No, no, no, coño, porqué va a ser un mal año ?
Hemos tenido una buena primavera, con bastante agua, y en los meses cruciales, mayo y junio, no han habido lluvias fuertes ni piedra. Entonces, todo apunta bien en cuanto a lo que la naturaleza nos ha dado.
Otra cosa, son los lugares, los sitios de nuestra piel de toro, que habrán unos más querenciosos y más apropiados que otros, por la forma del terreno, los cultivos y el monte, para que se den más perdices.
Y asà las cosas, luego viene el trabajo y la dedicación de los cazadores, cada uno en sus tierras y en sus cotos.
Y yo, el otro dÃa, me lisié. Cargando las alpacas en un remolque que tenemos, en el segundo viaje de subirlas pal monte, ya me noté un pinchazo en el lumbar, me cago en to, pero bueno, otro de tantos y seguÃ. Y al dÃa siguiente, detrás de la rodilla izquierda, al andar, me dolÃa, joder, ya estamos, mira que hacÃa tiempo que me respetaban éstas cosas. Pos mu bien, mi mujer que se lo digo, y ya viene la monserga. Es que os vais a lisiar con esas tonterÃas, es que ya no tienes edad pa andar haciendo esos esfuerzos y patatÃn y patatán. Y claro, pues le contestas que alguien tiene que hacerlo y esos somos nosotros, y que nos repartimos la faena del coto entre todos. Y te dice que vayan los más jóvenes y le dices que sà pa que se calle, y luego vuelves a las andadas. Pos no he arrastrao yo mierdas de éstas parecidas toda la semana después de cazar perdices a media ladera en lo duro, en la umbrÃa nuestra, con un desnivel y unos cortaos que dices para tus adentros, joder, que hijo puta eres, mira dónde te has metido descerebrado, total, pa na, que te han tomado el pelo y se han reÃdo de tà como de un gilipollas, que te han salido por detrás, tapadas, y por delante, largas, y por las cumbres y los bajos cuando vas a media ladera, tonto del ojete, pues eso.
Pero hacemos esto porque nos gusta, y lo sentimos asà en nuestra alma, y ya está. Palos a gusto no duelen, jajaja, pues eso, manda huevos como somos.
Y este fin de semana, ya casi recuperado, me he enganchado otra vez, pero a rellenar los bidones de agua, o sea, arrancas el motor del remolque dónde llevamos 2 cubas grandes de agua, y te subes con la manguera y tal al bidón del bebedero y lo llenas y ya está. Con un cepillo quitamos la mierda del bebedero de cemento, limpiamos el filtro ese del gotero, lo dejamos como una patena, y a otro bidón, asÃ, hasta la hora de juntarnos todos para almorzar, en la casica que tenemos para ése menester, allá sobre las 11 de la mañana, más o menos, a degustar unos derivados del cerdo que nos lleva un compañero carnicero que nunca falla, y pa pasar la penitencia ésta, unos vasicos de pura sangre de Rioja o de Jumilla, total, qué más da, vino español es.
Subir, subimos antes de amanecer Dios, que nos vemos en el bar del JoseÃco sobre las 6 o asÃ, café solo y un par de piedras, ya te digo, y parriba a la faena cagando estopa. AsÃ, todo el año, todos los fines de semana menos en lo que dura la general. Ya te digo, y yo no presumo porque voy poco. Son otros los compañeros que no fallan, cabrones camperos y autóctonos del pueblo, fieles a sus tradiciones y a lo que han mamado de sus padres y abuelos, y con los que hay que colaborar porque son la esencia del coto del pueblo, son los que lo hacen grande y son los que nos dan a cazar eso que algunos llaman pájaros, perdices, asà como si fuera algo normal, pero que no es tan normal y que cuesta un esfuerzo grande, y que yo llamo a eso PRIVILEGIO, porque esos pájaros salvajes libres, sobre tierras libres en donde pueden moverse a su libre albedrÃo, aunque yo conozca sus querencias y dónde buscarles la traición. Pues ésos pájaros, también cuentan con nuestro esfuerzo y nuestros cuidados, y con nuestra mano para saber hasta donde podemos llevar su sacrificio, como sà que me pasa a mÃ, que me remorderÃa la conciencia si no parará a tiempo, si no reconociera hasta dónde debo llegar en la muerte, y que cada dÃa me pasa más.
Yo entiendo a muchos compañeros que no tienen coto fijo donde ir, que no están en sus pueblos donde nacieron, porque desgraciadamente, por motivos de trabajo o lo que sea, viven lejos y aunque añoran su terruño, la distancia les corta la ilusión. Pues lo siento, de verdad. Si no está uno pisando lo suyo, desde lejos no se puede hacer estas cosas, lo sé.
Y bueno, pues eso. Yo os dirÃa, con toda la humildad, que no perdáis el contacto, y lo digo sin frivolidades, ya sé que no se puede, pero cuando podáis, escaparos, pisar esas calles estrechas y mirar esas casas viejas y recordar cuando erais crÃos y tenÃais toda la libertad del mundo y hacÃais todas las cabronadas que se os pasaban por la cabeza. Es una puta pasada. A mà me pasa cada dÃa más, y no es que viva lejos, que estoy cerca, pero entre semana, dijéramos que estoy en otro sitio, y que voy al pueblo de viernes a lunes, más o menos, o sea, que no pierdo el contacto, y aún asÃ, cada dÃa siento más la necesidad de ver y tocar a mi gente, oÃrlos como me dan los buenos dÃas y me preguntan por mis hijos, y yo a ellos, igual o más. Pues eso. Y me acuerdo, y esto es bueno, de mi padre, que estando ya jodido, me dijo que no lo sacará de su casa, que se querÃa morir ahÃ, en su casa de toda la vida en el pueblo, y que llamara al cura en cuanto lo viera más payá que pacá, vaya hombre, que por nada en un hospital. Y asà fue, vaya que sÃ. Lo cuidamos en su casa hasta que se fue. Y un par de dÃas antes, en un momento de lucidez, si se puede decir asÃ, con el cura delante, pues me dijo que cuidase de mi madre por lo que más quisiera, que no la metiera en ningún sitio, vaya por Dios el tonto. Y con mi madre, cuando estuvo ya mal, que me quedaba a dormir con ella en su casa, la mÃa de verdad y de siempre, lo hacÃa al lado de ella, en la cama donde se murió mi padre, vaya que sÃ. Y mi mujer me decÃa si no me daba eso dormir en esa cama, vaya tela. Y pues no, que si se me apareciera mi padre, pues de puta madre, que mira por donde serÃa pa algo bueno. Y todavÃa os podrÃa decir y os lo juro, que soñé una noche que me hablaba durmiendo yo en su cama junto a mi madre, en la cama de al lado, y se daba una panzá a reÃr mirándome, vaya tela, y pensé que eso habÃa sido algo como muy bueno, algo como que estaba ahora feliz, vaya. La ostia puta, asà siente uno las cosas en el pueblo.
Ya raspando los 60 años, joder, cada dÃa me tira el pueblo más, y lo disfruto mucho. Me pego un par de veces al año una vuelta por el cementerio y me recreo en ver las fotos de los muertos, y me acuerdo de viejunos de cuando era un crÃo, y de otros menos viejunos, y también de otros de mi quinta que ya no están en el lado de los vivos. Y reconozco que me hace bien. Limpio el panteón de mi familia y le pongo a mi abuela una rama de tomillo o de romero, no sé por qué tengo esa manÃa, pero lo hago sólo con ella.
Pues eso, somos de pueblo y no tenemos remedio. Somos unos cafres de cojones.
Con un amigo que ya no está, no se me ocurrió semejante tonterÃa que ir con mi compadre con una petaca, sacar 3 chupitos, llenar los 3 y dejar el del amigo al lado de su foto y bebernos nosotros los nuestros a su salud, y la petaca entera, allà como dos retrasados hablándole a la foto del colega. Al dÃa siguiente, nos daba vergüenza y fuimos a quitar el chupito que dejamos allà y nos pilló el enterraor, que es cazador, y se partió la polla con la tonterÃa que habÃamos hecho, pero al poco ya se puso serio y estuvimos allà un rato platicando y recordando al cabrón de nuestro amigo cazador las cosas que habÃamos pasado con él, ya te digo.
En fin, ésto sólo pasa en el pueblo. AquÃ, todo cambia y es diferente. Yo no sé el futuro que depara al mundo rural y a sus pueblos, no me gusta lo que veo, pero si puedo decir que aquÃ, los sentimientos son puros, son otra historia.
Las que llevamos hechas que no se pueden contar señores.
Un abrazo y buenas noches.
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