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Tropezones de oso

Tropezones de oso

Enviado por montero el 26-04-2010

La vigilancia para atajar el furtivismo y la colaboración vecinal, claves para asegurar la recuperación del número de ejemplares. Los guardas retiraron 28 lazos de zonas oseras en sólo dos meses y en 2009 se pagaron 368 expedientes por daños
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Las funciones de la «Patrulla Oso» van mucho más allá del avistamiento y control de plantígrados en la cordillera cantábrica. El «aguardo» por «Villarina» ha concluido, pero aún quedan tareas por realizar. Es un trabajo duro e intenso pero que tiene sus recompensas. «A veces hacemos cosas que nadie nos manda, como tomar un café con los paisanos o charlar con los guardas de la zona de Castilla y León para contrastar datos y estrategias. Si estamos aquí, es porque nos gusta», explica Miguel Fernández, guarda mayor de la patrulla. Los miembros de la patrulla en Somiedo asienten y dan la razón a su coordinador. «Si, hacemos muchas horas, pero es algo que nos apasiona. Si no, no estaríamos aquí», comentan. No hay más tiempo para charlas. Hay que continuar con el cuidado de una de las especies más emblemáticas de la región. LA NUEVA ESPAÑA los acompaña.

La patrulla parte hacia Castañeras, en Belmonte. Allí se han registrado daños en un colmenar. De camino se topan con un par de cazadores que preparan una batida. Comentan que han visto un oso de color blanquecino por la zona. «Estos datos nos ayudan mucho. La gente que vive en los pueblos conoce muy bien la zona y su colaboración es de gran ayuda para los censos», comenta Miguel Fernández. Los cazadores se marchan y el guarda mayor aprovecha para echar un vistazo con sus prismáticos, siempre a punto. Otea el horizonte en busca del animal avistado. Al cabo de un rato, guarda los binoculares, no hubo suerte, y continúa su marcha hacia Castañeras.

Cuando llegan a la finca, se encuentran varios colmenares destrozados en una cabaña. El animal ha entrado por el tejado y, al parecer, se ha dado un buen atracón. La patrulla se centra en recopilar indicios. Hay diferentes huellas: marcas, pelos y excrementos. «No hay duda, ha sido una madre con crías», argumenta en seguida un guarda, quien repasa la alimentación del oso analizando los excrementos. Según los datos facilitados por la patrulla, el año pasado se pagaron un total de 378 expedientes por daños, algo que también cuenta en la conservación del oso. «Con una buena gestión de los daños contribuimos a que haya mayor concienciación hacia la especie. Los vecinos ya no ven al oso como un enemigo», concreta Miguel Fernández. Los paisanos reciben un 20 por ciento más de pagos por los daños al ser causados por una especie en peligro de extinción. También cuentan con pastores eléctricos para evitar la entrada de osos en los colmenares y existen subvenciones para proteger los colmenares.

La patrulla sabe que para seguir conservando esta especie emblemática es necesario actuar en todos los frentes. Por ello también mantienen una estrecha relación con los cazadores. «Los acompañamos en las cacerías y si avistamos osas con crías en una zona, cambiamos la batida. Es fácil confundir un oso con un jabalí. Por ello colaboramos con ellos y ellos con nosotros. Los cazadores son necesarios en este proceso. El jabalí se alimenta de lo mismo que el oso, así que si aumenta demasiado, puede convertirse en un competidor», puntualiza el guarda mayor. En los últimos años, la colaboración con los cazadores ha ido en aumento. «Sólo entre todos podemos conseguir sacar al oso adelante», recalcan.

Otro de los cometidos de la patrulla es retirar lazos en las zonas oseras. Durante los dos últimos meses y en colaboración con el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona), el Fapas, la Fundación Oso Pardo y guardas de la zona se retiraron 28 trampas. Éstas, según el guarda mayor, siguen siendo la principal amenaza para el oso. Los venenos casi están erradicados y el furtivo de escopeta apenas existe. Pero los lazos siguen causando daños importantes en la población. Por ello la patrulla se esmera en retirar y denunciar la existencia de lazos en el monte. «Hasta hace unos años, Ibias era como el triángulo de las Bermudas: oso que llegaba allí, oso que desaparecía. Ahora la cosa está cambiando, aunque todavía queda mucho camino por recorrer», comenta Miguel Fernández. Es fundamental mantener el hábitat del oso libre de lazos, más aún en los límites de su territorio. Sin lazos, la especie podrá colonizar nuevos espacios sin riesgo.

Tropezones  de oso

Las horas pasan y los miembros de la «Patrulla Oso» siguen los restos de la familia que causó daños en Castañeras. Se internan en el bosque y siguen su rastro. Aprovechan para comprobar el estado de una cámara que tienen instalada en la zona para fotografiar animales. Las imágenes no han captado ningún plantígrado. Recogen la cámara y regresan al coche. La jornada aún no ha terminado. Queda mucho trabajo. El oso sigue estando en peligro y eso implica tesón y constancia. Algo que conocen muy de cerca los miembros de la «Patrulla Oso» de Somiedo.

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