Tras un breve parón técnico de renovación de permisos y autorizaciones administrativas, volvemos al ataque.

Día 12 de Julio de 2019, como siempre hago, antes de ponerme de aguardo, hemos revisado previamente los puestos. La última vez que fui a revisar se veía tomado, aparentemente por el estado del mismo, al menos una piara rondaba el lugar. La decisión es clara volvemos a ponernos y en mi caso una hora antes de la puesta de sol tengo que estar subido en mi alcornoque, porque aunque los cochinos son animales de “costumbre”, ….¡Hacen lo que les da la gana!. Y a mi me suelen entrar entre las 21:30 y las 00:00 aproximadamente, eso es lo que sule marcar la cámara, pero después na de na y entran cuando quieren.

El día esta agradable para un 12 de Julio, la temperatura es de 29ºC y el viento es de poniente de flojo a moderado con alguna rachita fuerte.

Estoy muy contento, porque el simple hecho de salir al campo para mi es un disfrute y las señales que tenemos apuntan a que vamos a tener algo de meneo.  Sobre las 20:45 ya estamos en posición y asegurado con nuestras cuerdas y nuestro arnés, arco preparado y todo a punto. ¡Comienza la espera!.

Lo guiris de las casas cercanas como siempre en esta época liando el taco, música a toda leche, pero lo bueno es que a las diez un once de la noche están como peonzas y todo se queda en calma.

21:00 horas upsss no ha saltado el comedero…. Ya no recuerdo si era a las nueve o nueve y media cuando lo tenía puesto. 21:30 salta el comedero…3 segundos de maíz y pipas de girasol, me sobre salto, por el ruido. Acto seguido me entra una piara de jabalíes, pero no dan la talla y me dedico a disfrutar de ellos, como mero espectador de la naturaleza, deseando de que se pongan gorditos, para vernos las caras más adelante.

Cojo el arco, lo normal es que entre con la piara de primalones algún jabalí de cierto tamaño, hermano de otra camada, abro el arco con intención de hacer prueba de apuntar, sin intención de tirar. Al cerrar el arco…. EL DESASTRE…. ¿Qué ha pasado?.

Se ha salido al cerrar el arco la cuerda de la polea. ¡Entro en pánico!. Me acabo de quedar si arco, tras coger aire en intentar calmarme, sigo viendo a la piara arrasar con las golosinas que les han caído, no entra nada más y cuando se marchan tras hacerles varios aspavientos, me bajo del árbol y me voy corriendo al coche, ya que tengo una prensa y voy a intentar volver a meter la cuerda en la polea. Aviso a mi compañero de faena, que lo tengo cerca, para que sepa que voy a bajarme e iré hacia el coche. Son las 21:45, saco la prensa e intento poner la cuerda. ¡No puedooooo!. Mane me escribe…. ¿voy? – No tranquilo, voy a ver si puedo – Tras 15 o 20 minutos que me parecieron una eternidad, aviso a Mane. – VEN – En escasos 2 minutos lo tengo por allí. Tras 25 minutos más, con muchos nervios, casi sin ver y solo con la luz del frontal y mucho estrés, conseguimos meter la cuerda en su sitio. Mando a Mané para su puesto y yo me dirijo al mío, aunque con el ánimo de no cazar, ya que me daba la sensación de que me había variado sensiblemente el Nock point (punto de enfleche), a no ser de que me entrara un marranaco no iba a tirar, porque prefiero asegurar el tiro. De echo si mané no hubiera venido en mi coche, no habría seguido cazando, pero por no fastidiarle me fui de nuevo al árbol.

22:35 horas me acabo de sentar de nuevo, m escribe Mané un mensaje, 2 Tanganazos –¿Cómo?, ¿Estás de coña? – ¡Noooo!, me contesta. Alegrón porque después de la que hemos liado ha tirado dos jabalíes nada más volver al puesto. ¡Increíble!. Le aviso que me quito y nos vemos en el coche. Ya esta hecha la faena de la noche y prefiero retirarme, llegar temprano a casa y probar el arco para ver si ha sufrido algún daño fatal.

Ahora el protagonista de este relato es mi amigo Mane, al que le dedico este reportaje, agradecido al haber dejado de cazar para echarme un capote.

Tras dejarme en el llano donde dejamos el coche terminado de prepararme, para volver a irme al alcornoque, Mane llega a su puesto y….. ¡¡¡Sorpresa!!! ¡¡¡Están allí unos cochinos!!!. No hay tiempo de ponerse a pensar, se sube al alcornoque con sigilo y cuidado de no hacer ruido y espantar a los cochinos, se coloca, coge el arco, le monta la flecha y tira la luz….. no la abarruntan…. ¡Tanganazo! Hay una leve estampida y ¡Tanganazo! …. ¡Otro!. ¡¡¡Que lance!!!.

Al día siguiente volvemos al cazadero, tenemos trabajo y tenemos que pistear dos cochinos tirados en el mismo sitio. El rastro va a ser complicado. Nos acompaña Bartolome, otro compañero y gran persona. Y Romi, la Teckel de Mane.

Nos ponemos al pisteo….

¡Aparece uno!. Volvemos al puesto e intentamos leer el monte, pero nada, nos pegamos una media hora dando vueltas Romi, estaba rodeada de olores y se confundía. Decidimos apostar por tercera vez en coger la misma vereda donde apareció el primero… ¡El otroooooo!.  Impresionante estaba al lado y nos nos habíamos percatado, porque había caído un metro hacia abajo y creíamos que el primero se había revuelto allí antes de caer.

Muchos abrazos y alegría por cobrar los dos cochinos. Lo cierto que teníamos equipazo, Mane es miembro de AEPES en la zona y Romi, la Teckel está muy bien entrenada.

Esto es lo que ha dado de si un intenso fin de semana de caza.

Seguiremos contando las peripecias de las esperas de jabalí.