Un día más nos pueden más las ganas de salir al campo que las de quedarnos en casa. Ya vamos perdiendo minutos de luz y como tal poco a poco vamos adelantando la hora en la que nos subimos al alcornoque. Volvemos a hacer la toma de datos para intentar sacar una pauta de comportamiento de los jabalíes.

Son las 19:45 horas, viento de poniente ligero a nulo, temperatura 16ºC, nos atamos debidamente con las cuerdas, para tener la máxima seguridad posible. Hay que tener siempre presente que cazamos de noche y en lo alto de un alcornoque, con lo que nunca debemos bajar la guardia, una caída desde esas alturas pueden buscarnos una avería seria.

Una vez todo en orden pasan las horas, a las 22:00 horas minutos arriba minutos abajo, oigo un gruñido y varios guarros tarameando, parece que se está moviendo un macho con una piara, estarán a unos 40 o 50 metros mío.

Sobre las 23 horas tras una hora de tensión escuchando a los jabalíes bregando, entra la piara, 5 guarrillos primalones comiendo como alma que se lleva el diablo, la hembra se queda en el jaral a escasos 10 metros míos, pero no quiere entrar, llama a los primalones, tiro la luz y recelan un instante, pero es más su ansia de comer que la luz de mi linterna, no hago ni el intento de tirar, la guerra no va con ellos, estoy esperando algo más grande, que merezca la pena tirar. Sigo atento, porque puede entrar el macho que he escuchado bregar.

Sin casi ver nada, tan solo la intuición, creo que hay una mancha muy negra de buen tamaño a mi derecha, no es la hembra, porque sigue en el mismo sitio regañanado. Me dispongo a abrir el arco y tirar la luz, nada más tirar la luz, veo que es un gurro de buen tamaño, pero no me da ni un segundo y se tapa con las jaras, no tengo tiro limpio y desisto tirar al bulto.

Los primalones comen hasta dejar todo totalmente limpio y se marchan. Los oigo taramear monte hacia arriba, perdiendo el sonido a lo lejos.

Serían las 23:45 horas, cuando decido dar por finalizado el aguardo.

¡Una vez más ganan ellos!.