Durante años estaba prohibido llevarse cangrejos. Multaban por ello. De repente, la norma cambió y ahora está prohibido devolverlos. Hay que sacarlos del río y matarlos. El vaivén legal pilló a muchos aficionados con el pie cambiado y aún hoy, mediada la segunda temporada en vigor, sigue topándose con el desconocimiento y la reticencia de muchos pero empieza a dar sus frutos.

La población de cangrejo rojo y señal, ambas especies exóticas declaradas como invasoras, ha experimentado un descenso en varios ríos de la provincia que los agentes medioambientales de la Junta de Castilla yLeón han empezado a constatar. La administración traslada estas impresiones «con la mayor de las cautelas» porque podría deberse a observaciones puntuales y porque no dispone de informes o datos concretos, pero se trata de la primera vez en muchos años que estas especies han comenzado a sufrir ante la presión recolectora.

La administración menciona concretamente los ríos Ausín, Pisuerga y Riaza, zonas tradicionalmente cangrejeras. Y advierte de que para sacar conclusiones definitivas habrá que esperar varios años, puesto que sus agentes medioambientales, celadores y vigilantes de pesca han constatado que a principios de esta temporada  (en junio) había muchos más ejemplares que en la actualidad.

Incluso, apuntan desde la Junta, es probable que en alguno de los tramos donde había poca población de señal y rojo hayan desaparecido momentáneamente, «aunque es muy difícil que se acabe con la especie».

Así lo corrobora Esaú Escolar, presidente de la Asociación Profesional de Agentes Medioambientales de Castilla yLeón (Apamcyl), quien constata también el descenso observado: «Hay menos cangrejos que al inicio de la temporada y nosotros estamos haciendo miles de fichas con las que la Consejería suponemos que realizará una estimación cuando acabe la campaña, pero se volverán a reproducir y no vamos a poder exterminarlos».

Se lograría, en cualquier caso, una buena parte del objetivo que se persiguió al suprimirse los límites tanto de capturas como de tamaño de las especies invasoras. Si su número desciende en una medida suficiente, indirectamente se habrá protegido al cangrejo autóctono (prácticamente erradicado)  y también a peces como el barbo, el cacho o la bermejuela, cuyas huevas eran víctimas de la voracidad de las especies exóticas.

En el territorio burgalés el periodo de captura estará vigente hasta el 15 de octubre en varios tramos de los ríos Ebro, Nela, Trueba, Oroncillo, Jerea, Oca y Zadorra (Confederación del Ebro), así como en el Duero, Arandilla, Aranzuelo, Gromejón, Esgueva, Bañuelos, Arlanza, Arlanzón, Ausín, Hormazuela, Odra, Pisuerga, Urbel y Ubierna (en la cuenca del Duero).

LA NORMA MÁS CONTROVERTIDA

Puede pescarse desde una hora antes de la salida del sol hasta una hora después de la puesta y el punto más controvertido de la norma que entró en vigor en 2014 es aquel que impide la tenencia, transporte y comercio en vivo.

Según recoge la página web de la Junta dedicada específicamente a la pesca del cangrejo, «con el fin de proteger al de río autóctono (el cual no es pescable) se prohíbe la introducción de cualquier especie exótica. El cangrejo rojo y cangrejo señal puede sobrevivir largos periodos fuera del agua siempre y cuando se mantenga húmedo, pudiendo transportarlos de un punto a otro sin grandes medios. Para evitar introducciones malintencionadas o por despiste y fugas de los ejemplares, es obligatorio su sacrificio antes de abandonar el punto de pesca».

La pesca del cangrejo tiene en la provincia de Burgos un alto componente cultural y social vinculado, sobre todo en los meses de verano, a las reuniones y celebraciones familiares o entre amigos. Por eso se concentra especialmente en aquellas fechas en que los veraneantes regresan a los pueblos y desciende de forma radical en cuando se pasan estas semanas. Será entonces cuando se pueda hacer una evaluación real sobre la resistencia del señal y el rojo ante su captura masiva.

FUENTE: