El sargo común (Diplodus sargus) pertenece a la familia de los espáridos. Su nombre proviene del griego diplos y odous, que significa doble diente, haciendo alusión a los 2 tipos de diente que posee: Incisivos y molares.

El sargo tiene el cuerpo comprimido lateralmente. Su color es gris con reflejos plateados. Los ejemplares jóvenes poseen bandas oscuras en los costados que se van difuminando con la edad hasta llegar a desaparecer en los grandes ejemplares, la última de estas franjas está situada en la base de la cola, es más ancha que el resto y es la única que no desaparece con la edad.
Su talla máxima es de 45 cm y su peso máximo 2 kg.

Es una especie amante de los fondos rocosos, que es donde generalmente encuentra su alimento, aunque no es raro encontrarlo en la arena alimentandose de gusanos y almejas que dejan al descubierto las corrientes. Siente una gran predilección por los erizos y algunos tipos de alga, siendo frecuente ver sus restos en el buche. Para pescarlos se puede usar cualquier cebo, desde pechuga de pollo hasta la más fina gusana, pasando por calamar, sardina, langostino, cangrejo, navajas, tita, mejillón... y por supuesto cualquier tipo de gusano.
El mejor momento para tentar a los sargos es al atardecer, por la noche y el amanecer, situandose en zonas más profundas y en cuevas para pasar el día, a excepción de los días de mala mar, en los en cualquier momento puede darse un buen ejemplar.