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Arrui, el gran desconocido

Arrui, el gran desconocido

Enviado por Tuslances.com el 24-12-2013

Muchos recechistas nunca lo han cazado. Otros aficionados a la mayor ni siquiera lo conocen, a pesar de que su trofeo es espectacular y de que campea libre hace más de 40 años por las sierras levantinas. Disponemos, quizá, de la población de arruís más importante del mundo y, por ello, nos visitan cazadores internacionales y de otras regiones de España.
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Bello ejemplar de arruí en la sierra murciana, donde la especie se ha adaptado a la perfección

Por Antonio Molina [cazayocio@gmail.com ]

Muchos recechistas nunca lo han cazado. Otros aficionados a la mayor ni siquiera lo conocen, a pesar de que su trofeo es espectacular y de que campea libre hace más de 40 años por las sierras levantinas. Disponemos, quizá, de la población de arruís más importante del mundo y, por ello, nos visitan cazadores internacionales y de otras regiones de España, quienes, además de perseguir a un animal único, disfrutan de las múltiples opciones de ocio disponibles en Murcia.

Es madrugada todavía cuando nos desayunamos con un café manchado y calmamos el estómago gracias a unas tostadas chispeadas con aceite, oro virgen exprimido de centenarios olivos arraigados en algún secano próximo. Estamos en otoño y la alborada viene fresca, aunque atemperada por la suavidad del clima mediterráneo. Nos recoge un hombre de campo, sencillo y afable, dispuesto a compartir su sabiduría con nosotros y a conducirnos por los dominios del arruí, un antiguo pariente de cabros y ovejos salvajes acostumbrado a los rigores de estos lares.

Poco a poco las luces se imponen a las sombras, el búho cede el testigo al águila, también real; el ojo capta lo que anticipaba el olfato: montañas abruptas colonizadas por aromáticos tomillares y romerales, junto a despeinados espartos condenados a una infinita calma después de que se impusiera la cordelería de nylon, así como un sinfín de pinos carrascos que hace más de un siglo vinieron a paliar la desertización derivada de la sobreexplotación de los bosques. Eran tiempos en que la leña se precisaba para elaborar el carbón vegetal y los rebaños domésticos de ovino y caprino se nutrían de la vegetación residente para proveer de proteínas al paisanaje del valle del Guadalentín. La brillante idea se la debemos al ingeniero de montes cartagenero de finales del siglo XIX Ricardo Codorníu, un pionero en la conservación del medio forestal certeramente apodado el Apóstol del Árbol.

Grupo de arruís sesteando en su hábitat natural

El rececho

Los morrones exigen al aficionado, más acostumbrado al asfalto y al smartphone que a las empinadas trochas de guijo suelto. Con el esfuerzo se recuperan esencias de estirpe bien guardadas en el ADN de carnívoro recolector. Sufriendo tras la rubia cabra de las arenas retomamos el aliento de nuestros ancestros, nos hacemos raíz interactuando con el medio agreste, penetramos en la tierra y se revela la sencillez de la naturaleza en su grandeza; resumiendo, nos humanizamos al tiempo que nos desurbanizamos. Metamorfosis mágica que torna preocupaciones en sosiego, terapia para la felicidad del apasionado a la caza.

Oteando por el cantil vemos en la lejanía un manojo difuso de motas anaranjadas. Ahí tenemos careando un rebaño de muflones del Atlas. El celo hace que cualquier grupo pueda albergar un macho de categoría alfa. Puede que busquemos a una vieja machorra para controlar el contingente de bocas que alimenta la zona, caza de gestión más económica que exige el mismo esfuerzo y otorga la satisfacción añadida del trabajo bien hecho en pos de la conservación y del equilibrio de las poblaciones. Toca calibrar los vientos suplantando a la veleta en busca del sotavento, planificar la ruta de aproximación más discreta y confiar en San Huberto de Lieja, suerte lo llaman otros. Los prismáticos nos acercan la realidad y aceleran el pulso si nuestro montaraz objetivo está a tiro.

Antes hay que vencer el instinto protector de la manada. Unos se afanan en comer, mientras otros, con sus pupilas de presa, vigilan atentos barruntando el peligro oculto. Hablamos de animales libres, recelosos, que protegen a sus crías de las grandes rapaces, del zorro o de algún perro asilvestrado. Saben que el hombre es su depredador natural y que, aún distantes, somos peligrosos. Un movimiento a destiempo, un cambio en la dirección del aire, un balido de alarma y desaparecen entre los riscales en un santiamén. Nadie ha dicho que fuera fácil ni cómodo.

Tras la tentativa fallida echo un vistazo a los mullidos piornos, aquí rebautizados como «cojines de monja», y a las vetustas sabinas, claros ejemplos vegetales de los radicales baches de temperatura que se soportan en las montañas. Andando por las alturas se entiende todo mejor, se gana perspectiva. La topografía es accidentada con crestas flanqueadas por tajos que desafían el vértigo, barrancos y ramblas pliegan las laderas sirviendo como aliviaderos de las gotas frías, reservorio de humedades de las que se nutren las fuentes y la vida en su conjunto.

Un taco sobre el terreno recompensa los esfuerzos y provee energía para lo que resta. Chacina de la tierra, pan de carrasca y tiento al tinto jumillano. Respiro hondo la libertad. Pienso que soy un privilegiado por compartir este hábitat silvestre con un ungulado tan genuinamente primitivo.

En las sierras murcianas los arruís han encontrado unos terrenos apropiados en los que prosperar; en sus lugares de origen, las cordilleras del Magreb y del Sahel del norte africano, están en clara regresión por la presión de las poblaciones locales y la tremenda austeridad del medio desértico.

Dos chivos jóvenes amagando una pelea que de mayores les dará acceso a la reproducción.

Aquí han localizado su edén, pues a las montañas huérfanas de ganado de pastoreo les faltaba un fitófago que controlara el crecimiento vegetal, que abriera claros entre el matorral, que renovara los pastos, que mantuviera limpios de brotes los cortafuegos, que abonara con cagarrutas recónditos parajes y que, con sus despojo,s alimentara a la variopinta comunidad de carroñeros. De paso, que no es poco, aumenta la biodiversidad de estos ecosistemas forestales, indicador supremo de la salud medioambiental, alegra el ocio cinegético por su singularidad al ser un mamífero de escasa disponibilidad, es un recurso natural renovable que deja una renta anual en una serranía con pocas alternativas económicas y alegra la vista a otros amantes de la naturaleza que, mochila al hombro, visitan estos enclaves protegidos.

Salvando varios repechos se anda la cuerda para vigilar ambas vertientes, siempre alerta a cualquier lejano movimiento que nos advierta de la presencia de estos moriscos canela descendientes directos de los carneros de Berbería. Se detecta un grupo y se le somete a un examen concienzudo.

Lo primero es identificar a los machos más corpulentos y evaluar su cornamenta. Hay que asegurarse de que cada cuerno supera los sesenta centímetros y que el grosor se corresponde con un viejo macho de más de siete u ocho años. La simetría es un plus en belleza y puntuación. Los chaparejos o zahones peludos que hacen tan vistoso a este animal son indicativo adicional de madurez, a más edad más espectacular el faldón piloso. Otra opción es localizar una vieja hembra sin descendencia generosamente cornamentada. Una ventaja: ambos sexos tienen cuernos robustos labrados artísticamente con ondas de crecimiento, característica biológica de la especie que nada tiene que ver con su contrastada promiscuidad.

La aproximación a los grupos debe ser cautelosa, pues son animales muy recelosos

La entrada requiere de un largo rodeo, hay que ocultarse a la vista del grupo y trepar por un complicado canchal que nos haga aparecer por encima de ellos. Fácil de decir, pero ascender entre peñascos te arranca borbotones de sudor, sobre todo si eres de los que da lo mejor de sí mismo en la mesa y no en el gimnasio o si las canas te acompañan desde hace más tiempo del que recuerdas.

Por fin te asomas subrepticiamente e intentas componer el campo, saber dónde está cada ejemplar, crucificar al elegido. Tu cabeza dice que te calmes primero, respires hondo y no te precipites; el corazón, ansioso, te arrastra a la resolución urgente de la captura. Has hecho la faena lo mejor que has podido y toca rematarla con la suerte suprema.

Un trueno seco culmina el lance. Los arruís corren hacia la breña en fila india siguiendo a las matriarcas que, como en las familias sapiens, son las que mandan en casa. Deslizándonos sobre el argayo nos acercamos a comprobar que todo ha ido bien y que el desaparecido, al que hemos perdido de vista, ha caído a los pocos metros, como asegura el celador. ¡Ahí está! Sonrisas, abrazos, admiración, fotos. Misión cumplida.

La satisfacción no acaba

Pero el disfrute no ha terminado. Recreamos la experiencia y, a nuestro modo de ver, hemos sido una versión actual del bushman que ha leído el rastro hasta cobrar un órix en el desierto del Kalahari o el sioux que, invocando a Manitú, ha derribado al gran Tatanka, monumental bisonte de las llanuras del oeste americano. Hemos conseguido, sin necesidad de pasaporte ni traductores, vencer a un animal de gran porte y vigor en su hábitat natural, unos montes sin límites.

Superado el reto nos queda decidir cómo vamos a naturalizar el trofeo responsable de evocarnos en el futuro esta grata experiencia; para ello, contamos con el asesoramiento de los expertos locales que nos informan de las opciones de taxidermia y facilitan el acierto.

La Sierra de Espuña es el destino más significativo para la caza del arruí en España

Nos hemos acercado a Murcia, una provincia turística de gente cordial y hospitalaria que ofrece una baraja de alternativas para invertir nuestro tiempo libre. Tanto si hemos venido solos como acompañados, podemos disfrutar de una caza auténtica y exclusiva, de los pueblos o de la ciudad, de la variada gastronomía y de la calidad de los productos mediterráneos, de las típicas tapas huertanas, de la cultura regional, de las compras, del relax o de la jarana, en plan modesto o como un sibarita, en tu mano queda. Información no te faltará, pues hemos sido cocineros antes que frailes y por nuestras venas corre sangre cazadora que facilita la empatía con los cofrades del gremio. Ven, prueba y verás; el arruí te espera. CyS


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  • #1 Raimundo Montero

    NO AL EXTERMINIO DEL ARRUÍ ESPAÑOL No parece muy coherente que ayuntamientos como el de Jijona paguen a pastores para que sus cabras y ovejas domésticas ingieran los hierbajos del monte y; en cambio, pretenda Medio Ambiente, la Generalitat Valenciana, muchos ecologistas, etc. erradicar los arruís cuando realizan la misma labor y sin gasto para los contribuyentes. O sea, nos sirven de contra incendios y gratis, sustituyendo la labor que antes hacían las cabras domésticas (cada vez hay menos), las vacas, los burros, caballos. Veamos los motivos por los cuales no debe ser exterminado: Como que este animal no se hibrida con ninguna otra especie, está protegido como especie vulnerable por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). No se ha demostrado hasta hoy que sea transmisor de enfermedades. El arruí se alimenta de pastos y favorece las praderas y pastizales. Ya habitó aquí hace cien mil años, pero se extinguió y, de no ser por el Estrecho de Gibraltar, estaría aquí, igual que se encuentra ahora. No soporta la humedad, luego no se cree que se expanda hacia el norte: su hábitat natural se halla entre pinos y terrenos áridos. No compite ni expulsa a ninguna especie; al contrario, su adaptación a las dificultades le permite sobrevivir bien sin tener que rivalizar con la cabra montés o el ciervo mucho más agrestes y menos resistentes a estas zonas del semiárido alicantino, murciano, etc. Todos los factores anteriormente mencionados nos demuestran que la especie arruí no es usurpadora ni debe ser suprimida, ni declarada exótica invasora y, sin embargo, la han proclamado de esa manera y no lo es, pues tampoco perjudica la economía de donde habite. Al contrario, genera ingresos a los cotos, hoteles rurales, etc., y otros muchos beneficios a la flora y fauna; valga de ejemplo, sus restos alimentan a infinidad de especies protegidas como águilas, buitres, etc. Uno no quiere pensar mal, pero como siempre un tanto de corrupción humana (humana, demasiado humana, diría el gran filósofo Nietzsche) podría atañer también a este asunto: ¿a ver si anhelan suprimirlo de su vida en libertad en los montes para que sólo se puedan cazar en grandes cotos vallados, con hotel incluido y unos cuantos miles de euros por trofeo? Pues casualmente nadie en España se ha planteado erradicarlos de esos grandes vallados. No entiendo cómo los cazadores matan a arruís, gamos, cabras montesas, corzos, ciervos, etc., cuando estos animales se quedan de muestra, parados, vigilando a los cazadores y estos más que cazarlos, los fusilan cuando los cuadrúpedos se quedan fijamente mirándolos. Pero mientras no se prohíba la caza recreativa como ya ha ocurrido en Costa Rica, pienso que los cazadores debieran de movilizarse y que no sólo los puedan cazar los escopeteros más pudientes, en esos vedados para la clase alta, sino que no los exterminen de la Font Roja, Sierra Mariola, Carrasqueta, Sierra Espuña, Islas Canarias, etc. y que si han de cazarse que pueda ser, con control, en algunos montes; así al menos no sería masacrado de algunos parajes de España. Este tema está siendo muy manipulado y el objetivo es eliminarlo para los amantes de la naturaleza, los cazadores más modestos y que el negocio perdure solo en los vallados para monteros tipo Blesa, Juan Carlos I, y otros magnates. Nunca he entendido este afán de algunas autoridades y de ciertos grupos ecologistas por exterminar a las especies que no sean autóctonas. Cuidado con el amor al exterminio, pues los arruís son más nobles e igual de animales que los seres humanos y son menos foráneos que los marroquíes, ingleses, rusos, etc que residen en España. Por eso mismo, los arruís están más arraigados que muchos españoles, por algo ya pacían por España antes de nacer los menores de 45 años, en pleno periodo franquista. Además, debieran demostrar científicamente el deterioro que provocan a la fauna española, que, por cierto, es nulo. Pienso que existen las mismas razones para exterminar al arruí que las que esgrimía Hitler para el genocidio judío: ninguna. Por ello, les ruego a mis colegas los ecologistas y a las autoridades de medio ambiente que no debemos mantener el exterminio de ninguna especie solamente por ser foránea (además de que el arruí está bien adaptado a muchos montes españoles desde el 1970); sino dejadlos que convivan en paz, como el inofensivo arruí. En el semiárido alicantino, murciano, almeriense, etc., no hay ninguna otra especie de cabra salvaje que se adapte tan perfectamente como el arruí. En Texas (EEUU) la conservan, ¿por qué en España hemos de ser menos? Espero que seamos equitativos con esta especie animal y contribuyamos a una larga vida al arruí español que tantos beneficios nos aporta en algunas de nuestras sierras. ¡Seamos conservacionistas y no exterminadores! Raimundo Montero

    11/04/2014 09:25

  • #2 Raimundo Montero

    Estoy de acuerdo con lo que argumenta ADHIF. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha están exterminando los ciervos para que sólo queden en los vallados para cazadores adinerados. Parece que ha comenzado el exterminio no sólo del arruí de la Sierra Carrasqueta y muchas otras sino también de los ciervos y demás. Están dando permiso de caza todo el año, hasta por la noche, y en poco tiempo no quedará ni ciervo ni arruí vivo por nuestros montes. He visto fusiladas varias arruis hembras preñadas cerca de Jijona. En España hay muchos escopeteros de tiro fácil.

    25/06/2014 10:12

  • #3 Raimundo Montero

    POR LA INTRODUCCIÓN DE LA CABRA MONTÉS EN MURCIA Y OTRAS REGIONES DE ESPAÑA En el año 2010, Adhif (Asociación en Defensa de Herbívoros Contra Incendios Forestales. wwwadhif.blogspot.com/) y otras entidades nos reunimos con los responsables de Medio Ambiente para tratar sobre la introducción de la cabra montesa en nuestra provincia. Por desgracia, no se llevó a cabo pues la Administración (entonces presidida por el PP) autorizo a que lo hiciesen los particulares, pero no estuvo dispuesta a traer una aportación importante de animales, (teniendo exceso en Castellón y capturaderos legales para hacerlo) ni de proveer de los medios para proceder a su seguimiento. Por ese desastre, desde Adhif rogamos que la actual Generalitat presidida por PSOE, Compromís y Podemos apoyen esta idea y colaboren en esta noble tarea; ya que es una anormalidad que haya cabras montesas por Murcia, Valencia, Castellón, etc., y no intervengamos para que reaparezcan en nuestro territorio. También rogamos la cooperación de la Diputación de Alicante, de los ayuntamientos de Jijona, Alcoy, Ibi, Castalla, etc., sociedades de cazadores, la colla ecologista “La Carrasca”, Ecologistas en Acción, Izquierda Unida y otros colectivos para llevar a buen fin este proyecto. Desde Adhif, por suerte, hemos observado mayor sensibilidad ecológica en los representantes políticos valencianos actuales (valga de ejemplo, el equipo de gobierno del actual Ayuntamiento de Jijona) y, por esa razón, pensamos que es el momento adecuado de ponernos a trabajar todos en esta dirección propuesta. Adhif propone las siguientes medidas para que volvamos a disfrutar de la cabra montés española en nuestra provincia y en que se conserven los ciervos, arruís, gamos y muflones ya existentes: 1.- Tras el reparto de las suficientes cabras autóctonas en la Sierra de la Carrasqueta, Serrella, Aitana, Font Roja, Mariola, etc., se deben proteger de la caza y de los furtivos ante todo los primeros años para que haya un número suficiente de ejemplares que garantice la supervivencia de la especie. Para ello, las autoridades disponen de Seprona, guardas forestales, algunos cotos, voluntarios, Adhif y quienes desean ayudar a este objetivo. 2.- Que las nuevas autoridades no incurran en la gestión de caza tan nefasta de la anterior Generalitat Valenciana, presidida por el PP, que estaba llevando al progresivo deterioro de las especies y, en algunos montes, al exterminio; puesto que sin existir censos se autorizaba la caza sin ningún tipo de control ni restricciones: hembras en gestación, machos, crías, en esperas diurnas y nocturnas durante todo el año; incluyendo a estos rumiantes en las batidas al jabalí, y con todo tipo de armas y métodos de caza. Desatino planificado hace unos años y que consiste en deteriorar los trofeos de caza y en la liquidación de la riqueza cinegética que hay en libertad, con un único objetivo de beneficiar a los vallados de caza mayor. ¡Ya era hora de que algunos de los dueños de cotos se dieran cuenta y cacen mucho menos de lo que autorizaba la Conselleria de Medio Ambiente; ésta, por cierto, tan exterminadora! La gestión debe ser sostenible, selectiva y buscando mejorar las especies. 3.- Se autorizan y cazan herbívoros en esperas nocturnas, siendo ilegal según el art 12 de la Ley de Caza de 2004 y nadie se opone, salvo abatir animales sin compasión. Se premia a algunos cotos con permisos para cazar ciervos y muflones en esperas y batidas hasta 2017, o hasta la finalización del Plan de Caza, en base a la Orden 11/2014 que regula el arruí..., cuando el muflón no está incluido en esa Orden, ni está declarado exótico invasor. También se premian a los cotos de Font de la Figuera al incluirles la cabra montesa en las batidas al jabalí, sabiendo que es la única zona por la que podrían llegar las cabras monteses a la provincia de Alicante. Deseamos que las nueva Generalitat Valenciana anule estas ilegalidades; de lo contrario, ADHIF se está planteando seriamente, recurrir éstas y otras irregularidades. 4.- Que no se cebe con sal, paja y cereales a pie de cultivos a ciervos, muflones y arruís para ejecutarlos en esperas durante todo el año; incluyendo la época de gestación y cría, con la excusa de daños y de hibridación. No hay limitaciones en los permisos de matar animales, su número es siempre ampliable, se puede matar todo, en todo tiempo, edad, tamaño y lugar, ilegalidad compartida por algunos cotos, federación y Generalitat. Sin embargo, no existe un solo ciervo o un arruí híbrido en la provincia de Alicante. Y en la Sierra Espuña (Murcia) conviven sin problemas la cabra montesa y el arruí; aunque se observa que va desplazando la montesa al arruí. 5.- Se solicitan y autorizan a cazar las especies aludidas en todas las batidas al jabalí, incluyendo cotos que no tienen ningún gamo ni ciervo. Desde ADHIF apoyamos a los cazadores alcoyanos en su empeño de no exterminar los arruís de la Font Roja ni de la sierra de Mariola, pues no se hibridan ni hacen daño a las sierras y ayudan contra los incendios forestales, sobre todo si hubiese muchos más pastando. Los miembros de Adhif deseamos que el cambio político en la Generalitat sea verdadero e impongan orden en este caos relativo a los permisos de caza que en ocasiones dan más autorizaciones de caza que animales sobreviven como serias dificultades por las sierras. Desde ADHIF recordamos a todos los cazadores, a los nuevos políticos valencianos, ecologistas y ciudadanos de bien nuestro deber cívico de no exterminar a los herbívoros de los montes de nuestra querida España y de reintroducir en nuestra provincia una de las joyas de nuestra fauna ibérica, la cabra montés, que jamás tuvo que ser exterminada de la provincia de Alicante. Raimundo Montero es presidente de Adhif

    12/02/2016 11:41

  • #4 Raimundo Montero

    ARGUMENTOS CONTRA LA MATANZA DEL ARRUÍ ESPAÑOL Desde ADHIF (Asociación Defensora de Herbívoros contra Incendios Forestales) presentamos las siguientes consideraciones para contribuir a que finalice pronto el exterminio del arruí español (español pues nos ha limpiado algunos montes de hierba este siglo y parte del XX): 1.- El Tribunal Supremo español dictó Sentencia 637/2016 contra el arruí y lo declaro invasor y dañino e instó a su exterminio de España, al dar respuesta a Ecologistas en Acción y otros grupos parecidos que tantas ganas tienen de liquidarlo completamente y que nunca han atendido las razones que desde ADHIF se le presentaban de que estaban muy equivocados. 2.- El Tribunal Supremo se fundamentó en su veredicto en pruebas científicas contra el arruí, pero como se basaban en el prejuicio ecologista de ser amantes sólo de la botánica y con prejuicios infundados sobre los herbívoros; el tiempo ha demostrado que, los mismos científicos del CSIC que declararon dañino e invasor al arruí, han rectificado y actualmente piensan que no es dañino sino beneficioso para el ecosistema del sureste español y no desplaza para nada a la cabra montés. 3.- Lo que es difícil de entender es que si el doctor Jorge Cassinello (véase http://www.cienciaycaza.org/protagonista-del-mes/jorge-cassinello-roldan-/15) ha modificado su anterior criterio y solicitado como ADHIF y otros grupos que el Ministerio de Agricultura excluya al arruí del catálogo de especies invasoras y dañinas, ¿por qué no lo efectúa? ¿Por desidia? Es grave que no lo haga pues se lo solicita los mismos científicos por lo cuales fue incluido en su día como dañino. 4.- Tampoco entendemos desde ADHIF que si el Tribunal Supremo se basa en unos estudios contra una especie animal, si esos trabajos han sido refutados por su mismos autores, ¿por qué no anula lo tocante a una especie que ya la ciencia no la considera perjudicial? Es somo condenar a muerte a una persona y, si después de la sentencia aparecen pruebas de su inocencia, ¿sería justo que un tribunal permitiese que la ejecutasen? 5.- Para más pruebas en favor del arruí, la Comisión Europea (13-07-2016) ha ordenado a todos los países miembros (por supuesto, incluida España) que acaten su resolución y exterminen a las especies invasoras y preocupantes para la Unión Europea. Como era lógico y de suponer, el arruí no aparece en esa lista de especies a erradicar, ni que sean preocupantes. Al ser así, ¿ por qué el Ministerio de Agricultura no la excluye del catálogo español de especies preocupantes e invasoras, tal como lo ordena el mismo Presidente Jean-Claude Juncker, que es quien firma el Reglamento de obligado cumplimiento, el 13 de julio del 2016, en el Diario Oficial de la Unión Europea? Pese a todo lo demostrado hasta aquí, la Generalitat Valenciana está llamando a los titulares de los cotos de las tres provincias a fin de que maten a todo arruí que se halle en sus dominios. Si la Conselleria de Medio Ambiente de la Generalitat es tan seguidista de la política pepera sobre la naturaleza y hasta mantiene a los mismos altos cargos del PP en lo referente a caza, especies, etc., ¿a causa de qué en este aspecto no hay cambio político en absoluto y, en vez de tratar de mejorar el tema de la caza en su Comunidad, no se esfuerza nada para mejorarla y se lanza a la caza y aniquilación de un inocente animal con pruebas científicas en su favor y la resolución de la Unión Europea? Desde ADHIF (http://wwwadhif.blogspot.com.es/) rogamos a la Conselleria de Medio Ambiente que rectifique esa matanza injustificada. Igualmente solicitamos a toda la gente de bien que nos apoye contra este exterminio y pedimos a los cazadores que se nieguen a practicar esta masacre contra una especie animal tan bien aclimatada y beneficiosa contra los incendios forestales. Raimundo Montero es presidente de ADHIF.

    09/08/2016 11:29

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