Pajarito, vergüenza ninguna, y se rÃen, los ignorantes compañero, porque uno, sólo en el monte o en la sierra, en la soledad y sin ruidos en parajes muy aislados de la civilización, puede ver o sentir cualquier cosa.
Yo, hace ya años, lo menos 20, que mi hijo era un adolescente y ahora tiene 36, pues Ãbamos la familia todos los años a Cazorla, 2 veces, una a la berrea, en septiembre, y otra, más larga, por Semana Santa, 5 o 6 dÃas, cuando el desmogue.
A veces, subÃamos con el 4x4 que tenÃa entonces, un Montero, y lo dejaba por las Navas de San Pedro o más parriba, y ya, tirábamos por sendas y trochas hasta mediodÃa, comÃamos algo donde nos parecÃa y nos recreábamos buscando cuernos y cosas asà y otra vez pal coche antes de que se hiciese oscuro, por la familia.
Pos en una de esas, dimos a parar con nuestros huesos al paraje de Lagunas Negras, creo ahora, muy arriba del rÃo Borosa.
Y de un riachuelo, volaron 3 patos reales, 3 azulones, y vimos un mirlo por entre el agua, y yo, pa excitar a mi hijo, le dije haber visto una nutria, y tal, y que vamos a inspeccionar, a ver, orilleando el riachuelo pal lago.
Nos metimos por una senda muy estrecha y muy tupida, y pa la laguna, pabajo, mirando y eso, y casi llegando a un ancho que habÃa, que hacÃa el pequeño rÃo, vi unos despojos entre unos juncos muy altos, todo como muy tapado de la vista, al volver de los juncos, los despojos, que eran de una hembra de cabra hispánica.
Mirando y tal, y mi hijo, nos llevamos la cabeza, papá ? no merece la pena, ya tenemos, jajaja, pues mirando aquello, me fijé y vi unas huellas en un pequeño ancho, y eran como de un pastor alemán, grandes, mucho más grandes, como mi puño cerrado o algo más, no sé, y me mosqueé de verdad, muy grandes.
Yo vi en Cazorla un macho de lobo en el Ayuntamiento, en una exposición de lo de antes allÃ, y me cagué. Era enorme, más que un pastor alemán, mucho más, y lo que me llamó la atención fue el cuello, largo y enorme de ancho, y la boca y los colmillos, y las manos, las manos eran enormes, ya digo, me quedé sorprendido. Los lobos del maestro Félix, parecÃan pequeños, lo juro. Aquello, era una puta bestia, y me cagué pensando qué harÃa yo frente a un bicho asà con un cuchillo
Yo tengo un libro, tengo varios, de hace muchos años, pero uno que se titula el Gran libro de los alimañeros o de las alimañas, que te salen todas las fotos, no, mentira, todo dibujado muy bien a lápiz, todo dibujos, asÃ, dibujados, de las huellas y los excrementos de todas las alimañas de la penÃnsula ibérica, todos, desde las comadrejas y demás parientes, hasta el lince y el lobo.
Y ése libro, me lo compré cuando tenÃa 17 o 18 años, para saber de esas cosas, todo muy exquisito y llevado con lujo de detalles, que te explicaba cómo cazarlas, cómo poner lazos y cepos, para trampearlos, y como pistearlos y cribar tierra en los pasos querenciosos para distinguir las huellas, y si eran de ida o de vuelta, y también, los mejores cebos, desde despojos sanguinolentos, sardinas podridas y hasta poner un pollito de dÃas atado en una jaula trampa, para que estuviera piando toda la noche. Esto se escucha en la soledad de la sierra desde kilómetros.
Yo subÃa a poner cepos y lazos, con el cabrón de mi tÃo y el guarda de nuestro pueblo, del coto, y me metieron el veneno de estas cosas en la sangre y a saber las escabechinas que hacÃamos, ya te digo, buaaaa, lo que disfrutaba subiendo algunas veces yo sólo de noche, antes de amanecer Dios, antes que ellos, a repasar, y terminaba de matar lo que habÃa, montaba otra vez los lazos o los cepos y los esperaba, allÃ, con la faena hecha, ya te digo, eran otros tiempos, como disfrutaba yo cribando tierra, poniendo en la senda un tronco seco o cortaba unas matas y las colocaba pa estrechar la senda, y obligar, con mucho cuidado y no demasiado y de manera prudente, a pasar el bicho por lo estrecho en donde estaba el lazo preparado.
Y los cepos, pos dejando trocitos de cebo cada 5 o 6 metros, y restregaba un poco, solo un poco, con guantes y mis botas restregadas del dÃa anterior con matas de tomillo o romero, pa quel bicho no oliera otras cosas y recelara, asÃ, hasta el trozo jugoso y más grande prendido del cepo.
Miré siempre antes que Dios amaneciera, con mi linterna entre dos luces, y me llevaba la paralela pa terminar la faena, y quitar sufrimientos inútiles, ya una vez las cosas buen hechas y sin remisión.
Hoy, pagarÃa por volver a hacer aquéllas cosas, qué sentimientos, qué ardua faena aquella, qué sensaciones en llegando a la trampa, sin saber si habÃa o no, esa trampa montada con tanta ilusión e intentando engañar en su propio terreno a una bestia salvaje, mis conocimientos contra su capacidad de supervivencia, oooooh, qué sensaciones, que olores, qué nervios y qué ansiedad. Un pozo sin fondo, lo juro. Lo que pagarÃa por vivir ahora asÃ.
Y jamás puse castigo en donde sabÃamos y yo sobre todo, que habÃan gatos monteses, yo, que eran mi debilidad, igual que los búhos y las águilas perdiceras, por mi puta costumbre de cribar tierra y buscar los pasos de las alimañas, que se ven con la vista, que dejan senda, poca pero dejan al pisar, al pasar, ya sea de ida o de vuelta de sus salidas de caza, en las bajadas del paso a Levante y en la parte del otro lado de La UmbrÃa, que hay en lo alto, unas rocas de la sierra alta, que tienen grandes grietas y ahà crÃan, y en donde, a parte de haber gatos monteses puros, que están los animalicos puros porque no llegan los malditos gatos asilvestrados.
A éstos últimos, te puedo decir que dejé algunos cortijos cercanos, de imprudentes, más limpios que una patena, ya te digo.
Pos en éste sitio, brutal por su dureza, nos crÃan todos los años los búhos reales, mis fieles amigos, cuantas veces los he visto cazando, jooooder, muchas. Me han volado de carrascas, de grandes pinos y hasta del suelo. Qué alegrÃa, qué gusto veros, qué susto cuando te arrancan desde pocos metros, jajaja.
Pos a lo de antes.
Yo jurarÃa que aquello, aquellas huellas, eran de lobo.
Nunca he visto nada igual en mis andanzas, pero en mi mente, aquello no podÃa ser otra cosa. Claro, en Murcia, en mi Región, qué pijo voy a ver de lobos ?
En Cazorla, según leÃ, los lobos los exterminaron a principios de 1900, un poco más, y no quedó ni rastro.
Y ahora, qué ?
Cojones, en Sierra Morena, están a montones, el monte allÃ, atufa a lobo.
Qué tarda un lobo en hacer 200 kilómetros al trote, 2 noches ?
Pos eso.
Qué fue aquella huella ? Alguien que se llevó un pastor alemán por ahà ? Con grandes manos, marcando unas almohadillas muy largas y muy anchas ?, cuando nadie sube perros tan alto por allà ? Además de que está prohibido, por eso, jajaja jajaja.
Yo, a Cazorla, he ido lo menos, 40 o 50 veces, y por mi cabeza, que ya sé que no está muy cuerda pa estas cosas, pos me compré un mapa de esos grandes, que venden allà en las tiendas de Arroyo FrÃo, y me marcaba con rotuladores de diferentes colores las rutas y los animales que rondaban según las zonas, y la dificultad y el tiempo en recorrer las sendas y las pistas forestales, y superaba las cadenas y con perdón, me metÃa por donde más me gustaba.
Y me he encontrado despojos de jabalÃes, de cabras y de gamos, todos limpios y mondos, de los buitres, pero como aquella vez, nada.
La cabra aquella, estaba mordida, comida como en un sitio discreto, escondida, tapada, y luego, las 2 o 3 huellas, grandes, muy grandes las pisadas, en un paso estrecho de arena fina, un pequeño paso traidor que delató que algo pisó allà y dejó su marca. Que lo sé, copón.
Qué fue aquello al final ?
No lo sé, pero a veces, la realidad supera a la ficción o a lo que nosotros, en nuestra ignorancia, creemos que puede ser o no puede ser.
Ahà te lo dejo, Pajarito. Que lo disfrutéis, jajaja.
Jajaja jajaja, joder, qué cosas nos pasan a los que vamos de aventuras y de meternos por tos laos, jajaja.
Un abrazo.
