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Sarna: Cómo afecta la mala gestión administrativa en algunas zonas

Sarna: Cómo afecta la mala gestión administrativa en algunas zonas

Enviado por Tuslances.com el 13-07-2013

La sarna está afectando a distintas poblaciones de rebecos, monteses, venados y corzos –sin descartar lobo y zorro–. La situación es crítica en la Cornisa Cantábrica y en el sur de nuestro país. La mala gestión de las administraciones está generando casos preocupantes.
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Coordinación: Redacción Caza y Safaris / CazaWonke

Fotografías: Michel Coya, Julio Coya, Mario Suarez, RoMo, A. Chinchilla, RRC y Redacción 

Cabra montés con lesiones claras de escabiosis o sarna sarcóptica en la región del cuello: falta de pelo causada por la acción del ácaro y el rascado –debido al picor–.

La sarna en la Cordillera Cantábrica

Miguel Coya /  HIPERVÍNCULO mailto:michelcoya@gmail.com michelcoya@gmail.com

La historia de la epizootia más agresiva que ha asolado y asola, la población de ungulados de la Cordillera Cantábrica comienza en el Pico Torres, entre Asturias y León, en 1993. El foco inicial está situado entre los concejos de Aller y Caso, pertenecientes al núcleo oriental de la población de rebecos del Cantábrico y se cree que pudo deberse al contacto con ganado doméstico, concretamente cabras, con deficiente saneamiento. La sarna sarcóptica entra en escena.

Los dos núcleos de población del rebeco del Cantábrico

Separados por el entorno del Puerto Pajares, haciendo de divisoria, las dos poblaciones están claramente diferenciadas. El núcleo occidental está formado por los terrenos de las reservas asturianas de Somiedo, Degaña, Teverga, Quirós, Cangas del Narcea, cotos regionales, los Ancares Leoneses y Lucenses, cotos privados en el norte de León, un pequeño reducto en Las Omañas y el orensano Invernadeiro. 

Hoy hay que sumarle las reintroducciones que, con éxito, se están llevando a cabo en lugares de reciente desaparición, como el caso de El Áramo.

El núcleo oriental lo conforman las reservas asturianas de Aller, Caso, Sobrescobio, Ponga y Piloña, cotos regionales, el Parque Nacional de Picos de Europa, cotos privados, las RRC de León, Riaño, Mampodre, de Palencia Fuentes Carrionas, de Cantabria, el Saja y el Parque Natural de los Collados del Asón. 

En la actualidad, el núcleo occidental, libre de sarna, tiene las mayores densidades poblacionales, con puntas en la RRC de Somiedo. Los datos disponibles en el año 2008 ya hablaban de unos diecinueve ejemplares por kilómetro cuadrado.

Primeros compases de la epidemia

Ante la gravedad de la epidemia y dado que iba a afectar a la población, en aquel momento, con mayor densidad de la cordillera, son barajadas varias posibilidades para atajarla. Entre las opciones, como es normal, estaba vacunar con productos similares al Ivomec. Está claro que ésta sería la forma más efectiva de tratar la enfermedad, pero la dificultad para hacerlo mediante rifles no era viable debido el escaso numero de ejemplares susceptibles de ser tratados. Se pensó entonces en recurrir a medicar de alguna forma las praderas alpinas habituales, pero el carácter salvaje del rebeco dejaba sin posibilidad de éxito esta medida.

¿Por qué? Porque no volvían a pastarlas desde el momento que se actuaba sobre ellas. Finalmente, la más controvertida de las planteadas era la construcción de una barrera física que aislase la zona afectada. Consistía en la instalación de un vallado metálico que, acompañando al Nalón, subiese pegado a la carretera hasta el Puerto de Tarna. A partir de allí y ya en la provincia de León, continuaría en dirección sur hasta completar cualquier posibilidad de escape de ejemplares infectados hacia zonas limpias. No sé si fue lentitud de la Administración o simplemente que el brote, cuando se detectó, ya estaba extendido fuera de esta área, el caso es que se utilizó el argumento –para descartar, posiblemente, la única medida realmente válida para cortar la epidemia– de un nuevo ejemplar infectado, un año más tarde, encontrado a muchos kilómetros de allí, en la RRC de Piloña.

A partir de este instante, junto a estudios que contemplan, irónicamente, la capacidad de resistencia a la enfermedad, el tiempo de contagio hasta la muerte o posibilidades de autoinmunizarse, se procede a sacrificar rebecos, literalmente a barrerlos de las RRC de Caso y Sobrescobio. Se pretende bajar la densidad lo suficiente para que la epidemia no se propague a zonas limítrofes, eliminando la mayor cantidad posible de rebecos contagiados o sanos en contacto con otros en ese estado.

Junto a Picos, la RRC de Riaño o la palentina de Fuentes Carrionas forman ya parte de esta triste lista de espacios asolados

Lejos de conseguir el objetivo, ésta continúa con virulencia en los años sucesivos, creando un espectáculo desolador en estos terrenos de montaña, auténticos paraísos del rebeco en el pasado. La densidad, que antes de la epizootia llegaba a un máximo de 18,6 rebecos/100 ha, disminuyó, tras ella, en 2001, a una media de 4,4/100 ha. Lo más grave es que su propagación no acaba ahí, continuando al resto del núcleo. La epidemia va barriendo toda la superficie, incluido el PN Picos de Europa.

En él, la incidencia de la enfermedad, en 2012, hablaba ya de tres de cada cuatro ejemplares contagiados, con una superficie afectada de mas del 62%. Junto a Picos, la RR C de Riaño o la palentina de Fuentes Carrionas –con el primer caso detectado en 2007– forman ya parte de esta triste lista de espacios asolados, habiendo previsión incluso de llegar, casi con total seguridad, a las zonas más alejadas del núcleo oriental. Estudios hechos en los Alpes y tan nombrados como referencia en la pandemia cantábrica, hablan de un primer pico de mortalidad muy virulento en los primeros años, volviendo con fuerza cada quince años, aproximadamente. Lo cierto es que donde comenzó la enfermedad la mejora a día de hoy es notable, con una población en claras vías de recuperación conviviendo con la sarna, que ya podemos definir como endémica.

La sarna en venados, corzos, zorros y lobos

Lejos de acabar en el rebeco, la epidemia se ha extendido a otras especies, convirtiéndose en un problema mayor, al menos para los vecinos de las zonas afectadas. 

Los venados, en concreto, están sufriendo el azote en Caso y Sobrescobio. Teniendo en cuenta su situación geográfica lindante con reservas como Mampodre, Riaño, Aller, Ponga o Piloña, cuando menos despierta cierto respeto y preocupación.

Personalmente, y lo digo para que no exista ninguna duda, he visto sobre el terreno muchos animales afectados, o muertos, en puntos extremos del territorio, tanto en Sobrescobio como en Caso.

Sorprende la poca trascendencia que está teniendo este hecho en la opinión pública, ajena al drama existente, más si tenemos en cuenta el problema sanitario que puede llegar a representar. Junto al contagio directo de quienes han manipulado algún animal infectado, se une el que este territorio sea la reserva hidráulica de la región, con el agravante de que muchos venados mueren en regueros o ríos de montaña, precisamente los que abastecen las presas de Tanes y Rioseco, el agua que beben las ciudades de Asturias.

Constantemente llegan al Ayuntamiento de Caso peticiones de los vecinos para que se retiren de sus prados, huertos o caminos, los animales muertos por sarna.

Desgraciadamente, no está claro quién debe hacerse responsable de ello. Aparecen venados en los pueblos, e incluso mueren en ellos –lo he visto–, en sus portales. Se encuentran corzos contagiados y muertos. Se sabe de la existencia de la enfermedad en lobos –es lógico, cazan animales enfermos–. Los zorros, carroñeros habituales, han sufrido una importante disminución de efectivos.

Podrá achacarse a moquillo o parvovirosis, pero lo cierto es que durante un tiempo se veían muchos infectados, sin casi pelo.

A día de hoy, tras las batidas, algunos recechos y muchas salidas al monte, les puedo decir que no hemos visto un solo zorro en toda la temporada ¿no les parece suficiente prueba del drama?

¿Y ahora qué...?

La caza es una riqueza, casi la única, en muchas comarcas de montaña de la Cornisa Cantábrica. Mientras las zonas rebequeras infectadas inicialmente parecen recuperarse, las más orientales son azotadas con virulencia. El venado, que llega a esta historia de rebote, se convierte en el nuevo protagonista de esta ‘novela negra’. Sin embargo, parece que el drama no existiese. Mientras la sociedad permanece ajena al problema, la Administración mira para otro lado, impasible, esperando que pase la tormenta. Si no trasciende, mejor que mejor... Cuesta creer que no se pueda hacer nada.

¿Y los ecologistas? ¿Dónde están ahora que los venados agonizan? Permanecen mudos. Se ve que esto no vende, que no les resulta rentable para sus intereses. Visto lo visto, sólo cabe esperar; tendremos que acostumbrarnos a vivir con ella. CyS

 

Sarna en los corzos asturianos

Rodrigo Moreno, director de Cinegética

Soy, desde hace mucho tiempo, aficionado a cazar en Asturias; de hecho, mi primer trofeo de caza mayor fue, en 1975, un rebeco. En todos estos años he visto cómo han evolucionado los corzos de ser ‘duendes del bosque’ a un animal muy fácilmente visible en los prados; esto es debido, principalmente, al desmedido aumento de venados, que han ocupado los bosques y empujado a los corzos a las zonas bajas y prados, donde, al tener mejor alimento, han aumentado exponencialmente.

La gestión de la caza en el Principado de Asturias es pésima. Primero, dejaron que se poblaran sus montes de venados, que empujaron a los rebecos a sitios con menos comida, suponiendo una tremenda competencia para éstos. Por otro lado, el aspecto positivo de estos venados es el aumento de los corzos por lo que he explicado anteriormente; pero, incapaces de ver el problema que se les venía encima, casi no dan permisos para la caza de hembras. 

Otro punto curioso de esta nefasta gestión es que en la Reserva del Sueve, debido a la superpoblación de gamos, se han abatido 1.000; pero, en lugar de venderlos para que sean los cazadores los que puedan disfrutar y dejar unos buenos ingresos en el Principado, ha sido la guardería la encargada de matarlos. Supongamos

que se hubieran vendido a 100 o 150 euros cada gamo, los ingresos hubieran sido de 100.000 a 150.000 euros –ingresos directos, más otros ingresos importantes indirectos, transportes, hoteles y otros servicios–, pero debe ser que es la única autonomía sobrada de dinero, ya que no sólo renuncia a estos ingresos, sino que, seguro, ha tenido que pagar a la guardería un extra por el trabajo de matar esos 1.000 gamos.

Este año estuve invitado a tirar faisanes en Arriondas y, como me gusta, me di una vuelta para ver y fotografiar corzos. Así pude comprobar que cada vez hay más y muy cerca de la poblaciones, pero pude ver una corza muy delgada y con el pelo que podía señalar una enfermedad: la sarna. Lo comenté con amigos y todos llegamos a la conclusión de que los corzos asturianos podían tener sarna.

Para más inri, comiendo en casa de otro amigo, nos comentó que en un prado, muy cerca de su casa, encontraron un corzo muerto por lo que podía ser sarna.

Los días 3, 4 y 5 de mayo disfruté de un permiso para cazar un corzo en el concejo de Piloña.

El jueves 2 de mayo, después de comer, salimos camino de Asturias mi padre y yo, con bastante mal tiempo, pero las previsiones para los días de caza eran estupendas, y lo comprobamos al llegar al hotel donde la tarde era espléndida, mas teniendo en cuenta que en la zona llevaban diez días de mal tiempo y lluvia.

El 3 de mayo amaneció con niebla, por la evaporación. Quedamos con los guardas a las 6:30 horas en Infiesto y cada uno, con nuestro guarda, nos pusimos en marcha. Yo cazaría en Sallón, relativamente cerca de donde me había estrenado en la caza mayor. A la altura de Espinaredo ya teníamos la niebla a nuestros pies. Dejamos el coche y tomamos ‘el de San Fernando’, que es el mejor para cazar.

Tras varias entradas a distintos corzos y asomadas no vimos ninguno tirable. Juanjo, el guarda que me acompañaba, tenía localizados varios corzos, pero no se quisieron dejar ver... Por lo que, tras cuatro horas de caminata recechando, regresamos al coche. Y de regreso a Infiesto, y como la caza es caprichosa, localizamos un corzo. Le hicimos un rececho y vimos que era tirable, estaba tumbado al pie de un roble, y aunque no es recomendable tirar a un animal tumbado, la distancia y lo bien que lo tenía me animó a hacerlo.

Tiro y no se levanta. Nos acercamos a verlo, y ¡sorpresa!, el corzo tiene claras muestras de sarna. Hablando con Juanjo me comentó que se está viendo bastante también en los venados.

En la fotografía se puede observar a una corza ‘asturiana’ con claros síntomas de padecer la enfermedad, en contacto con un macho que no tardará en sufrirla, si nadie lo remedia, por el contacto. A la izquierda, Juanjo con el corzo abatido con sarna.

De regreso al bar donde habíamos dejado los coches, y ya con el resto de cazadores y guardas, hablamos de la superpoblación que está dando como resultado la rápida expansión de enfermedades como la sarna.

Me gustaría que estas breves líneas sirvan para que alguien en la Administración tome medidas antes de que la mortandad sea un problema. CyS

 

Incidencia de la sarna en las poblaciones de cabra montés en Andalucía

Redacción Caza y Safaris / CazaWonke

La población de cabras monteses andaluzas se ha visto afectada paulatinamente, desde la década de los noventa, por esta epizootia, principalmente en el Parque Natural Sierra de las Nieves (Málaga), macizo de Sierra Nevada (Granada y Almería), Parque Natural de las Sierras de Cazorla y Segura (Jaén), extendiéndose más tarde a otras sierras limítrofes, como la Sierra de Gádor (Almería), Sierra de los Filabres (Almería) y Parque Natural de Sierra Mágina (Jaén).

Excesiva densidad de animales 

Inicialmente, el reservorio del ácaro y vehículo de transmisión ha sido el ganado doméstico, y más tarde las propias cabras monteses, convirtiéndose de esta manera en una enfermedad endémica de estas poblaciones de caprinos que, en el caso de Andalucía, ha encontrado un nicho para desarrollarse, principalmente debido a dos condicionantes:

• La densidad excesiva de animales en los núcleos anteriormente expuestos, bajando el nivel de sus defensas ante las epizootias de cualquier índole, donde los contagios se ven favorecidos por el carácter gregario de las cabras monteses.

• Las condiciones meteorológicas propicias para el desarrollo del ácaro en su máxima dimensión. 

En alguna de estas poblaciones, como ocurrió en Cazorla entre los años 1987 y 1992, la incidencia de la enfermedad fue catastrófica, con una desaparición del 95% de la población, a pesar de las medidas que se tomaron para intentar su erradicación.

En la Serranía de Ronda (Málaga) el brote comenzó en el año 1989, llegando a afectar a todas las poblaciones comprendidas en el Parque Natural Sierra de las Nieves.

En Sierra Nevada se detectaron los primeros casos en el año 1992.

Las zonas del cuerpo que se ven afectadas en las primeras fases son axilas, vientre, ingles y la parte más baja del pecho, alrededor de los ojos, para luego extenderse a todas partes.

Hoy día, la situación está más controlada y estabilizada en Cazorla. En Sierra Nevada se mantiene una prevalencia estimada de entorno a un 10% de individuos afectados y, por último, es mucho más preocupante en la Sierra de las Nieves, donde los efectivos han quedado reducidos al mínimo en la Reserva Andaluza de Caza de la Serranía de Ronda y cotos colindantes.

Área de emergencia cinegética

De esta manera, el pasado mes de enero, la Dirección General de Gestión del Medio Natural declaro, de nuevo (ya se había hecho anteriormente desde el año 2004), en los términos municipales afectados en las distintas provincias andaluzas el estado de Área de emergencia cinegética temporal, que permanecerá vigente como mínimo hasta finales del 2014.

Las medidas profilácticas para erradicar la sarna sarcóptica, a realizar por personal de la de la Consejería de Medio Ambiente, y de conformidad con el Programa Andaluz de Gestión de la Cabra Montés en Andalucía, PACAM, son las siguientes:

• Caza de ejemplares de cabra montés afectados por sarna.

• Caza selectiva de ejemplares de cabra montés para disminuir y equilibrar las poblaciones debido a que se trata de una enfermedad denso-dependiente.

• Captura en vivo de ejemplares afectados por sarna. 

• Marcaje y radio-muestreo de ejemplares con collares.

• Captura en vivo de ejemplares sanos con destino a cercados reservorios de la Estación de Referencia de la Cabra Montés, para garantizar la pervivencia de la especie.

• Toma de muestras de ejemplares capturados y posterior envío al Centro Andaluz de Análisis y Diagnóstico de la Fauna Silvestre, de acuerdo a los objetivos establecidos en el PACAM y en coordinación con el Programa de Vigilancia Epidemiológica de la Cabra Montés en Andalucía.

• Realización de censos de las poblaciones de cabra montés existentes en las distintas provincias de Andalucía, para evaluar la población existente en la actualidad y así poder estimar el porcentaje de animales infectados por la enfermedad y su evolución.

Dotación económica millonaria

Actualmente, las poblaciones de cabra montés en Andalucía muestran grandes desequilibrios poblacionales a pesar de la incidencia de la sarna. Así, por ejemplo, la población de Sierra Nevada se encuentra, a pesar de todo, en expansión, con densidades medias de 9 individuos/km2, y en algunas zonas se dispara hasta los 18 individuos/km2. La densidad óptima debería de estar entorno a los cuatro o cinco para no sobrepasar la carga ganadera que puede soportar el ecosistema.

A pesar de los esfuerzos de los efectivos de la Consejería de Medio Ambiente por establecer una gestión poblacional, y, paralelamente, erradicar el brote de sarna, es a todas luces insuficiente para gestionar una población tan ingente, que solamente en el macizo de Sierra Nevada está estimada en 16.000 individuos.

La dotación económica para gestionar la cabra montés en el Parque Nacional de Sierra Nevada asciende a casi 1.700.000 euros, estando implicados organismos competentes, como universidades y el CSIC, aparte de la Consejería de Medio Ambiente. 

La creación, en el año 1999, del Parque Nacional de Sierra Nevada hizo que se prohibiera la caza de la cabra montés en sus casi 90.000 ha, dejando la caza selectiva de gestión y control de la epidemia en manos de un reducido número de agentes forestales, y privando a los sociedades de cazadores y ayuntamientos implicados en el perímetro del Parque Nacional de aprovechar esos recursos cinegético-económicos, viéndose reducidos los cupos de capturas reflejados en su planes técnicos de caza. 

Esta sarna causa mucho picor, debido a la profundidad con que el ácaro cava galerías en la piel, provocando deterioro del estado general y decaimiento al no poder descansar o alimentarse correctamente. Foto pequeña: la hiperqueratosis (piel engrosada) y la hiperpigmentación (piel oscura) son evidentes en fases crónicas de la sarna.

Si bien los cazadores pueden actualmente disfrutar de las batidas de jabalí por control de daños que se efectúan dentro del Parque Nacional, no ocurre lo mismo, por desgracia, con la cabra montés.

El resto de las poblaciones de cabras afectadas por la sarna sarcóptica se encuadran en los límites de varios parques naturales, donde sí se ejerce la practica cinegética, pero, sin embargo, la gestión de la problemática de la enfermedad parece realmente complicada, y los medios con los que parece contar la Administración, insuficientes.

En este caso, también los cupos que obtienen los titulares de cotos no parecen ser adecuados en algunos casos para gestionar sus poblaciones y ayudar a erradicar legalmente la enfermedad.

Llamamiento... inútil

Desde estas líneas queremos hacer un llamamiento a la Agencia de Medio Ambiente y Agua y a las autoridades competentes, para que traten más a fondo todavía este tema y consigan los recursos y la financiación necesarias para seguir luchando contra una enfermedad que lleva diezmando las poblaciones de cabras andaluzas por un periodo ya de más de veinte años, y que parece no tener fin. Aunque uno de los primeros pasos serios a seguir debería ser la explotación cinegética de las poblaciones de cabras de Sierra Nevada, que generarían unos recursos muy necesarios y ayudarían a controlar la maldita enfermedad fruto de tan mala gestión. Llamamiento inútil... CyS

 


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