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El arruí ya no es un problema

El arruí ya no es un problema

Enviado por Tuslances.com el 19-05-2015

El control de la población del muflón del Atlas, con unos 1.200 animales abatidos, reduce a cero las denuncias por daños.
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Como Clint Eastwood en 'Sin Perdón', Paco tiene el don de poner la bala donde pone el ojo. O, lo que viene a ser lo mismo, donde pone la cruz del visor que corona su viejo rifle de cerrojo. Cuatro veces ha accionado el gatillo esa mañana y cuatro arruís han acabado con sus cornamentas en el suelo. «¡No veas el tino que gasta el menda!», susurra, asombrado, el fotógrafo que le ha acompañado a lo largo y ancho del Parque Regional de Sierra Espuña.

Dos agentes medioambientales se disponen (en la foto superior) a abatir un arruí en Sierra Espuña. En la foto pequeña, con el animal ya inerte después de recibir un certero disparo.

Dos agentes medioambientales se disponen (en la foto superior) a abatir un arruí en Sierra Espuña. En la foto pequeña, con el animal ya inerte después de recibir un certero disparo. / GUILLERMO CARRIÓN / AGM

Como esa jornada, cuatro agentes medioambientales repartidos en dos equipos vienen recorriendo a diario, desde hace unos meses, el macizo montañoso que se alza imponente en medio de la geografía regional. Su misión principal es abatir ejemplares de arruí, el muflón del Atlas que hace cuarenta años fue introducido artificialmente en Sierra Espuña y cuya población se había disparado en los últimos años hasta alcanzar la cifra de varios miles de ejemplares en la Región. Solo el censo estimado en 2012 en las 18.000 hectáreas del parque regional era de 1.400 animales, a los que hay que sumarles una cantidad indeterminada de reses que han colonizado otras 50.000 hectáreas del entorno. Su expansión ha sido tan intensa que incluso se ha extendido a la comunidad andaluza, a través de las sierras de Almería.

La convivencia con el arruí nunca estuvo libre de polémicas en Murcia, pero los conflictos alcanzaron su cénit a mediados del año pasado, cuando la sobrepoblación de esta especie, sumada a una sequía histórica que obligó a los animales a buscar alimento en los cultivos del parque y sus alrededores, disparó las quejas y reclamaciones por daños procedentes de los agricultores. Unas denuncias que en unos casos estaban más justificadas y en otros menos, pero que incrementaban igualmente el nivel de conflictividad en torno a ese animal.

En tales circunstancias, y más teniendo en cuenta que la presencia del arruí en la Región nunca ha sido bien vista, salvo por el colectivo de cazadores que han visto en esta especie una forma de promocionar la Región en el mundo cinegético, no era difícil imaginar quién acabaría pagando la factura en buena medida.

«La población de muflón del Atlas se había disparado en los últimos años y había que actuar», admite el director de Conservación de Sierra Espuña, Andrés Muñoz Corbalán, quien achaca la deficiente gestión sobre esta especie -a lo largo de años- a los efectos de la crisis económica, que habría impedido destinar a esa tarea los recursos humanos y materiales necesarios.

Con la llegada de un nuevo equipo a la Consejería, encabezado por la directora general de Medio Ambiente, Encarna Molina, se tomó la decisión en mayo de 2014 de reducir drásticamente la población del 'Ammotragus lervia' (nombre científico del arruí) hasta dejarla en unos 300 ejemplares. Una medida a corto plazo a la que se sumarán otras en los años venideros, que deberían servir para garantizarle un futuro en términos socieconómicos y medioambientales.

«Ha venido para quedarse»

«El arruí ha venido para quedarse», admite Muñoz Corbalán, que es consciente de que incluso si se optara por la aniquilación total de la especie, se trataría de una misión prácticamente imposible de acometer. De ahí que la fórmula estribe en mantener la densidad de arruí en unos niveles asumibles desde todos los puntos de vista.

La práctica ausencia de depredadores naturales en la Región hace que la única opción viable pase por abatirlos. Una labor de la que se están encargando desde hace doce meses los agentes medioambientales y los antiguos celadores de caza, que hasta el momento contabilizan unos 1.200 ejemplares derribados. Para ninguno de ellos -confiesan- es plato de buen gusto estar matando animales, pero asumen que forma parte de su trabajo y además lo hacen con criterio. «Se está haciendo una caza de gestión», explica el director de Conservación, «sobre todo de hembras y ejemplares jóvenes, ya que existía una descompensación (dos hembras por cada macho) y además, así, se reduce la capacidad de respuesta de la especie en materia de reproducción».

Hay que tener en cuenta que en algunos momentos, sobre todo en los primeros años de presencia del arruí en la Región, su tasa de crecimiento llegó a ser del 30%, explica Francisco Botella, profesor del Departamento de Biología Aplicada de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Esta institución se ha implicado intensamente en estas labores de control, asesorando a los técnicos de la Dirección General de Medio Ambiente.

Además, tras las medidas de choque acometidas en los últimos tiempos, este mes se ha iniciado un nuevo recuento de ejemplares de arruí. Será este censo el que marque la pauta a seguir en los próximos meses, pues en estos momentos es difícil cuantificar el número de animales que quedan en el parque natural.

«Sabemos, más o menos, los que había en 2012, que eran unos 1.400 -advierte Muñoz Corbalán-, y los que han sido abatidos. Pero hay que tener en cuenta que el arruí se ha seguido reproduciendo y que además puede haberse registrado un cierto 'efecto llamada'»; esto es, que al disminuir la densidad en la zona han podido entrar animales procedentes de las áreas perimetrales.

Implicación de los cazadores

Al tratarse de zonas abiertas, advierte Muñoz Corbalán, es necesario que se haga una gestión global. Ello obligará a que fuera del parque, en las 50.000 hectáreas en las que está presente el arruí, también se acometan medidas de control. «En esas zonas se ha consolidado una demanda cinegética en torno a esta especie. Hay unos 130 cotos en los que se están cazando arruís y, si quieren seguir haciéndolo, se les exigirán planes de gestión y que adopten medidas para mantener el equilibrio», señala.

Por el momento, con las actuaciones ya acometidas, de entre las contempladas en el denominado 'Protocolo Arruí', se ha conseguido que las denuncias procedentes del colectivo de agricultores se hayan reducido prácticamente a cero desde hace meses. Ahora se impone no bajar la guardia para que la situación se mantenga, de forma que la bella estampa del muflón del Atlas siga recortándose sobre esas montañas, pero sin soliviantar a nadie.

 

FUENTE: LAVERDAD.ES


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