Los pescadores sorianos están preocupados. El siluro, un depredador que puede alcanzar los dos metros de longitud y los 100 kilos de peso, empieza a extenderse por el Duero con el daño que ello puede suponer para otras especies como la trucha. La Delegación Soriana de Pesca así como los clubes de la provincia piden a las administraciones competentes que tome las medidas oportunas para intentar «erradicar» un ejemplar que ya se extiende por el embalse de Los Rábanos. «El momento de tomar medidas es ahora porque es un pez que se reproduce muy rápido» señala Jesús Aldea, de la S.D. de Pescadores San Saturio.

El pasado lunes Mario de Diego, que forma parte del C.D. El Campano Soriano, capturó media docena de estos ejemplares en apenas dos horas en el embalse de Los Rábanos. No era loa primera vez que lo hacía, y de mayor tamaño, por debajo de este escenario hasta Almazán. «La Federación de Pesca, los clubes de pescadores y pescadores en general estamos muy preocupados por este gran depredador que, junto con las luciopercas ya existentes, tememos por la desaparición de su fauna piscícola, pues este monstruo come cangrejos, anfibios, reptiles, ratas, patos... además de su plato favorito que son los peces: truchas, que se habían recuperado muy bien en el Duero, habiendo una población, actualmente, que poco tiene que envidiar a los ríos trucheros de Castilla y León» señala Jesús Aldea quien añade que el siluro podría acabar en el plazo de 20 años con toda la fauna piscícola de Duero si no se toman las medidas oportunas.

Por este motivo, el colectivo de pescadores solicita a las administraciones que haga todo lo posible «para erradicar este monstruo de nuestros ríos». «Tanto la Federación de Pesca como todos los clubes de Soria y provincia estamos dispuestos a reducir e intentar exterminar del Duero esta especie tan dañina, haciendo intensivas jornadas de pesca para acabar con él» indica Jesús Aldea. En este sentido, la Delegación Soriana de Pesca y los clubes esperan reunirse con los responsables con el fin de ver qué medidas se pueden adoptar para evitar que el siluro siga extendiéndose por el Duero.

Desde su introducción en el embalse de Mequinenza en 1974, el siluro se ha extendido por otros puntos de la cuenca del Ebro, a lo largo del río Ebro y de sus afluentes, especialmente el río Segre. También ha sido objeto de introducciones ilegales llevadas a cabo por particulares en otros ríos, embalses y lagos de España. La introducción del siluro ha provocado la total desaparición del Barbo que era una especie abundante hasta aproximadamente el año 2005, en el cauce medio del Ebro, produciendo un cambio en la ecología del río en forma de un gran desarrollo en la cantidad de vegetación acuática, sargazos y algas.

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