1 dÃa de caza, miércoles 12-10-22.
Bueno, a ver por donde empiezo.
La llegada al bar, me despertó a la realidad, porque parecÃa que llegaba un tanto asà tranquilo y empanado, como si no fuese a lo que iba, como si fuese a trabajar y no a cazar, algo asÃ, y eso, cuando es para ir a cazar, no puede ser asÃ, y menos el primer dÃa.
Aparco la furgoneta, la que me lleva de caza y de pesca, y ya empiezan los saludos y los gritos, y los abrazos con algunos a los que llevas sin ver pues todo el año. Acojonante la puesta en escena, vaya tela, todos allà en la calle. Y me termino de espabilar y ya entro de lleno en ese estado de atención, de vigilancia y de excitación, otra vez, menos mal chacho, espabÃlate cojones.
Los mÃos ya estaban allÃ, esperando, venga cabrón, tas quedao sobao ?, pues no, es que he desayunado en mi casa, 2 tostadas grandes con mucho aceite del bueno, jamón york y queso, y un bombón largo con 2 dedos de leche condensada. Y cuando he ido al almacén a por la furgoneta, me he entretenido rellenando el chaleco de cartuchos y he ido al frigo y me he sacado 2 botellicas pequeñas de agua, congeladas media botella y ya luego, le relleno la otra mitad y asà dura más tiempo frÃa, que luego bien a gusto que os dais un traguico, cabrones.
Total, me pido un café solo corto y cargadico, para espolear más si cabe mi estado de excitación, ahora sÃ, y que ya iba en aumento por momentos, y me salgo a la calle con los demás a echar un cigarro y a esperar a los mÃos que se coman sus pringosas ensaimadas y se beban el café con leche.
Llegamos al sitio elegido, más o menos donde empezamos todos los años, preparamos los aperos, bajan los perros y cada uno elige por donde tirar y empezamos la mañana. Arreo yo por donde me gusta, y empiezo a subir, y a cosa de 500 metros o asÃ, la loma por la que subÃa, a la izquierda, tiene un corte recto de unos 8 o 10 metros de altura, y debajo, unos bancales medio abandonados o poco cuidados, de viejos olivos en su mayorÃa, que están todos llenos de pasto seco y amarillo, una bendición de sitio para las horas finales, bancales del tamaño de 3 o 4 tahúllas cada uno, que esto tiene muchos años y se ve que los bulldozers hicieron ese corte para aprovechar toda esa tierra y allanar y hacer esos bancales grandes, que desde entonces están asÃ.
Bueno, no me enrollo más y voy a lo que voy.
1 perdiz, no colgada.
Iba justo a varios metros de ese corte, porque está peligroso y yo llevaba la intención de pasarlo y empezar a subir lomas, cuando de repente, oigo tiros por debajo, que iba una cuadrilla tocando eso y no los habÃa sentido, y el revuelo de un bando de perdices cuando se arrancan, ese tropel de volaterÃa, y me arrimo deprisa a mirar a ver si las veÃa, cuando justo a un par de metros antes de asomarme, se me echa encima una perdiz que subÃa de abajo hacia arriba buscando la escapatoria, y que casi me da en la trompa, y al verme, suelta el cacareo ese del chicooooo, chicooooo, y la velocidad que llevaba, para cagarse, y me rebasa la cabeza a medio metro o asÃ, y me la encaro a toda leche y apunto y entonces, justo al apretar el gatillo, la veo que hace una pirueta en el aire y pica para abajo y a la izquierda, en vez de seguir recta y como hacia arriba y al frente. Maldita puta, lo que me ha hecho. La enfilo para tirarle por segunda vez, y otra vez al apretar el gatillo, rompe la dirección que llevaba y da otro volantazo y me gira ahora a la derecha y hacia arriba, como para volver a subir ese corte de tierra grande y alto que comento, y la vuelvo a fallar, y ya, para terminar de hacerlo bien la muy puta y para ahorrarme munición, termina por taparse con una mini chaparra que habÃa, la única puta mata grande que habÃa, y yo encarando y viendo a ver por los lados, y ahora ya, fuera de tiro, la oigo otra vez cacarearme y decirme lo de chicooooo, chicooooo, tonto de los huevos. Vaya que sÃ, que buen pájaro por Dios, que macho, ahora me alegro de que se me fuera y se saliese con la suya.
2 perdiz, no colgada.
A 300 metros del lance anterior, o asÃ, me vuelan de la cresta 5 o 6 perdices, a 60 o 70 metros, hacia abajo, mierda, y no encaro siquiera. Lo veo ya a esa distancia que no consigues nada, y además, sé que tienen que haber más perdices por aquà y no las quiero poner en aviso. Y ahora sÃ, un poco más adelante, me arranca una facilona de los pies, la dejo un poco y disparo. La engancho y la veo como se gira cayendo y no me gusta, de ala, será posible con lo buena que me ha salido, y no me da tiempo a doblarla y salgo corriendo. Llego a donde a caÃdo y me veo a compadre a unos 200 metros o asà y le grito. La has visto caer, la has visto caer, y el gilipollas que no, que no ha visto nada. Vete a tomar por culo, compadre, no me bromees ahora, que ha caÃdo aquÃ. Viene con la perra, y busca que te busca y allà un rato y nada. Será posible que pierda yo esta perdiz, no me lo creo. Y la perdÃ, vaya que sÃ.
3 perdiz, 1 colgada.
Por fin, a media ladera, una vez que habÃa yo pasado unas pajas, como a 15 o 20 metros, arranca por arriba y para atrás de mÃ, que me pilló bien con los pies en terreno bueno sin desnivel, y la cogà bien la trayectoria y le tiré rápido y cayó seca, como un trapo. Cuando la recogÃ, flipe, vaya macho, joooooder, vaya perdigote, que hermosura. Qué pedazos espolones y los segundos que le asomaban, vaya tela. Y el cabezón que tenÃa. Pues ya me relajo, porque serÃan las 10 o asà y estaba mosqueado con lo que me habÃa pasado, y que era lo inevitable el estar pensando que ya podÃa llevar 3, pero bueno, ahora ya no me quedarÃa bolo y todo tenÃa ya un color diferente.
4 perdiz, 2 colgada.
Viendo que por arriba oÃa tiros y mucho movimiento de gente, aviso por teléfono a mis compañeros y les informo lo que pienso hacer, y decido bajarme para abajo y aunque algo pronto, pues empezar a tocar algunos viejos bancalones y pastos y margenes querenciosos por la parte de abajo. Asà andaba, y un poco antes de llegar a mi destino, cuando miro y pienso que mejor dar un rodeo en zigzag en una punta de loma que se mete en dirección a los bancales, como una gran escollera de algún puerto que se mete en el mar. Y asÃ, en zigzag, me iba de un lado al otro, y volviendo atrás unos metros para salir por la otra cara, y éste juego llevaba, para que las perdices, si estaban allÃ, que vaya si estaban, no se me escurrieran a peón por un lado y yo hecho un simplón por el otro. Por la mitad iba cuando me arrancan a la izquierda, otra vez a 60 o 70 metros, otra vez a esa distancia justa para no tirarles, un buen manojo de perdices, y esa era la tónica esta mañana, ver muchas pero que no aguantaban. Me paro y pienso, a ver, asómate por si alguna se ha quedado, joer, y me asomo, piso la zona bien pisada y sin hacer ruido casi y ya me daba la vuelta para seguir, cuando me vuela una, muy buena, de debajo de los pies, y la dejo unos metros y tiro y cae sin más problemas que el de ir tranquilo a recogerla, que le vi el pelotazo de cojones desde arriba. Has visto cabrón, no te fÃes. De cualquier sitio, no saben ni na. Bien, ahora ya voy redondeando la mañana.
5 perdiz, 3 colgada.
Esa lengua, me la conozco muy muy bien, mucho, y tendrá de larga algo más de medio kilómetro y con diferentes anchos, que en toda esta zona hay varias más parecidas a donde yo estaba. Pero lo bueno, está al final, porque las perdices, en cuanto te sienten, van a peón delante por entre las matas, que es raro que aguanten por la mitad, y al final, si sigues recto, te salen fijo antes de que tú llegues a estar a distancia de tiro. Yo, a 100 metros antes de llegar al final, que se acaban las matas de monte, me salgo a un lado, que tiene como unos 2 metros de alto y por ahÃ, sin hacer ruido, y un poco agachado, me llego al final y de repente, me asomo casi por la punta, que hay una chaparra y me sirve para taparme, y total, que cuando me asomo, el final está a unos 10 metros o asÃ, como mucho, y suelen estar ahà esperando ver llegar el peligro para salir. Pues unas veces sale bien y otras no. Y aquÃ, en este lance, que me vuelan 4 o 5 perdices, y en lo que tardo en irme a la que considero mejor, que salió cada una para un lado al sorprenderlas, pues la encaro y aseguro y disparo y otra que cae como un trapo. Y no tiro más porque vi las otras un poco largas ya, y yo tengo un problema y es que muy de cerca me tienen que salir para hacer dobletes con ellas, porque tengo el miedo presente de perder la primera por no ver bien donde a caÃdo, y luego, la segunda perdiz, pincharla o dejarla herida por la distancia o yo que sé, y perder las dos perdices al final. Pufff, no me fÃo un pijo.
6 perdiz, 4 colgada.
Bueno, pues salgo de aquà más contento quel copón, y bajo y bajo y me veo a un compañero. Chaaacho, como va. Me mira y me dice, cabrón hoy vas bien. SÃ, no va mal, y una que he perdido, mierda. Venga, vamos pabajo a tocar los pastos aquellos. El llevaba 1. Estamos llegando al sitio y y le digo que tire por la izquierda, que es lo mejor y donde pueden estar metidas algunas perdices de las que habrán bajado revoladas, y yo cogeré por la derecha. No hago más que pisar el margen, y me sale de los morros un machete guapo, chillón, y lo enfilo delante de mi compañero y lo dejo seco como la mojama y pega un buen pelotazo en en suelo y la perra lo trae. Me mira mi compadre y me dice, con que yo por la izquierda, que es lo mejor, no hijoputa, jajajajajajajaj, casi me parto. Seguimos y nos separamos un poco y le oigo tira. Veo la perra trotar y cobrar a lo lejos. Bien por mi amigo, jajajajaja. Ya con mi percha hecha y próximos al coche, pierdo el interés y le hago señas que se ponga en la punta y yo me meto por detrás y tomo su dirección y me meto por unas pajas grandes y un margen muy bueno y a ver si le revuelo algo. Pues a la mitad del trayecto, vuelan 2 perdices, una se escora bastante pero la otra aguanta la dirección y le pasa a mi amigote, que le falla el primero pero la deja caer en el segundo, menos mal, si la falla, no sé lo que hubiese pasado en la comida, jajajajajaja.
Ya en el coche, bebimos todos agua, y nos fumamos un cigarro a la sombra, que el calor era insoportable. Asà estábamos, cuando vimos bajar por el camino un coche, y era una de las leyendas del coto, con su hijo, que se bajaban pal pueblo. Y se pararon un poco con nosotros, y el viejuno nos enseñó la perdiz que se habÃa descolgado con su vieja paralela, jajajajaja, qué tÃo mas grande que ya no cumplirá los 80 años ni de coña, y estuvimos platicando un buen rato, y ya nos bajamos al bar a tomar unas cañas bien frÃas y lo que viniese después.
Vi mucho, mucho. Muchas perdices, si bien me pareció que salÃan demasiado bravas, como si llevasen varias semanas tiroteadas, no estaban nada confiadas ni mucho menos. Yo podrÃa haber disparado en unas 8 o 10 ocasiones más, pero pienso que no hubiese sido ni ético ni noble ni justo ni digno por mi parte después de lo que he conseguido. Sentà en esas perdices no tiradas que no estaban a la distancias correcta, adecuada, y considero que para matar sin sufrimiento, o si acaso, engancharlas bien y no con un par de plomos y herir, a lo sumo, prefiero dejarlas para otro dÃa. Además, se lo han ganado. Tienen el derecho de burlarnos y seguir con vida. Qué especiales y que bravos animales, que lo han conseguido y se han ganado la vida, nada más ni nada menos. Demasiadas facilidades me concedieron los otros 4 pájaros que acabaron en mi percha.
Un abrazo a todos y viva la caza y vivan nuestras perdices españolas.
