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Llega la arcea, la embajadora del frío
Enviado por montero el 18-12-2009
La sorda llega a Asturias en dos oleadas que se producen coincidiendo con los primeros días de noviembre y a mitad del mes de diciembre.
La arcea, una volátil enigmática, es la embajadora del frío y en diferentes oleadas migratorias aterriza en España desde principios de noviembre hasta mediados de diciembre. Viene a pasar el invierno y regresa a partir de los primeros días de marzo. Sus vuelos ya se estudian por satélite en conexión con un transmisor de nueve gramos que los estudiosos le colocan en una mochila sobre el lomo. Hasta hace diez años sólo se extraían datos y conclusiones de sus viajes tras haber sido anillada en las patas en sus países de origen, fundamentalmente en Rusia.
Hoy se estima que se producen dos picos migratorios en la arcea, también llamada sorda, becada, pitorra o chocha perdiz. El primer pico se produciría en los primeros días de noviembre y de él formarían parte las arceas que proceden de áreas norteñas: Rusia, Polonia o Suecia. La segunda oleada, de más corto recorrido y a mediados de diciembre, corresponde a poblaciones centroeuropeas.
Nadie se arriesga dar una cifra real de la población de arceas en Europa, aunque se acepta como posible la de 17 millones de ejemplares. Y todos los años los cazadores abaten más de dos millones de estas buscadas volátiles. El hábitat en el que se desenvuelven: terrenos ricos en humus y abundantes en lombrices, no ha sufrido grandes transformaciones y, aunque es un ave encarnizadamente perseguida por el cazador, su número no desciende de forma alarmante.
Para cazar la becada hay que estar dotado de piernas de hierro y pulmón de acero, además de contar con la colaboración de un perro astuto y de finos vientos. El disparo definitivo es complicado en el interior del bosque, a veces hay que apretar el gatillo al rumor, y relativamente sencillo en terreno abierto. Es un pájaro de bastante envergadura y de aceptable bulto porque acostumbra a pesar por encima de 350 gramos.
En todos los concejos de la comarca oriental asturiana existen devotos de la caza de la arcea que cuando llega el otoño están pendientes del frío, el viento, la nieve y el sitio de querencia de la sorda. Y en Piloña se aglutinan en cuadrillas estables. Así, los grupos de Pablo Rodríguez, José Manuel Cuesta, José Molina, Jesús del Río, Joaquín Nuño, Francisco Vega, Miguel Murcia y Sabino Noriega ya llevan cobradas esta temporada más de 130 arceas.
Varios cazadores piloñeses salieron al monte el martes 8 de diciembre para dar rienda suelta a su gran afición y reunirse más tarde en La Reboria con el fin de disfrutar de una comida cinegética, a primeras horas de la tarde. Y se presentaron en el restaurante con once arceas cobradas entre todos ellos.
La Reserva del Sueve, montaña y planicie próxima al litoral, es un santuario para la arcea que encuentra en el paraje un excelente campo de aterrizaje después de un largo viaje de hasta 4.000 kilómetros en diferentes etapas. Allí, en el lote de Cofiño, una cuadrilla de Cangas de Narcea se llevó el pasado fin de semana una percha de cuatro ejemplares tras haber disparado sobre nueve. Comentaron que eran pájaros de entrada porque «están muy delgadas».
Y, en la misma fecha, en el espacio de Libardón monteó un grupo de cazadores del concejo de Parres que cobró tres becadas después de disparar sobre otras doce. Un experto que se encontraba en un bar de las inmediaciones comentó con sorna que aquellas pitorras «más que delgadas estarán duras y por eso repelen los perdigones».
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