La paciencia es condición habitualmente vinculada a la pesca deportiva, pero si de salmón se trata hay que empezar a demostrarla mucho antes de llegar al río, por las circunstancias de un sorteo que algún aficionado califica como «espectáculo tercermundista» y «paradigma de falta de respeto por el administrado».

Ayer, en Oviedo, volvió a quedar patente, en colas por las que pasaron 179 pescadores potenciales, que el sistema de sorteo en 2016 es muy parecido al que se utilizaba hace medio siglo con funcionarios del antiguo ICONA y sin que la institución responsable, en este caso la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales, haya mostrado interés alguno en incorporar las nuevas tecnologías a la adjudicación de los cotos.

Prueba de que las cosas se pueden hacer mejor es que los mayores problemas se producen con ocasión del sorteo de los cotos sobrantes de las dos primeras vueltas, que se adjudican de forma más sencilla, aunque tampoco informatizada.

Los interesados en obtener coto para tentar al salmón un año, en este caso 2016, deben presentar su solicitud el año anterior, entre el 17 de agosto y el 15 de septiembre en el caso de 2015, según informan afectados a EL COMERCIO.

El Principado contesta a esas peticiones en torno a octubre, con la asignación de un número de orden para elegir fecha y coto.

En la misma respuesta se comunicó a los peticionarios el día y la hora a la que podrían elegir conforme a ese orden, pero, en ese caso, al menos es posible escoger por teléfono.

De mal en peor

Con las tecnologías actuales, explicaron a este periódico las mismas fuentes, ese sistema puede ser claramente mejorado, pero lo que demuestra la práctica es que puede ser todavía muy empeorado. La muestra está en el sorteo de los cotos sobrantes, que fue lo que tuvo lugar ayer en el edificio de Servicios Múltiples del Principado, en acto organizado por la citada Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales.

Para participar en esa adjudicación, los interesados tuvieron que personarse en el lugar de autos a las nueve de la mañana y esperar a la intemperie a la apertura de las puertas del edificio. Luego les tocó rellenar la solicitud, hacer cola para entregarla y recibir a cambio un número que, mediante sorteo, acabaría por determinar el orden de elección. Los primeros pudieron completar la gestión 'in situ', y los demás tendrán que recurrir de nuevo al teléfono, a partir de hoy, para escoger entre los cotos que ayer quedaron sin adjudicar.

Aunque el sistema descrito no es nuevo, la ausencia de sorpresa no evitó que se repitieran las quejas habituales de los aficionados, muchos de los cuales consideran que en el siglo XXI hay fórmulas más cómodas y eficaces, sin necesidad de recortar un ápice las garantías de limpieza en todo el proceso, para que los pescadores puedan reservar para el momento de llegar al río toda la paciencia que sean capaces de acopiar.

FUENTE: ELCOMERCIO.ES