Comienzan a oírse los disparos en los campos cordobeses y los cazadores se ven mirando al cielo o «bicheando» los lugares por donde las aves tienen el paso para colocar sus puestos y abatirlas. Ayer se abrió la media veda que va a sacar a unos 17.000 cazadores al campo escopeta en mano para practicar este deporte la aire libre, que tiene más de 105.000 federados en Andalucía, según datos de la Federación Cordobesa de Caza. Aunque este año, y según estudios de Asaja Córdoba basados en los cultivos de la provincia, la caza se va a demorar, porque las lluvias de la primavera han ido retrasando las labores y los cultivos no están en la mejor disposición para la caza. «Va a haber un retraso en la caza, pero nosotros calculamos que no va a ser un desfase mayor a los 10 días», apuntó Francisco Javier Cano, presidente de la Federación Cordobesa de Caza, que estima que el retraso no va a condicionar demasiado la actividad cinegética en los 400 cotos que hay activos en la provincia de Córdoba.

«Este año la codorniz, la perdiz y demás especies de la media veda están más atrasadas porque los cultivos están retrasando su maduración, ya que ha dejado de llover muy tarde», añadió el presidente de los cazadores cordobeses. La media veda está dotada de un sistema de cupos para proteger las especies que está permitido cazar. De este modo, un cazador no podrá cazar más de diez piezas si en su zurrón lleva codornices y tórtolas. Por el contrario, si lo que se está cobrando son palomas el cupo se amplía a 25 animales. «La perdiz, por su parte, no tiene un cupo cerrado al ser ave autóctona y su cacería está controlada por el plan técnico de cada coto. Sólo la perdiz con reclamo tiene un cupo de 4 piezas», explicó Francisco Javier Cano, que añade que en noviembre se abre la veda para los zorzales y que el cupo para este ave, al igual que para la paloma, es también de 25 piezas.

En la mitad norte de la provincia, se caza principalmente mediante la modalidad de «puesto fijo» y aprovechando los movimientos diarios de las especies. Es habitual que en los periodos estivales las aves se distribuyan de forma poco homogénea en el medio concentrándose en lugares donde se les facilita alimento a través de siembras. Pero otras actuaciones como instalar cebaderos y bebederos, además de ser ilegales, alteran la normal distribución espacial de las especies, agrupándolas y haciéndolas casi inexistentes en otras muchas zonas. «Hay cierta deficiencia en controlar los cebaderos, porque no hay suficientes agentes para la gran cantidad que hay instalados. Es una práctica ilegal que quita la caza a otros cotos cercanos», explica el presidente de la Federación Cordobesa de Caza.

Por otro lado, en la mitad sur de la provincia, según Asaja Córdoba, las zonas de olivares y «en especial» la amplia campiña cerealista cordobesa, supone otro tipo de hábitat. Las grandes extensiones de girasol son las que sirven de alimento a las palomas y tórtolas, además de los amplios rastrojos de trigo recientemente cosechados. El estado vegetativo que aún tiene el girasol condicionará, según los informes de Asaja, la caza de las especies de la media veda. El girasol se ha sembrado muy tardío, de manera que a fecha de hoy, cuando deberían estar recolectándose los campos de girasol, éstos presentan un estado de gran verdor. Las palomas y tórtolas, que habitualmente se mueven entre las besanas de girasol en busca de alimento, este año lo harán durante un período más dilatado en el tiempo. Las previsiones para la codorniz, según Asaja Córdoba, son muy buenas dado que las lluvias primaverales les han favorecido.

El pasado día 15 agosto comenzó la caza de conejos con perros. Aunque esta modalidad tendrá muy limitada su actividad este año por el espesor que hay de vegetación.

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