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Las crías durante la lactancia

Las crías durante la lactancia

Enviado por Tuslances.com el 28-02-2013

Mientras que el predador natural aprovecha estos momentos siguiendo su instinto natural, el cazador, por el contrario, está obligado a respetar al máximo estas fases de la vida; fundamentalmente por motivos de orden ético, y, además, por estrictas disposiciones legales.
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Durante el período en que las hembras amamantan a sus crías, los mamíferos están, en cierto modo, indefensos. La ética cinegética obliga a los cazadores al respeto total a unas y otras.

La lactancia es un período fundamental en la vida de los mamíferos; a través de esta fase tan delicada de su existencia, las crías se aseguran el crecimiento en ambientes naturales a menudo difíciles y heredan de la madre todos los conocimientos que les permitirán sobrevivir.

Se trata del período de la vida del animal en que está más indefenso; las hembras acaban apenas de parir, y su atención se ve casi completamente absorbida por las crías; éstas, por sí solas, no poseen las armas defensivas y el vigor físico para escapar a los numeroso peligros que se presentan en la naturaleza. La vida de la madre y de la cría está en una relación de estrecha dependencia, al menos en los primeros meses de vida. La hembra debe cuidar del crecimiento de sus crías en todo momento, vigilando atentamente sus primeros pasos y proporcionándole la leche, alimento indispensable para su supervivencia; en consecuencia, los pequeños siguen a la madre muy de cerca.

Mientras que el predador natural aprovecha estos momentos siguiendo su instinto natural, el cazador, por el contrario, está obligado a respetar al máximo estas fases de la vida; fundamentalmente por motivos de orden ético, y, además, por estrictas disposiciones legales.

La ética cinegética prohibe la caza de las hembras y crías durante el período de lactancia

En la mayoría de los casos la muerte de la hembra que amamanta equivale a una sentencia de muerte también para las crías, debido a la falta de protección y, sobe todo, a la carencia de la leche materna.

La duración de la lactancia

Cada especie de mamífero tiene su tiempo de lactancia; generalmente éste es directamente proporcional al tamaño del animal. La hembra de la liebre, por ejemplo, amamanta durante poco menos de un mes, mientras que las crías de corzo consumen leche materna al menos durante 4 ó 5 mese, con una frecuencia de una vez cada tres horas durante las primeras semanas y de tres o cuatro veces al día después de os primeros tres meses.

El cazador debe conocer estas fases, no para intentar aprovecharse de ellas, sino para saber qué animales debe respetar y cuándo no tiene que disparar.

Se sabe, por ejemplo, que más de la mitad de las hembras de liebre amamanta todavía durante los primeros diez días de octubre, con la temporada de caza abierta; ello debería impulsar a no disparar a este animal antes del 15 de octubre, dado que en este caso específico no es fácil reconocer la diferencie entre el macho y la hembra de la liebre.

El problema de los grandes ungulados es diferente, por cuanto el reconocimiento de los sexos es inmediato y absolutamente seguro; además el pequeño se encuentra casi siempre en contacto estrecho y constante con la madre, por lo que un disparo “accidental” a una hembra que amamanta nunca es justificable.

La selección natural

La vida salvaje no es fácil, y es justo que sobrevivan únicamente los animales más fueres, los que luego serán capaces de transmitir su patrimonio genético. Por esta razón, los cachorros que ganarán primero el pezón, con la preciosa leche materna, serán los que crecerán mas fuertes y resistentes.

 Hembra de jabalí amamantando a rayones

Con este mecanismo, que acaso pueda parecer cínico desde el punto de vista de la moral humana, se produce una regulación natural de los nacimientos; si, por ejemplo, el alimento materno sólo es suficiente para dos o tres crías, los cachorros que “sobran” serán los más débiles y los primeros en caer víctimas de los predadores.

De esta forma, cada especie genera un número de crías adecuado a las exigencias ambientales. El parto que no respete esta regla está destinado a traer al mundo a cachorros que difícilmente lograrán superar los rigores del invierno.

La ley

La legislación española, como sucede en la mayoría de naciones europeas, prohibe disparar a las hembras durante el período de lactancia, al menos por lo que se refiere a los ungulados.

En base a este hecho, al cazador no le está permitido equivocarse y debe tener los conocimientos precisos para distinguir las características de cada sexo.

Pero los cazadores expertos y sobre todo conscientes no necesitan este recordatorio; saben distinguir el típico estriado de las crías de jabalí, el moteado del pelaje de los cachorros de ciervo o la reducida altura de los cuernos de un rebeco joven; del mismo modo también son fácilmente identificables las actitudes de las hembras que los protegen.

 

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