempos y en otras circunstancias fuera así. Cuando el hambre hacia del reclamo un compañero útil para contribuir con su trabajo a alegrar unas pocas patatas viudas, que hervían deseosas de carne en un fogón de cualquier casa, donde la falta de recursos obligaba a jugársela a cara de perro y salir al monte en busca de carne.
Entonces se consideraba un buen pájaro de reclamo el que tenía más recursos para meter al de campo en el tiradero y a la mayor brevedad posible, quitar de en medio al que acudía al desafío, para plegar la escopeta recoger los archiperres y salir corriendo antes de que la guardería o los civiles pudieran situar el tiro. Hubo tiempos en que esta caza sólo estaba permitida a los miembros de la nobleza, otros en lo que estuvo prohibida y perseguida y otros, como los actuales, en los que se practica –en la mayoría de los casos– por aficionados que respetan la normas y que hacen de esta modalidad una forma de entender la caza y el campo totalmente diferentes.
Hay quien, en el colmo de la ignorancia, asegura que durante la época de reclamo se matan las perdices que iban a criar para la próxima temporada. ¿Acaso la que abatimos en el mes de octubre no tenía previsto poner huevos este año?
Los cuquilleros del siglo veintiuno, los que somos verdaderos aficionados a esta modalidad, posiblemente seamos los más respetuosos con nuestras perdices, con sus ciclos vitales, con su hábitat y con su periodo de cría.
La picadilla de febrero
Nunca se caza la perdiz con reclamo en época de nidificación o cría. Sabido es de todos los aficionados, que la perdiz es una gallinácea y como tal se comporta en el campo y en cautividad. Las perdices son aves gregarias, pero extraordinariamente celosas y combativas y esa cualidad es la que, desde tiempo inmemorial, han utilizado los cuquilleros para cazarlas en las épocas del año en la que se producen lo que conocemos como picadillas. Durante el año, se producen al menos cinco picadillas, siendo las más notables las de febrero, San Juan y octubre. Son épocas en que los ejemplares de los bandos hacen especial gala de su combatividad y distribuyen picotazos a diestro y siniestro entre sus congéneres dividiendo los bandos. Precisamente de esos picotazos le viene el nombre a las distintas épocas en que esta conducta se reproduce.
Pelea de gallos: «las picadillas son épocas en que los ejemplares de los bandos hacen especial gala de su combatividad y distribuyen picotazos a diestro y siniestro entre sus congéneres dividiendo los bandos».
Actualmente los cazadores de reclamo utilizamos la primera picadilla del año, la de febrero, para practicar nuestra caza preferida. Con los primeros hielos del año, se produce la separación de los bandos. Los machos dominantes empiezan a repartir picotazos entre sus congéneres y se producen combates auténticamente sanguinarios en que los ejemplares intentarán marcar un territorio como suyo, y expulsarán a cualquier contendiente de los que hayan fijado como sus dominios. Establecerán un territorio de apenas doscientos metros de radio, donde fijarán sus dormideros comederos y zonas de reposo, en los que difícilmente tolerarán la presencia de ningún ejemplar ajeno al bando. En estos días empezarán a definirse los pares y cada macho se hará acompañar de una o dos hembras con las que galanteará hasta que cuando abril eche a andar forme pareja estable y comiencen la nidificación y cría. Para entonces los reclamos estarán en los terreros, la caza habrá finalizado y los verdaderos aficionados nos dedicaremos a preparar comederos y bebederos, para cuando lleguen los días de más calor y los primeros pollos empiecen a corretear por el campo tengan menos dificultades para salir adelante.
Cada uno marcaremos nuestro ciclo. Pero, eso sí, cuando las perdices estén criando, los cuquilleros nos dedicaremos a velar por su seguridad, controlando depredadores y facilitándoles el acceso al agua y al alimento.
Desahogo de la cuquillería andante
Muchos pensarán que sería mejor que hiciéramos como los fotógrafos de naturaleza, no intervenir y dejar que todo siguiera su curso. Pero eso sería ignorar la realidad de la cadena trófica en la que han desaparecido los grandes depredadores, dejando espacio a la superpoblación de predadores oportunistas, que hacen desaparecer nidos y crías sin que los que se autodefinen como defensores de la naturaleza, ecologistas de salón y demás vainas, hagan nada por evitarlo.
Cuando llega esta época, la de nidificación y cría, es asombroso ver a los supuestos ecologistas, desayunando con sus niños tostadas con aceite, antes de irse al campo a buscar nidos para hacerles fotos, y correr detrás de los pollos recién nacidos.
Saborean el aceite y hacen ver a sus vástagos lo saludable de su consumo. Ninguno se habrá dado una vuelta por los olivares donde ya no hay pájaros, porque se los han cargado con los productos fitosanitarios empleados durante años sin control ninguno. Podrán explicar a sus hijos como se ahorra agua en el riego, utilizando los sistemas de goteo, pero ignorarán que por esos microtubos que distribuyen el agua, también corre la muerte en forma de productos químicos, empleados para el abono o para impedir la formación de cal que obstruya los conductos de riego, y que cuando son consumidos por los animales, les provocan alteraciones en sus organismos que les conducirán a la muerte lenta e inexorable. La imprudencia o la avaricia de muchos agricultores, están acabando con todo tipo de aves y mamíferos. La agricultura intensiva acaba con las especies animales y esto no es motivo de manifestación de los supuestos conservacionistas, que no dudarán en irse a apedrear latas e impedir el normal desarrollo de una jornada de caza, incluso sembrando veneno para los perros. Eso sí, con la complicidad silente de una Administración que todavía no se ha enterado que la caza en cualquiera de sus modalidades es una fuente de trabajo, de turismo y de ingresos sin la que muchos pasarían hambre.
En fin, para ser mi primera intervención en Caza y Safaris, me he desahogado. En próximos números hablaré de las mejores formas para hacer puestos y reposteros, y comentaremos el desarrollo de la actual temporada que espero sea de un éxito para todos los sacrificados cofrades de la cuquillería andante. CyS
*Reportaje cedido por la revista Caza y Safaris.
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#1 cazadorperdigonero
quiero pajaros para cazar el reclamo ya tengo ya de algunos sitios de españa y me interesarian probar de otros lugares
18/02/2012 14:37
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#2 Montero
Hola cazador perdigonero. Para buscar pájaros de perdiz para el reclamo te aconsejo hagas la consulta en nuestro foro de caza de la perdiz. Puedes entrar pinchando arriba en el botón "FOROS". Un saludo.
18/02/2012 18:16