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Quiero aprovechar y mandar un saludo a los cántabros, que todos los años se cruzan España para disfrutar de estas jornadas de caza entre amigos.
El sorteo, como todo en estas monterías, estuvo perfectamente organizado. Las armadas fueron saliendo por orden, primero las armadas de cierre y entrando por último las traviesas.
Nuestro puesto estaba en un cierre. Estábamos en lo alto de un cerro, con unos almendros a nuestra espalda y un monte espeso por delante. Allí había un cortadero por donde deberían entrar los cochinos. A lado y lado, una faja cortafuegos y un carril, por donde también podían saltar los cochinos. Por delante igualmente veíamos parte de la montería. Era un puesto donde había que estar muy atento a cualquier mínimo ruido.
Batidas de jabalí en Almogía 2016
Enviado por Montero el 21-11-2016
Como las buenas costumbres no hay que perderlas, el pasado sábado 6 de noviembre tuvimos la ocasión de participar en una de las cuatro batidas de jabalí que el orgánico Juan José Jiménez organiza en Almogía (Málaga).
Como las buenas costumbres no hay que perderlas, el pasado sábado 6 de noviembre tuvimos la ocasión de participar en una de las cuatro batidas de jabalí que el orgánico Juan José Jiménez organiza en Almogía (Málaga). Como viene siendo habitual, jueves, viernes, sábado y domingo, completarían cuatro días consecutivos de auténtico sabor cinegético. Tras perderme la montería del año pasado por una lesión en la rodilla, este año volvía con mucha ilusión. Al igual que siempre, iba acompañado por mi padre, que fue la persona que me metiío el "veneno" de la caza en las venas.
Llegamos temprano al desayuno, en torno a las 8:30, en la Casa Rural "La Paloma", próxima a la población de Almogía. Allí cogimos fuerza con sendos bocadillos de salchichón de Málaga y zurrapa. Era el momento de saludar a amigos y compañeros a los que nos gustaría ver más a menudo, recordar anécdotas y compartir historias. Quiero aprovechar y mandar un saludo a los cántabros, que todos los años se cruzan España para disfrutar de estas jornadas de caza entre amigos.
Nada más soltar los perros se lió el tiroteo. ¡¡Pim, pam, pim!!. Un verraco y una piara que había encamada cerca de la suelta de los perros puso a prueba la puntería de algunos monteros. Los tiros se sucedieron durante toda la mañana. Estando muy repartidos entre todas las armadas.
Nosotros estuvimos toda la mañana en tensión. Nos entraron 8 zorros hasta los mismísimos pies. Zorreados, como se suele decir. Y parándose en el cortadero. Si hubiesen sido jabalíes...
A las 12 de la mañana empezó a llover, tocaba ponerse el chubasquero y aguantar el chaparrón. Ahora si que había que estar más atento si cabe. En cualquier momento se nos podía meter encima algún cochino. Pero fue otro zorro el que hizo acto de presencia.
Encomiable la labor de los rehaleros y sus perros, terreno duro de verdad y más si cabe con lluvia. Es justo destacar su labor porque ellos son los verdaderos artífices de que los cochinos se levanten de sus encames y salgan a tiro de los cazadores.
Al final, no tiramos, no entró ningún jabalí por donde estábamos. Pero estuvimos entretenidos escuchando los tiros y con la ilusión de que algún navajero se quisiera salir de la mancha por nuestro puesto.
Al terminar la montería, todavía con lluvia, nos volvimos a la casa rural donde daríamos buena cuenta de un riquísimo plato de callos y otras viandas. Madre mía qué buenas estaban las aceitunas. Los primeros jabalíes iban llegando ya. Una cochina espectacular, enorme. Otro cochino macho también enorme de cuerpo, viejo, con las amoladeras gastadas y varias heridas en su cuerpo fruto de más de una batalla con otro especimen similar.
Los resultados de los cuatro días:
- Jueves 3 de noviembre: 11 puestos - 12 jabalíes
- Viernes 4 de noviembre: 33 puestos - 23 jabalíes
- Sábado 5 de noviembre: 47 puestos - 43 jabalíes
- Domingo 6 de noviembre: 43 puestos - 8 jabalíes
Más de 80 cochinos entre los cuatro días, con algunas bocas muy buenas. Un magnífico resultado y un ambiente, como siempre, extraordinario.
Agradeciemiento especial a Juan José, por su buen hacer; a su familia, por estar pendiente de todos los detalles y que no nos faltara ni gloria a ninguno de los allí presentes; y a los rehaleros, sin cuya labor la montería no sería lo mismo.
Y a continuación, os dejo unas cuantas fotos que hablan por si solas:
Hasta la próxima!
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