Las armas de fuego son unas grandes desconocidas para la gran mayoría de la población, sin embargo, en la provincia de Castellón, seis de cada 100 ciudadanos cuentan con una licencia para portar este tipo de dispositivos. En total, y según los datos aportados por la Guardia Civil, son 38.594 los castellonenses que cuentan en su haber con la documentación que avala la posesión y el uso de armamento tipo D y tipo E. Estas son, explican, las categorías en las que se incluyen las armas de fuego utilizadas para la caza tanto mayor como menor, es decir, rifles, escopetas y carabinas.

En ese sentido, cabe destacar que, los datos que manejan desde el Instituto Armado, el único cuerpo de seguridad con potestad en España para otorgar este tipo de permisos, reflejan que la práctica totalidad de las cerca de 40.000 licencias expedidas hasta diciembre del pasado 2010, se entregaron a civiles que practican este tradicional deporte. Una conclusión lógica si se tiene en cuenta que la legislación española es una de las más duras del mundo en lo que se refiere a la expedición de permisos para poseer y utilizar armas cortas, más enfocadas a la defensa personal. Y es que ese es un 'privilegio' que se reserva únicamente a los efectivos de las Fuerzas Armadas y a los agentes que conforman los distintos Cuerpos de Seguridad del Estado.

Por el contrario, conseguir un permiso para obtener armamento de caza (rifles, escopetas, etc,...) suele ser bastante sencillo. De hecho, basta con dirigirse a una delegación de la Guardia Civil, presentar varios documentos (certificado de antecedentes penales, certificado médico y acreditación de la dedicación a la caza) y pasar una prueba psicotécnica.

Con todo, en la provincia de Castellón son cerca de 40.000 las personas que disfrutan de esta concesión. Una cifra que aunque en un principio pueda paracer desmesurada entra dentro de lo que es la media nacional.

En este sentido, cabe tener en cuenta que este tipo de armas no son peligrosas si se siguen ciertas normas de seguridad. Normas que desde las distintas asociaciones de caza y armerías de la provincia tratan de difundir para evitar accidentes como los que el pasado mes de febrero acabaron con la vida de dos veteranos cazadores castellonenses en los términos montañosos de Alcudia del Veo y Segorbe.

La tragedia les sobrevino a ambos de la misma manera: de manos de un compañero. Y es que un despiste como no poner el seguro a la escopeta o no asegurar el blanco antes de disparar puede desencadenar terribles consecuencias, como ocurrió aquel domingo seis de febrero en Segorbe y Alcudia del Veo.

 

 

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