Mi última montería fue en diciembre de 2019, en la Finca Los Borres. Jueves 30 de Diciembre nuevamente volvemos a montear, en este caso en el 2021, nuevamente en la Finca Los Borres.

Le tengo especial cariño a esta finca, porque podremos reencontrarnos con mi amigo Carlos, después de tanto tiempo.

Puesto Nº 1 de la Casa, en el año 2019 ya estuve en ese puesto y cacé un machete, a ver si este año podíamos repetir la jugada. Este puesto tiene una particularidad, es muy cerrado y hay que dejar que las reses cumplan a su sitio, es como una especie de embudo entre mallas. Esto si, hay que estar toda la montería al 100% de atención,  porque si se te cuela un cochino tienes 1,5 m para tirar ¡No hay más! Y tienes que tirarlo en su sitio, de lo contrario el tiro es sucio y como si fuera el típico tiro conejero.

Son las 10:50 de la mañana, llegamos a la casa y aparcamos los coches en la casa de la finca. El postor, que es mi amigo Carlos, se viene conmigo, para colocarme, dejándome a unos metros de la tablilla – No hace falta que te giga nada ¿no?, me comenta Carlos, Le sonrío y le digo ¡Todo controlado ya tengo preparada la bala del cochino que voy a cazar jaja!

Llegamos al puesto y me subo en la piedra donde está la tablilla, miro atentamente el puesto y es cierto que se ve más sucio de lo que recordaba del 2019 cuando cacé allí. No obstante el tiradero de 1,5m sigue limpio, es una parte de una vereda muy tomada por los jabalíes.

Como ves es un puesto muy sucio, pero tiene una particularidad, es un embudo de dos mallas que confluyen en la derecha del todo del puesto.

Nos avisan que a las  11:30, es la suelta de los perros. Será  a mi izquierda en un collado por encima de la casa de la finca, sitio muy querencioso de encames.  Nada más soltar, ladras y latidos de los perros, me ponen en alerta. Los perreros empiezan a chillar, el cochinooooo va para abajo. - Es decir, para nuestro cierre-. Me preparo, porque hace 2 años cace un cochinito justo en ese mismo momento, la historia parecía que se podía repetir. -No en este caso, no se escuchan tiros y las ladras de los perros cesan, sospecho que el cochino se ha escurrido hacia el puesto nº 3, pero no hay lance. Una de dos o se ha zorreado y se ha salido de la mancha, o el cochino le ha dado esquinazo a los perros, que es lo menos problable.

Media hora más tarde,  oigo un crack de una mata, muy sutil, en otro momento de mi vida, como cazador, casi no le habría dado importancia trascurridos unos minutos después del ruido, pero con mi oído de aguardista, estos ruidos pueden ser un cochino que se acerca zorreado, pero no oigo nada más. No obstante, con esa paciencia que cultivamos los que nos dedicamos a cazar de aguardo con arco, me mantengo muy atento y en tensión, sé que en cualquier momento, se puede presentar alguna res, probablemente ese cochino que levantaron en la suelta los perros, de su encame.  

Más o menos serían las 12:30 pm cuando escucho la rehala que se acerca hacia mi puesto, pero sin ladras, solo cascabeles y perreros vociferando. No obstante estoy muy alerta, cuando por el rabillo del ojo -¡Coño un cochino, no ha hecho nada de ruido!- Venia muy en montado, me preparo y espero en ese metro u medio escaso que tengo, venía a trote ligero (cochinero), pero sin hacer nada de ruido, las veredas las tienen limpias como autopistas. Sale al claro de la vereda, lo meto en el visor, busco el codillo, dejo la mente en blanco, concentrado en el lance, y..... ¡¡¡Pummm!!! Cae a plomo ¡Seco! La bala lo para de una manera descomunal.

Rápidamente los perros, al escuchar la detonación,  se echan encima, lo agarran aunque ya el jabalí estaba abatido.

Al llegar los perreros, me marcan el cochino ¡Un macheteee! Menos mal que el tiro es bueno, ya que es el típico cochino, que te la lía con las pequeñas navajas que tiene, comenta el perrero.

Comienzan de nuevo los batidores su andadura y a escasos 40 m oigo un venaooo ¡Es buenoooo! Me pongo a mil (porque no consigo abatir venados, pocos tengo, en tantos años monteando,(es curioso pero mi suerte es siempre de guarros) pero tras el instante de emoción oigo que los perros se alejan en las ladras monte abajo y oigo pum, pum, pum, hasta 7 detonaciones ¡Pues se fue a la solana y se salió indemne de la mancha! ¡Ese terminará siendo con un poco de suerte un gran venado!

Fueron pasando los minutos, las horas y llegadas las 15 horas,  aviso a Carlos que voy a marcar el guarro, ya que escucho a los perros que han llegado al punto de la suelta. Me llama y me dice espera 15 min más que acaba de escurrirse un guarro grande y puede ir a tu puesto. Me pongo de nuevo como las motos, tras un tiempo prudencial, marco el cochino y damos por finalizada la montería.

Fue un monterión, como siempre la Finca Los Borres cumple. Hubo 97 lances y se estimaba la efectividad de los monteros en un 40% aproximadamente. El resultado final, lo desconozco, porque nos tuvimos que marchar, ya que teníamos un largo viaje de vuelta a casa, aunque contento con el fantástico día de montería que eché junto a mi padre.

Tras la montería, venía otro momento, no menos importante, la comida, las charlas y anécdotas.

¡¡¡Hasta la próxima!!!.

Jorge B.