El Cuerpo de Agentes Rurales y técnicos de la Agencia Catalana del Agua (ACA) analizan la causa de la muerte de, al menos, una cincuentena de truchas el pasado domingo en el río Ter entre las poblaciones de Bescanó y Anglès.

Según fuentes de la investigación, un inspector de la ACA se ha desplazado hasta el lugar para levantar acta y, una vez que el caudal lo permita, se llevará cabo una inspección.

Los peces han quedado atrapados en una reja de una pequeña central eléctrica que sirve para retener hojas y troncos y se han tomado muestras del agua.

Los cadáveres son tanto de trucha común como de irisada, una variedad autóctona de América que se ha introducido donde se puede pescar con mosca.

El objetivo es determinar si los peces han llegado muertos a la reja de la central hidroeléctrica o si a raíz del elevado caudal del río y mayor velocidad del agua no han podido salir de allí y han muerto.

Desde la Federación Catalana de Pesca Deportiva se responsabiliza a la ACA de la mortalidad repentina de las truchas por considerar que se debe a unas maniobras realizadas el fin de semana que han conllevado el vaciado de agua del fondo del pantano.

En cambio, la ACA niega que las maniobras efectuadas hayan comportado ningún vaciado de fondo y puntualiza que eran las ordinarias "de desembalse ante episodios pluviométricos".

El Cuerpo de Agentes Rurales admite que, tal y como asegura la Federación Catalana de Pesca Deportiva, podrían aparecer más peces muertos con el paso de las horas.

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