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A los corzos les van los brotes verdes
Enviado por montero el 26-05-2010
Saben que la solución no pasa por ellos pero aún así los agricultores de la zona del valle de Ocón no se resisten a ver cómo los corzos destrozan día a día sus plantaciones. Las viñas del valle son las más dañadas, aunque también los perales y los olivos están sufriendo por el apetito de estos animales, que aprovechan la noche para salir de las zonas de bosque y saciarse a costa de los tallos verdes que empiezan a surgir. La superpoblación de estos animales es ya un problema evidente para el mundo de la agricultura.
Saben que la solución no pasa por ellos pero aún así los agricultores de la zona del valle de Ocón no se resisten a ver cómo los corzos destrozan día a día sus plantaciones. Las viñas del valle son las más dañadas, aunque también los perales y los olivos están sufriendo por el apetito de estos animales, que aprovechan la noche para salir de las zonas de bosque y saciarse a costa de los tallos verdes que empiezan a surgir. La superpoblación de estos animales es ya un problema evidente para el mundo de la agricultura.
Algunas fincas tienen pérdidas de hasta el 80%, especialmente las que están más cerca del monte, aunque tampoco se libran las que se sitúan próximas a la carretera ni las huertas junto a los municipios. Ni las botellas con repelente ni el sonido de los cañones sirven de nada, los corzos campan a sus anchas por los viñedos de la zona destrozando cuanto cogen a su paso. «Es muy triste que cada mañana veamos pisadas de corzos en nuestras tierras y los brotes comidos», explica Alberto, un agricultor de la zona.
«La Consejería de Agricultura dice que la responsabilidad es del coto pero a los cazadores no les dejan cazar tanto como sería necesario. Sabemos que ellos no tienen la culpa», reconocen los agricultores de la zona.
Los daños provocados por los corzos son continuos (Foto: M.F.)
Superpoblación
La superpoblación de corzos en los últimos años es evidente. «Antes veías un corzo de vez en cuando, ahora los ves cada dos por tres y cada mañana hay huellas y evidencias de sus destrozos», comentan.
«Hay un estudio que dice que en esta zona puede haber alrededor de doscientos corzos y los que pagamos somos siempre los mismos», se queja Alberto.
La solución, según estos agricultores, pasa por ampliar la caza, como ha sucedido en otros municipios y, si no, «que se los lleven a otro lugar donde no causen tanto daño».
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